DIFERENCIAS DE LÍNEA, DE ESTILO Y DE RUMBO

No queremos ignorar por el contenido y fin de esta misiva la más honda y determinante de las contradicciones entre el MOIR y el Partido Comunista, la que siempre ha enfrentado a estas dos agrupaciones cual corrientes políticas claramente definidas y diametralmente opuestas, cuya solución final no podrá dirimirse sino como efecto de un prolongado combate en los campos ideológico, político y organizativo: la controversia en torno a la lucha que a nivel internacional libra el movimiento comunista con la orientación y el apoyo del Partido Comunista de China y su máximo dirigente, el camarada Mao Tsetung, contra el revisionismo contemporáneo acaudillado por el Partido Comunista de la Unión Soviética. Desde cuando las fuerzas marxistas-leninistas en el mundo empezaron, a finales de la década del cincuenta y comienzos del sesenta, a formular las críticas por las graves desviaciones de principio de la tendencia revisionista kruschevista al mando del Partido Comunista de la Unión Soviética, el Partido Comunista de Colombia abrazó con singular fervor la causa del revisionismo moderno. Han transcurrido quince años de esta lucha pletórica de acontecimientos y lecciones. Nikita Kruschev fue depuesto de su alto cargo debido a sus enormes fracasos, pero sus sucesores continuaron por el atajo revisionista hasta renegar por completo del legado ideológico del padre y fundador del primer país socialista, y hasta convertir a la patria de Vladimir Ilich Lenin en un Estado socialimperialista, que en la actualidad exprime y oprime a su propio pueblo, a los pueblos de las naciones que se muevan en su órbita, y pugna y se colude con el imperialismo norteamericano por el control y reparto del mundo. Los cambios producidos en la Unión Soviética influyen preponderadamente en la nueva situación mundial, en el movimiento obrero internacional y en los movimientos revolucionarios de cada país en particular. Una enconada batalla tiene lugar entre la línea marxista-leninista y la línea revisionista. De su desenlace depende el destino del mundo en los próximos decenios. El marxismo-leninismo ha salido victorioso siempre que para el encauzamiento de la revolución a nivel internacional se trabó en fiera contienda contra las tendencias oportunistas de derecha, o las corrientes burguesas que pretendieron ponerlo a su servicio, revisándolo. Así fue en la época de Marx, así fue en la época de Lenin y así será en la época de Mao Tsetung.

La primera incidencia para Colombia de esa lucha consistió en que las incipientes fuerzas marxistas-leninistas se han visto abocadas a la necesidad de crear un partido revolucionario que una con soldadura autógena al movimiento obrero y al socialismo científico. Las experiencias, los avances y en especial los principios que ha sacado a flote el movimiento comunista internacional en su portentoso y persistente combate contra el revisionismo contemporáneo han sido la más apreciada ayuda para los marxistas-leninistas colombianos. Conforme a las condiciones específicas de nuestro país y de acuerdo con el desarrollo fluctuante de la lucha de clases, el MOIR ha ido paciente pero seguramente cumpliendo su tarea de la construcción de dicho partido revolucionario, extendido ya a todo el territorio nacional y vinculado cada vez más estrechamente a las amplias masas de obreros, campesinos y del resto del pueblo, y a sus luchas. En esta labor el MOIR ha seguido invariablemente la política de apoyarse sólo en sus propios medios y en el esfuerzo de las masas populares colombianas. Defendemos fervorosamente nuestra independencia. Jamás hemos recibido órdenes ni estamos ni estaremos bajo la tutela de ningún partido, a nivel nacional o internacional, por poderoso e importante que éste sea. No corresponde esta conducta a una superflua o altanera actitud de engreimiento, ya que nadie más que nosotros para comprender nuestras propias deficientes y la necesidad que tenemos de aprender aún muchas cosas. Ella obedece a una profunda concepción de que las relaciones con el resto de partidos revolucionarios las haremos únicamente en pie de igualdad, mutuo respeto y solidaridad recíproca, y la convicción de que el pueblo colombiano es para nosotros la principal cantera de recursos materiales y políticos para coronar las dos revoluciones que tenemos por delante: la revolución nacional y democrática y la revolución socialista. Sobre esta base estamos dispuestos a intercambiar opiniones y apoyo con los revolucionarios de dentro y fuera del país y con el resto de sinceros amigos de Colombia y del pueblo colombiano. Somos conscientes de que las victorias de los movimientos de liberación nacional de los países coloniales y neocoloniales, del movimiento obrero y comunista internacional y de los países socialistas son una ayuda insustituible para la revolución colombiana. Y viceversa, los logros de nuestra revolución representan en la práctica el mejor apoyo que podamos brindarles a los movimientos de liberación nacional, al movimiento obrero y comunista internacional y a los países socialistas en la lucha contra el enemigo común.

Esta posición de principios no nos separa del Partido Comunista de China ni de su pueblo. Todo lo contrario, son precisamente el Partido Comunista de China y el pueblo chino quienes han defendido, en su lucha contra las fuerzas imperialistas y el revisionismo contemporáneo, tales principios de igualdad, mutuo respeto y solidaridad recíproca en las relaciones entre los partidos revolucionarios. La China socialista apoya incondicionalmente a los movimientos de liberación nacional de los países coloniales y neocoloniales, al movimiento obrero internacional y a los revolucionarios del mundo entero en su lucha contra el imperialismo, el hegemonismo y la opresión y a favor de la autodeterminación de los pueblos, la revolución, el socialismo y la paz mundial. Por eso la República Popular China y su Partido Comunista son los más sinceros amigos del pueblo colombiano y de su emancipación.

Las diferencias en torno de la lucha que el movimiento comunista internacional libra contra el revisionismo contemporáneo no han sido aún explicadas a fondo en Colombia, debido a la debilidad inicial de las fuerzas marxistas-leninistas y al estado embrionario de nuestra revolución. Sin embargo, estas divergencias tienen que ver directamente con el desarrollo del proletariado colombiano y su partido, en particular, y con el curso de la revolución colombiana, en general. Hasta ahora, a nivel de masas, se vienen desbrozando dos líneas, dos estilos, dos rumbos: el del MOIR y el del Partido Comunista. La lucha ideológica y política entre el marxismo-leninismo y el revisionismo en Colombia ha tenido que ver no sólo con las cuestiones internacionales sino con la estrategia y la táctica de nuestra revolución. Desde luego esta lucha no se definirá de la noche a la mañana. Será prolongada y tendremos que esperar a que sea la práctica tanto de la revolución mundial como de la revolución colombiana la que cancele irrecusablemente el conflicto más apasionante de nuestra época, e inaugure una era completamente nueva: la era de la cabal consolidación del socialismo en todo el planeta.

Ustedes han venido aupando en Colombia la andanada antichina que los revisionistas soviéticos esparcen por doquier sin vergüenza ni principios. La característica principal de esta campaña es la calumnia y la falsificación descarada de los hechos. Y la han arreciado sin importarles el que con ella se atente contra el entendimiento en la UNO y contra la unidad de las fuerzas populares, no obstante predicar de palabra a cada rato que ustedes están por dichos entendimiento y unidad. Nosotros no hemos respondido aún, pero tomamos atenta nota del sartal de sandeces y dislates. Aguardamos en parte a clarificar primero los problemas de la Unión Nacional de Oposición, de la unidad del movimiento sindical, del frente único en Colombia y de la política revolucionaria consecuente a seguir ante el gobierno lopista de hambre, demagogia y represión. Y en parte, a desbaratar el infundio de que el MOIR se mueve dogmáticamente, accionado a control remoto. Hemos demostrado hasta la saciedad nuestro ánimo unitario, nuestro celoso respeto por los compromisos contraídos, y si entramos en contradicción con nuestros aliados es porque nos asisten razones de principio que no podemos menos de plantear públicamente, en bien exclusivo de la unidad del pueblo colombiano y de su revolución. La polémica la estamos adelantando con firmeza pero con altura y así continuará siendo en el futuro, contra el estilo de “a piedra y lodo”, como parece ser la consigna de ustedes. Esta carta es una prenda de ello. Hemos procurado que todas nuestras críticas estén respaldadas por documentos cuya existencia es incontrovertible.

Reconocemos los aportes que el Partido Comunista y su militancia han dado al proceso unitario de los últimos tres años. ¿Cómo fue posible que el MOIR haya concertado una alianza tan larga con una fuerza política que se ubica en la corriente revisionista contemporánea? Ha obedecido a circunstancias muy particulares de la revolución colombiana. Pero, por sobre todo, a que logramos acordar un programa conjunto que interpretó cabalmente los rasgos esenciales de la revolución nacional y democrática de la presente etapa histórica de nuestro país. Un programa que proclama como principal objetivo la lucha por la liberación nacional y por la construcción de una patria soberana, popular y democrática, en marcha hacia el socialismo. Y la lucha por la plena soberanía independencia y autonomía de las naciones es una declaratoria de guerra no sólo contra las fuerzas imperialistas sino contra el revisionismo contemporáneo. La consecuencia con que se participe en esta lucha en Colombia por la plena soberanía, la independencia y autonomía de las naciones será la frontera divisoria por excelencia entre el marxismo-leninismo y el revisionismo. Desde luego que existen otras divergencias que iremos dilucidando con el tiempo. Han quedado tocadas algunas de ellas como la concepción acerca del Estado del ejército, de la construcción del partido y del papel de primerísima magnitud que le ha correspondido desempeñar en la actualidad al Partido Comunista de China y a su máximo dirigente, el camarada Mao Tsetung.

La lucha ideológica que se vislumbra está llamada a imprimirle un impulso cualitativamente nuevo a la resolución colombiana. Y el terreno se halla abonado para que se desarrolle con altura y objetividad. Esta es otra de las conquistas de la Unión Nacional de Oposición, porque ya no será posible impedir la discusión de los grandes problemas de la evolución colombiana con la inveterada costumbre de descalificar a los contradictores con acusaciones macartistas de derecha o de “izquierda”. El MOIR ha ganado en campo abierto el derecho a que sus concepciones sean escuchadas y tenidas en cuanta por las fuerzas revolucionarias. De nuestra parte estaremos siempre prestos a atender las críticas que nos hagan los revolucionarios.