LA LIQUIDACIÓN DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS DE CARTAGENA, EL PRIMER ASALTO

La privatización del acueducto de Cartagena empezó a cocinarse desde pasadas administraciones. El anterior alcalde empeñó las finanzas del distrito por un crédito del Banco Mundial, cuya condición era liquidar a las Empresas Públicas Distritales, EPD.

Como se levantó alguna oposición desde distintos sectores, el alcalde Gabriel García y su combo manifestaron que había que «interactuar con personas que de pronto piensen diferente». Sin embargo, en los momentos decisivos, incluso quienes habían denunciado «el descomunal desgaste en que había caído la administración distrital enredada en una intrincada maraña de desaciertos e irregularidades», terminaron dándole el apoyo al proyecto privatizador. Fue la intervención directa del Banco Mundial, expresada por Menahem Libhaher, oficial de proyectos para América Latina, la que vino a imponer la pauta: «La idea es buscar un ente suficientemente fuerte que garantice en un futuro que las inversiones tengan una correcta operación y mantenimiento». Escuchada la voz del amo, Findeter y Planeación Nacional se apresuraron a dar su aval. Sólo el MOIR continuó firme en su rechazo a este engendro, calificándolo como «otro sitio de los piratas a la ciudad amurallada».

La descentralización y la autonomía regional tomaron cuerpo en la administración servil del alcalde García. El operador, por lo tanto, será privado, aunque jurídicamente la empresa sea mixta.

La llegada de Paniza a la alcaldía en las últimas elecciones aceleró el proceso. Se escogió socio español, se sumaron algunos criollos, y dos días antes de la posesión del nuevo burgomaestre, se reunieron todos en una asamblea espuria y diseñaron un cronograma acelerado para adueñarse del acueducto de Cartagena.

¿Será que Paniza no conocía la legislación vigente cuando en la campaña prometió no liquidar a la EPD? ¿Será que no sabía que Cartagena fue escogida por el Ministerio de Desarrollo, ya desde octubre de 1993, como modelo para aplicar la privatización del acueducto? ¿Será que no tiene claro que el Puente Heredia caído hace parte del programa de saneamiento de Cartagena y fue la otra gran obra de la llave BM-Findeter García? Lo que sí parece haber entendido es que su papel como alcalde es proteger a toda costa la inversión del capital imperialista, así sea con la fuerza pública y en contra de la ciudad entera, sus bienes y su gente.

Los cartageneros sabemos que está en juego no sólo la EPD y la suerte de los cuatrocientos trabajadores que se han lanzado a una erguida defensa de la empresa. La apropiación del acueducto se traducirá en un encarecimiento excesivo del servicio y en el saqueo del bolsillo de los 600 mil habitantes. Lo que está en juego, aquí también, es la soberanía nacional.