Por Gustavo Triana
Desde el 8 de enero se inició la negociación del pliego de peticiones que definirá la convención colectiva de 1997-1998. Esta batalla la libran los obreros petroleros en medio de la gran ofensiva de exigencias del virrey Frechette que, en entrevistas con El Tiempo y El Espectador, señaló que el petróleo debe ser objeto de las políticas de apertura y privatización. El Espectador, de enero 21, informó que en marzo se reunirán en Cartagena el secretario de Energía de Estados Unidos, el ministro de Minas colombiano y empresarios de ambos países.
La importancia que guardan México, Venezuela y Colombia para el aprovisionamiento de la superpotencia es evidente, ya que los tres países tienen 50% de crudo de América Latina. Colombia surte hoy 7% del mercado gringo, y de 63 empresas asociadas con Ecopetrol, 29 son norteamericanas.
La Enron Corporation compró 40% de Promigás, que transporta el gas natural de la Costa Atlántica y cuyas utilidades alcanzaron en 1995 los 20 mil millones de pesos. La misma multinacional opera por concesión el gasoducto Ballenas Barranca, a través de la subsidiaria Centragás.
Tres aspectos del pliego
La USO centralizó su pelea en tres aspectos:
El primero, la defensa de Ecopetrol, entendida como la oposición a la denominada «reconstrucción de la empresa», que va a debilitar su integralidad y permite el traspaso al capital privado de varias de sus actividades.
Se exige además que el gobierno se abstenga de crear a Ecogás, cuya finalidad consiste en escindir de Ecopetrol el transporte masivo de gas natural v feriárselo al capital privado por sólo 80% del valor en libros y a 30 años de plazo. Este despropósito privará al Estado del negocio con más futuro en este sector productivo.
También es clave la autonomía financiera y presupuestal, pues tal como lo señala el anterior presidente, Luis Bernardo Flórez, Ecopetrol consigue los recursos para su propio desarrollo, pero el gobierno nacional se los sustrae con transferencias, como los 69 mil millones de pesos de 1996 y los 260 mil millones de pesos proyectados para 1997. Dichas sumas son diferentes a la apropiación de utilidades que hace el Confis para el presupuesto general de la nación, utilidades que representaron 170 mil y 423 mil millones de pesos en 1995 y 1996.
La empresa requiere de 1.600 millones de pesos para adelantar en 1997 la perforación de ocho pozos, poner en marcha los campos que hoy explota y modernizar las refinerías. No hacerlo sería darles más ventajas a las multinacionales.
Segundo, la lucha por lograr la libertad de los dirigentes y trabajadores detenidos, a quienes se aplicó la justicia sin rostro por parte de la Fiscalía. Este aspecto implica además echar atrás las sanciones económicas a los activistas y las millonarias multas impuestas a la USO.
Se pelea a fondo asimismo por que ingresen a Ecopetrol los dos mil trabajadores temporales que desempeñan funciones propias y permanentes de la industria. Esta batalla por la nómina convencional significa la continuidad de la base material que puede defender la empresa de las constantes agresiones del gobierno privatizador.
Tercero, en materia de peticiones económicas, se está exigiendo un aumento que atenúe las nefastas secuelas de la política oficial. En los últimos diez años el salario real de los petroleros se ha mermado en 28.5 %, mientras que los ingresos operacionales de Ecopetrol crecieron 30% en los últimos dos años y las utilidades se multiplicaron por 2.5.
El proletariado petrolero libra una batalla patriótica, que enfrenta la política imperialista de recolonización. Los colombianos estamos obligados a secundar esta pelea por la soberanía nacional.