Declaración del MOIR: ¡RESISTIR EL INTERVENCIONISMO GRINGO, REBELARSE CONTRA EL COLABORACIONISMO!

Bogotá, 1° de marzo de 1997.

Ante la decisión adoptada por el gobierno de Estados Unidos contra Colombia y las declaraciones al respecto por parte de autoridades de ambos países, el MOIR declara:

1. El pronunciamiento de descertificación del país emitido por Clinton sólo es desmoralizante para aquellos funcionarios de las distintas ramas del Estado, empezando por la del Ejecutivo que preside Ernesto Samper, que sin mayores dificultades ni vergüenza se dedicaron, con creciente intensidad y diario afán, a atender los dictados de Washington y acomodar a éstos sus funciones, actividades y criterios. Además, la naturaleza de por sí imperialista de esa determinación no se puede soslayar o enmascarar recurriendo a la tontada de decir que es injusta y unilateral, o que es una medida política.

2. La responsabilidad por el avasallamiento de la nación que perpetra Estados Unidos en grados cada vez más insoportables, como se manifiesta en la descertificación, también recae sobre proclamados dirigentes de la sociedad civil. Desde los que vulgarmente se denominan «grandes cacaos» hasta mediocres dirigentes gremiales que gozan con plañir la pérdida de unos despreciables dólares ante la siniestra burocracia norteamericana; desde políticos carentes de «hombría y cojones» para defender los intereses de sus mandantes, que son los de la nación, hasta la panda de funcionarios gaviristas que, agazapados en organismos internacionales, financieros y académicos, conspiran contra la soberanía nacional; desde precandidatos preñados de neoliberalismo y en busca del beneplácito gringo, hasta fiscales y policías asignados a labores sucias del intervencionismo estadounidense.

3. Para las mayorías, conformadas por todos los colombianos cuyo arraigo en la nación sustenta su carácter de patriotas y demócratas consecuentes, las medidas, declaraciones y actos de los gobernantes de los Estados Unidos en su embestida contra Colombia les genera un sentimiento de nacionalismo y antimperialismo que, lejos de ser indeseable, como le parece a Samper, hace parte, por altivo y digno, de la moral realmente nueva y verdadera que se precisa para combatir la oprobiosa subyugación.

4. La población presencia airada el despreciable espectáculo de gobernantes y dirigentes que, en términos de la copla traída a cuento por el ministro del Interior, luego de que Estados Unidos los enjalmó, con la ayuda de los colaboracionistas al apretar cinchas, ahora se atropellan para emitir en variado tono toda suerte de lamentables declaraciones en donde patentizan que no les incomoda la enjalma sino las mataduras.

5. En prosecución de su política de recolonizar, el gobierno norteamericano reitera los ultimátums de la hora: restablecer la extradición, poner en efecto el acuerdo marítimo, y atender las exigencias sobre penalización, uso de herbicidas y régimen carcelario. Ya que en ese plan contará sin lugar a dudas tanto con la aquiescencia, quizá otra vez en medio de fútiles discrepancias, de los mencionados gobernantes y dirigentes, como con la labor de zapa de los colaboracionistas, el pueblo debe aprestarse a ejercer su fundamental derecho a levantarse en resistencia contra la política de intervención gringa, rebelarse contra toda disposición o ley internas que sirvan a esa política, y denunciar y condenar a quienes, ya sea desde la esfera pública o desde la privada, la promuevan o alcahueteen.