Eberto López.
Que Telecom recupere la exclusividad de los servicios básicos y de telefonía continúa siendo la reivindicación fundamental que el sindicato plantea para enfrentar la arremetida privatizadora. Los trabajadores exigen asimismo penalizar severamente el contrabando y la piratería, impulsados principalmente por compañías gringas, y que le causan al país enormes pérdidas.
La venta de la telefonía nacional e internacional fue anunciada por el ministro Perry como una de las fuentes de financiación con que contará el «salto social». La resolución 014, además, ya deja abierta la posibilidad de que entren a operar en este campo las empresas particulares.
Nada les importa el que se trate de un sector estratégico. «Dejen de entonar tanto himno a la bandera», recomendaba hace unos días el senador Eduardo Pizano, quien, después de entregar la telefonía celular, parece estar dispuesto a cualquier cosa por entonarle loas al dólar.
La privatización se está aplicando en varios frentes. Al dividir a Telecom en once «unidades» se busca eliminar aquellas áreas que no den grandes rendimientos. Desaparecerán sin duda los servicios de télex, telegrafía, telefonía regional y eventualmente larga distancia. Las primeras suelen arrojar déficit, pero se han manejado hasta ahora con criterio social, en beneficio de cientos de pequeñas localidades.
Como larga distancia, en cambio, le rinde a Telecom más de 90% de sus actuales utilidades, el samperismo ha recurrido a una treta simple para acabar con ella: crear una sección aparte denominada «grandes clientes». El objetivo es liquidar la empresa para dejar «el negocio del futuro» en manos de la AT&T y demás pulpos extranjeros.
Otra forma de privatización son los contratos de joint venture principalmente con Alcatel, Bell, Northern y Siemens, a las que se ha entregado la instalación de redes en el territorio colombiano. Del producido de cada línea telefónica, 90% va a parar a las arcas del asociado. A Telecom sólo le queda el 10%. Hasta los quioscos o casetas se les vienen confiando a contratistas particulares.
«El gobierno predica la libre competencia afirma Eberto López, pero son las multinacionales y unos cuantos monopolios criollos los que disfrutan hoy de plenas garantías, en desmedro de la empresa estatal.»
Entrega tan servil no puede consumarse sin antes derrotar al ejército sindical que desde el movimiento del 92 se ha erigido en defensor indoblegable del interés de la nación. Tal es la meta que se proponía el reciente plan de retiro acometido por la administración a costos astronómicos, y que logró desvincular a 3.184 trabajadores. A los 8.500 restantes, sin embargo, les corresponde ahora mantener en alto las banderas de lucha.
Tan estratégico sector de las telecomunicaciones constituye un invaluable patrimonio social y un motor del progreso. El sindicato está convocando una vez más a los trabajadores y a todos los patriotas a la movilización decidida en defensa de la soberanía.