Roberto Smalbach
La Unión Sindical Obrera USO, ha saltado nuevamente a la palestra en defensa de la industria petrolera nacional y de sus propias reivindicaciones salariales. Después de casi dos meses de negociación sin lograr mayores avances el sindicato ha manifestado la decisión de irse a la huelga si no hay respuesta positiva a sus peticiones y si no se revierte política de debilitamiento de la empresa y la privatización de sus actividades.
El país ha sido notificado de que las medidas de Samper en materia de hidrocarburos apuntan a favorecer a las multinacionales en detrimento del interés patrio. Los contratos de asociación han sido modificados aún más regresivamente al comprometer a Ecopetrol con 50% de los gastos de exploración, que antes corrían a cargo de la empresa asociada. Además los contratos de explotación se han hecho indefinidos, hasta la extinción de las reservas.
El manejo de los oleoductos también comienza a ser cedido al sector privado, tal cual sucede con el Oleoducto Central de los Llanos que transportará los 800 mil barriles diarios que en 1997 producirá esa región. La renta petrolera por concepto de transporte estará en manos de los monopolios extranjeros.
Repitiendo la historia de Cusiana, se insinúa la posibilidad de que el yacimiento de Coporo, situado en los departamentos de Cundinamarca y Meta, cuyas reservas se prospectan en 3.000 millones de barriles, sea perforado a riesgo compartido con las multinacionales. En fin, toda esta antinacional política se basa en la reestructuración de Ecopetrol, dirigida a dividir y privatizar uno de los más importantes patrimonios de los colombianos.
La firme oposición de la USO a la firma del «pacto social» le ha servido de puntal a la defensa del pliego. Los obreros petroleros han expresado, mediante paros parciales, su férrea decisión de no aceptar el irrisorio 18%. Para ello están dispuestos incluso a paralizar la producción.
Dentro de las banderas contempladas en la actual batalla se incluye la reversión a la empresa estatal, con sustitución patronal para los trabajadores, de la Concesión del Campo Río Zulia, en Norte de Santander, hoy en manos de la Chevron, de Estados Unidos.
La Unión Sindical Obrera se encuentra nuevamente en pie de lucha y una vez más logrará el respaldo del pueblo colombiano.