Trabajador desde muy joven de Hilanderías Titán, de cuyo sindicato fue fundador, ya en 1959 comenzó a destacarse como líder de la organización, actividad que le valió ser promovido a la Utral.
En la secretaría general de la federación inició su tarea de formador de cuadros y activistas, que nunca abandonó. Durante muchos años desempeñó la secretaría de finanzas del comité ejecutivo y, más tarde, la fiscalía. La muerte lo sorprendió en el cargo de secretario general, en el mejor momento de su larga carrera.
«Era un hombre franco. Siempre decía la verdad. No toleraba adulaciones ni adhesiones a costa de esconder deshonestidades», sentencia Efraín Castro, durante muchos años su compañero de batallas.
Fue gestor de la Cooperativa de Ahorro y Crédito de la Utral.
También de la «cuota por convención». Favoreció el proceso de unidad entre la UTC y el sindicalismo independiente y fue pilar de la naciente CTDC. Tomó parte activa en la fundación de la CGTD.
Perteneció Moscote a ese grupo selecto de veteranos del sindicalismo costeño que se compenetraron con la lucha de los trabajadores. Fallecido el 28 de marzo, su perfil de combatiente ha de ponerse como ejemplo para las nuevas generaciones.