ASESINADOS OTROS DOS MILITANTES DEL MOIR

En la madrugada del pasado 28 de octubre, dentro de su misma casa y en presencia de su pequeño hijo, los compañeros José Apolinar Ciro y su esposa Belén Maldonado, destacados militantes del MOIR en el Magdalena Medio, fueron abatidos a balazos por una pandilla de cerca de 20 sicarios vestidos de civil. El crimen tuvo lugar en las inmediaciones del corregimiento de San Miguel, municipio de Sonsón, departamento de Antioquia, y se perpetro con tales características de crueldad y cobardía que llegó a conmocionar a poblaciones vecinas, particularmente La Danta y Puerto Triunfo, donde los dos camaradas caídos gozaban del aprecio generalizado de las gentes humildes.

Aunque algunos voceros del gobierno trataron de justificar los hechos insinuando que las victimas estaban vinculadas a la industria del secuestro, lo cierto es que su muerte ostenta la marca inconfundible de los grupos paramilitares que desde hace varios años, y al amparo del régimen imperante, han sembrado el terror entre los campesinos pobres de esta sufrida región del país. José Apolinar Ciro se ganaba la vida como aserrador un oficio duro y mal retribuido. Lo que obtenía por su trabajo apenas le alcanzaba para mantener a su familia. Su único pecado fue combatir hombro a hombro con lo pequeños y medianos agricultores de su tierra, y militar en un parido revolucionario que en repetidas ocasiones ha manifestado públicamente, de manera inequívoca y rotunda, su repudio a las aventuras terroristas propias del desespero pequeño burgués, método de lucha que solo lleva el agua al molino de los oportunistas y facilita la represión contra las masas populares. En la teoría y en la práctica el MOIR ha sido fiel a esta posición política, y a ninguno de sus militantes se le puede acusar con fundamento de haber participado en secuestros o de haber utilizado el chantaje y la extorsión contra la vida o los bienes de nadie.

Junto con la de Oscar Restrepo, ex concejal del MOIR en Puerto Triunfo, asesinado el 18 de mayo de 1981, la muerte de José Apolinar Ciro y de su compañera hace parte de una campaña orquestada por el régimen para proscribir el trabajo del Partido y truncar su desarrollo. Con ella se busca evitar, así mismo, que el movimiento campesino se independice de la tutela de las fuerzas reaccionarias y construya sus propias organizaciones autónomas para ponerlas al servicio de sus intereses de clase. Sobra decir que ninguno de estos objetivos podrá ser alcanzado por los actuales amos y señores del país, que han hecho del crimen a mansalva un procedimiento cada vez más frecuente para eliminar a los mejores hijos del pueblo. Oscar Restrepo, José Apolinar Ciro y Belén Maldonado ofrendaron sus vidas por una causa justa, y con su ejemplo enseñaron al MOIR, entre muchas otras cosas, a no desfallecer jamás en el combate.