AGUERRIDOS DEBATES DEL FUP EN CONCEJO DE BOGOTÁ

A lo largo de los seis meses transcurridos de las nuevas sesiones del cabildo en la capital de la República, los concejales del FUP, Consuelo de Montejo y Avelino Niño, han librado una denodada campaña de denuncia de los desmanes del régimen turbayista. Ya desde la sesión de instalación, celebrada el 1° de agosto del año pasado, los representantes del Frente por la Unidad del Pueblo apuntaron contra la desembozada rebatiña burocrática por los cargos del Concejo, en la que se trenzaron las distintas facciones de los partidos de la reacción y el oportunismo. Descorrieron el velo de la exaltación que la prensa oficiosa había tendido sobre la Corporación, y que la mostró como un “concejo admirable y distinto”, “independiente y pensante”, “ajeno al tutelaje del ejecutivo” y “unido en torno a la defensa de los intereses de la comunidad bogotana”.

En una constancia presentada por Avelino Niño el 7 de diciembre de 1980, con motivo de la puja protagonizada en la designación de Contralor, Personero y Tesorero distritales, el dirigente del MOIR, expresó: “Las posiciones que los representantes de los explotadores defendieron no fueron, en el mejor de los casos, más allá de la “crítica constructiva” a los aspectos secundarios de la política despótica de Turbay. Pero, en lo fundamental, todos coinciden y hacen parte del sistema. Si en algún momento fustigaron a funcionarios de la administración, no correspondía a otra motivación distinta que a la de solicitar una nueva repartición burocrática, de acuerdo con los resultados electorales de marzo (…). Todos los reclamos de la población han sido burlados; no hubo reapertura de la Universidad Distrital, se aceptó el reavalúo catastral, el incremento de los precios del cocinol y su continua escasez, el alza en los combustibles y en el transporte, la elevación de los servicios públicos, la ausencia de garantías y derechos democráticos, las persecuciones, los allanamientos, las torturas. ¡Nada los conmovió! Sólo se nombraron comisiones para adelantar estudios cuyos resultados ignoran los interesados (…). Cuando el ponqué de la burocracia estaba en la mesa, todo se aclaró. Había llegado la hora del reparto. El alcalde decretó la crisis y todo el gabinete renunció. Era necesario dejar las manos libres para negociar y ‘dar satisfacción a todos los grupos que en el Concejo apoyan al gobierno’, según señaló el burgomaestre terrateniente Hernando Durán Dussán. Se iniciaron las negociaciones y era tanto el apetito burocrático que lo que había que repartir no alcanzaba (…). El espectáculo fue grotesco. Fue la verificación de la conducta propia de los parásitos de esta sociedad en crisis”.

Condena popular a la matrícula

Una masiva oleada de repudio suscitó el arbitrario cobro de la matricula por el servicio del agua. Ante las puertas mismas del Concejo desfilaron millares de gentes pobres que gritaron su ira contra aquel latrocinio del gobierno distrital. Consuelo de Montejo y Avelino Niño presidieron allí manifestaciones de rechazo a la medida, y concurrieron a centenares de mítines que se celebraron en los barrios. En el debate del problema, los dos concejales del FUP expusieron la auténtica causa del cobro indebido; el cuantioso déficit de 4.500 millones de pesos de la empresa del acueducto, originado en los préstamos suscritos con los bancos imperialistas.

Sin hacer caso de las amenazas de Durán Dussán, la mayoría de los bogotanos se negó a pagar el cobro de la matrícula y comenzó a sumarse a las acciones de protesta y a la Liga de Usuarios de los Servicios Públicos impulsada por Consuelo de Montejo. Cuando las juntas de Acción Comunal de los barrios principiaron a adherir al movimiento reprobatorio, el gobierno y sus politicastros se apresuraron a presentar fórmulas y salidas. Finalmente, acosados por la impopularidad del cobro, los ediles soporte de la administración tuvieron que votar la cancelación del recaudo del Acueducto. Semanas después, y luego de que sus objeciones se derrumbaron, el alcalde Durán Dussán, en una obligada actitud revanchista, para dar acatamiento a las exigencias de las agencias prestamistas norteamericanas, decretó un alza del 73% en las tarifas de los servicios públicos de la capital.

Desentrañado los horrores del turbayismo

También durante las sesiones del año pasado, el compañero Niño desenmascaró la demagogia de los déspotas distritales, quienes mientras hablan de que el problema de los vendedores ambulantes tiene causas sociales, arremeten contra sus pequeños negocios con todo el aparataje policial. En varias ocasiones los comerciantes callejeros se movilizaron hasta el Concejo para apoyar los enjuiciamientos efectuados por su compañero de bregas.

Una de las necesidades más sentidas por miles de humildes familias bogotanas es la del suministro del combustible necesario para cocer sus alimentos. En octubre pasado, Consuelo de Montejo y Avelino Niño demostraron ante funcionarios del gobierno cómo apenas se destinan para el consumo de Bogotá 4 millones de galones de cocinol, volumen que no alcanza a satisfacer siquiera el 30% de la demanda.

En un enérgico debate contra la secretaria de Educación, Pilar Santamaría de Reyes, los cabildantes del FUP la acusaron por mover sus influencias para adjudicar a la compañía, en la cual tiene intereses su esposo, algunas de las licitaciones para la construcción de escuelas. Censuraron el despido colectivo de 909 empleados de aquella dependencia, que violó convenios suscritos por el gobierno con la ADE y Fecode. Igualmente exigieron la inmediata reapertura de la Universidad Distrital, clausurada por las autoridades desde hace más de dos años.

El pasado 29 de enero, Consuelo de Montejo interpeló al gerente de la empresa de Energía Eléctrica de Bogotá, para reprocharle las “mentiras piadosas” con las cuales pretendía engañar a la opinión, en relación al fracaso de la política de energía de los gobiernos bipartidistas. Un dirigente del MIL expuso que de cada peso que cancelaba un usuario, sólo dos centavos se destinaban a inversiones y obras, mientras el resto se despilfarraba en trámites de cancelación de las deudas externas. Avelino Niño recordó las presiones del Banco Mundial en el manejo de los planes de energía eléctrica en el país. “Valiéndose de todo el peso de su aparato represivo, el gobierno ha venido incrementado precios hasta niveles nunca antes vistos las tarifas de los servicios. Creen los alcabaleros del imperialismo que las masas aceptarán siempre, sumisamente, este atraco. Sin embargo, quiero hoy traer a cuento la valiente actitud de una mujer del pueblo, que hace 200 años en la Plaza del Socorro, rompió los edictos de los impuestos fruto del coloniaje español, suscitando con su actitud la osadía que alimentó la gloriosa revolución comunera. Quiero repetirles a los lacayos de nuestro tiempo que el pueblo colombiano no ha olvidado el ejemplo de Manuela Beltrán y que no transcurrirá un largo trecho para que vuelva a “imitarlo”, finalizó diciendo el concejal del MOIR.

No faltaron circunstancias para que en el Concejo los voceros del FUP fustigaran las posturas ilusas y oportunistas de los ediles del revisionismo y sus consortes. Con vigor, Consuelo de Montejo clarificó su posición patriótica y democrática: “Creo en una revolución y en un cambio hechos netamente a la colombiana. Voy a dar la pelea aquí y en todas partes, por el socialismo, por las clases trabajadoras, porque se rompan los monopolios, pero no voy a permitir, como colombiana que soy, que nuestra revolución y la sangre de los colombianos la vengan a cosechar los papagayos que están al servicio del imperialismo, ya sea el norteamericano o ya sea el ruso”.