PERSISTAMOS EN LA LUCHA

El 26 de febrero las fuerzas revolucionarias colombianas libraron una de las batallas más recias y abnegadas contra la oligarquía vendepatria. Ciertamente fue una escaramuza electoral, pero no por ello dejo de ser una confrontación sin tregua ni cuartel. El Frente por la Unidad del Pueblo, a pesar de su corta existencia, demostró que tiene solidez, clara visión y bríos suficientes para realizar cuanto se proponga en pro de los explotados y sojuzgados de Colombia.

Los guarismos electorales, no tan alejados de los estimativos hechos por la dirección nacional del FUP nos alertan nuestra línea de conducta, porque somos combatientes de primera fila de las clases más avanzadas y aguerridas de la sociedad colombiana, y porque nuestros enemigos, aunque contabilizan un efímero triunfo, no han logrado salir del atolladero en que se encuentran.

El liberalismo, partido predominante de dicha coalición, escogió como candidato a la Presidencia al personaje más característico de la corruptela y de la inmoralidad prevaleciente. Y esto lo saben y lo han pregonado durante mucho tiempo hasta los adherentes de última hora de Turbay Ayala. La alternativa conservadora encarna igualmente la continuidad del caos, de la entrega de la nación al imperialismo norteamericano y de la represión violenta contra las masas populares. Sólo el derrocamiento de la minoría opresora por parte de la mayoría oprimida podrá despejar el panorama de Colombia, garantizar la cabal soberanía de la nación y construir un futuro de progreso y libertad para los colombianos.

De otro lado, los planes de intriga y división del Partido Comunista, o de la UNO, no cosecharon los frutos venenosos que esperaban sus instigadores.

Sigue siendo justa la política de unidad que venimos defendiendo. No desmayaremos en el empeño de estructurar un frente antiimperialista amplio, en torno a un programa nacional y democrático, sin alineamiento internacional y con las puertas abiertas a todas las fuerzas y sectores dispuestos a contribuir sinceramente a la liberación nacional y a la preservación de la soberanía alcanzada.

Mi candidatura presidencial, propuesta aclamada por varios partidos opuestos al régimen vigente, sigue adelante como una proclama de persistencia en el combate revolucionario. No abrigamos ilusiones electorales de ninguna especie. Recorremos de nuevo el país de sur a norte y de oriente a occidente llevando la palabra de la revolución, organizando las masas, apoyando las luchas de los explotados y sojuzgados, aliándonos con las corrientes democráticas y patrióticas de todas las denominaciones y denunciando los crímenes de los traidores de Colombia.

Basados únicamente en nuestros escasos recursos y en los aportes del pueblo nos enfrentamos con decisión al gran capital monopolista y al aparato estatal del enemigo.

No seremos inferiores a Galán que inmoló su vida por la primera independencia y, aprendiendo de él, llamamos una vez más a la invencible unión de los oprimidos contra los opresores.