«CONTRA LA UNIDAD SÓLO ATENTAN LOS ENEMIGOS DEL PUEBLO»

(extractos)

De Luis Avelino Niño

Hoy, cuando con irresistible fuerza, superando múltiples dificultades, se abre paso una importante corriente unitaria antiimperialista y antioligárquica, fruto de los últimos años de luchas populares y también de la mayor comprensión y madurez alcanzada en los últimos años por el movimiento revolucionario, es una importante victoria que este sector revolucionario constituido en la Comisión Permanente por la Unidad del Pueblo haya logrado un acuerdo sobre un programa antiimperialista y democrático, poderosa arma en la lucha de nuestro pueblo por conquistar la democracia, la independencia, la libertad y la tierra.

Sólo un programa así recoge las aspiraciones más sentidas de nuestro heroico pueblo en la larga lucha por la liberación nacional. Su conformación no es sino el fruto de la incansable lucha de las masas campesinas por pan, libertad y tierra; de los obreros, trabajadores, maestros y empleados por sus reivindicaciones y derechos; de pequeños y medianos comerciantes e industriales y vendedores ambulantes contra el gran monopolio; de poblaciones enteras por mejores condiciones de existencia; y de miles de estudiantes e intelectuales contra la penetración cultural imperialista. Y por ello sólo pertenece a la nación y al pueblo colombiano. Y no es ni puede ser convertido en patrimonio exclusivo de grupo, partido o movimiento alguno.

Este importante logro tiene otra significativa característica y es la de haber alcanzado una unidad que supera la mera unidad de acción pasajera y momentánea que impide la lucha contra el gobierno de López en una clara perspectiva revolucionaria. Estamos convencidos de que toda lucha o combate popular, por grande que sea, no tendrá fruto si no está orientado precisamente por esa perspectiva clara hacia la toma revolucionaria del Poder para las amplias masas populares.

Contra la unidad atentan solamente los enemigos del pueblo. La peor calamidad para los países oprimidos por el yugo extranjero es la falta de unidad. Como contrapartida, su más preciada arma está en saber unirse para conquistar la victoria. En nuestro país las masas populares luchan a diario, pero su avance será muy tortuoso si no se unen todas sus fuerzas en torno a un programa revolucionario, democrático y nacional.

Compañeros de la ANAPO, del MOIR, del MAC y demás compañeros: esforcémonos todavía más por construir una unidad profunda y significante de incidencia histórica. Resolvamos correctamente nuestras contradicciones que esto será de beneficio mutuo. Hagamos todos los esfuerzos posibles para atraer a otras fuerzas y ganar a cualquier hombre del pueblo que ose levantarse contra el imperialismo y quiera construir una patria nueva. Apliquemos consecuentemente los acuerdos. ¡Que la lucha revolucionaria se convierta en la tónica de nuestros días. Si nos unimos, un brillante futuro nos espera!