– Unión de todos los patriotas por la salvación nacional proponen el MOIR y el MAC
Respaldo incondicional a las luchas de las masas populares
La farsa de la democracia representativa oligárquica ha quedado plenamente demostrada en la contienda electoral próxima a concluir. Esta se desarrolló bajo el imperio del estado de sitio y los consejos verbales de guerra. Cientos de activistas del MOIR fueron encarcelados en los últimos dos meses y por lo menos diez condenados en juicios sumarios apenas que oscilan entre treinta días y un año de prisión. ¿La Causa? Estar adelantando la labor de agitación, propagada y organización partidaria. La semana pasada le fueron prohibidas al MOIR dos grandes manifestaciones, la una que debió realizarse el viernes 2 de abril en Popayán y la otra programada, como es de amplio conocimiento, para el 9 de abril, en la Plaza de Bolívar de Bogotá, a manera de cierre de todo el debate. Igualmente se nos negó en Cali la Plaza de Cayzedo y la concentración principal que teníamos proyectada para esta ciudad hubo de efectuarse en un lugar de difícil acceso para las gentes. Cabe señalar que los otros partidos de oposición han recibido parecido tratamiento. La suspensión de las manifestaciones en Bogotá conlleva el deliberado propósito de interferir la acción de las agrupaciones distintas al liberalismo y el conservatismo, ya que ninguna de las fracciones de éstos se atrevieron a medir fuerzas con sus contradicciones políticos en un acto central en la capital del país.
Pero los anteriores no son los únicos acontecimientos violatorios de los derechos democráticos y las libertades públicas. Hay otros de mayor gravedad dentro del acentuamiento del régimen de terror e intimidación en que se halla empeñado el “mandato de hambre”, y son los desafueros cometidos por el aparato burocrático y militar del Estado oligárquico pro–imperialista contra estudiantes, educadores, bancarios y trabajadores en general. El desenfreno llega al extremo de que, después del asesinato de Luis Alexis Omaña, alumno de Zootecnia de la Universidad Nacional, el propio Comandante del Ejército ordena públicamente, para que lo oiga no sólo su tropa sino toda la ciudadanía, “hacer uso de las armas” en una guerra fantasmagórica contra un enemigo inerme compuesto de jóvenes universitarios, parapetados en las aulas tras las fortificaciones de sus ideas y sus libros. Lo insólito del caso consiste en que los ministros del despacho que fueron interrogados por los periodistas al respecto, respondieron que los pronunciamientos hechos por el general Camacho Leyva no habían sido consultados al alto gobierno. Sin embargo, el gabinete en pleno, presidido por López Michelsen, le dio bendición a la bárbara orden.
Se procedió entonces a cerrarla Universidad Nacional y montar una provocación contra los estudiantes, violentando sus residencias universitarias en horas de la madrugada, deteniéndolos masiva y arbitrariamente y prefabrican lo que se llamó con el sonoro calificativo de “arsenal de guerra” el cuerpo del delito que justificase la vandálica misión contra el “vandalismo”. Como dato curioso destacamos que en la foto reproducida en primera plana por “El Espectador” del sábado 3 de abril, entre zapatos, botellas, tarros y demás “material bélico” decomisado al estudiantado, sobresale una bandera roja con cuatro letras que se leen claramente: “MOIR”. Lo cual no está indicando con plena evidencia los inconfesable objetivos políticos de todo aquel estropicio oficial. El Comandante del Ejército comenzó a recibir mensajes de respaldo de los grandes gremios, como el de la Federación de Ganaderos de Antioquia. En una palabra, se está configurando una situación tal en la que los mandos militares toman inusitada preponderancia política dentro del gobierno lopista, adoptan determinaciones inconsultas, o que parecen inconsultas, y utilizan un lenguaje que francamente no arroja ninguna esperanza sobre las posibilidades de éxito de la campaña de “Institucionalización” lanzada por el presidente. Cuán hondo ha ido en este aspecto la crisis del país lo dice hasta “The New York Times”, uno de los principales diarios de los Estados Unidos, al informar a sus lectores como primicia que “la democracia fracasa también en Colombia”, insinuando que el señor López Michelsen pasó a convertirse en un Bordaberry colombiano.
Otro pretexto utilizado en los últimos días para la creación de la atmósfera de zozobra e intranquilidad es el conflicto de índole laboral entre los maestros y el gobierno. Ante las justas peticiones de reajuste de sueldos de los educadores, explicables sin lugar a dudas en la incontrolable carestía porque atraviesa Colombia, el Ministro de Educación, que hace las veces de patrón, se ha burlado ofreciendo un ridículo 7% de aumento, cuando la misma propaganda emanada del Ejecutivo autoriza un 15% de alza salarial que, desde luego, tampoco compensa, ni mucho menos, el alto costo de la vida y la desvalorización de la moneda. El Estado opresor y antipopular ha querido llevar a cabo otro alarde de su despótico poder ensañándose con estos servidores públicos, a los cuales veja, calumnia y atropella, negándoles al mismo tiempo el derecho legítimo a la defensa. Sus asociaciones sindicales fueron ilegalizadas. Más de 500 maestros han sido despedidos y un buen número encarcelados sin fórmula de juicio o mediante consejos de guerra. Por otro lado, voceros del gobierno y articulistas de la gran prensa han acusado reiteradamente al MOIR como primer promotor de los paros anunciados por el magisterio para el 6 y el 7 de abril, indicando que ello forma parte de un plan subversivo a escala nacional. Es decir, mientras se golpea despiadadamente a maestros y estudiantes, achacándoles a éstos móviles políticos, se prepara la represión contra el MOIR y otras fuerzas políticas revolucionarias, aprovechando las luchas reivindicativas de educadores y educandos.
De proseguir toda esta maniobra urdida por los cabecillas del régimen continuista de hambre, demagogia y represión, legaremos inevitablemente a la supresión completa de garantías para los partidos de avanzada que participarán en las elecciones del 18 de abril, y no sólo no se respetará el resultado de las urnas sino que pondrá en entredicho el funcionamiento mismo de las corporaciones publicas. La frecuencia y el tino con que se expresan los jefes de las Fuerzas Armadas, los atentados contra las organizaciones de masas y el estudiantado, la mutilación desvergonzada de derechos y libertades, las continuas amenazas contra los partidos políticos contrarios al régimen, la prevalencia de la justicia militar sobre la ordinaria, etc., son acontecimientos que reflejan palmariamente que nos hallamos en los umbrales de una solución de fuerza para el agudo caos económico y político de la nación, instigada a pasos agigantados por las clases dominantes.
Comprometiendo a cabalidad lo delicado de la situación el MOIR y el MAC hacen fraternal llamamiento a las fuerzas avanzadas, patrióticas y democráticas para que agotemos los esfuerzos por constituir el más amplio, combativo y organizado frente de lucha antiimperialista y revolucionario, que haga sentir su voz de rechazo a la estratagema reaccionaria encaminada a sumir al país en la represión fascista y que respalde incondicionalmente a los estudiantes, maestros, bancarios y a la clase obrera entera en las batallas por sus conquistas económicas y políticas. Sólo la unidad de todas las clases y fuerzas revolucionarias podrá desbaratar los oscuros propósitos del imperialismo norteamericano y sus lacayos colombianos y desbrozar para Colombia el camino de la independencia y el progreso.
MOVIMIENTO OBRERO INDEPENDIENTE Y REVOLUCIONARIO (MOIR)
MOVIMIENTO AMPLIO COLOMBIANO (MAC)
Bogotá, 6 de abril de 1976.