EDITORIAL: LA UNIDAD DE ABRE PASO

La aclaración política firmada por el MOIR y el MAC, cuyo texto completo transcribimos en esta página, guarda una inobjetable importancia que se explica por sí misma. En esta forma se arroja luz sobre los hechos y se insiste en una línea unitaria revolucionaria.

Después que el Partido Comunista invadió hasta más no poder el ambiente con sus fumarolas sectarias, tras la maniobra de corto vuelo de convertir a la UNO en su aparato de bolsillo y de enroscar a los demás el pecado de la división, aparece el comunicado del MOIR y el MAC, dos organizaciones que le dieron aliento y vida a la Unión Nacional de Oposición durante el debate electoral de 1974. Probablemente los mandos centrales del Partido Comunista recurrirán al artificio de desconocer a quienes suscriben la aclaración conjunta por parte del Movimiento Amplio Colombiano, montarán otro MAC a la carrera o le expedirán simplemente su carta de defunción. Cierto que esta agrupación aliada, que contribuyó decisivamente a la política unitaria, ha tenido innumerables problemas derivados de las traiciones de tres de sus parlamentarios que resolvieron regresar a la guarida liberal. Sin embargo, los compañeros que rubrican el comunicado en calidad de dirigentes del MAC son quienes integraron hasta hace unos cuantos meses el Comando Nacional de la UNO, encabezaron las listas unitarias en varios departamentos y dos de ellos resultaron elegidos, Gilberto Zapata Isaza para la Cámara de Representantes y Margoth Uribe de Camargo para el Consejo de Bogotá.

En fin de cuentas, ¿con quién se quedó el Partido Comunista haciendo las veces de amos y señores de la UNO? Con Manuel Bayona Carrascal, al que escogieron como cabeza de plancha para Bogotá. Por muchos méritos con que cuente este solidario militante del MAC, el Partido Comunista no lo puede presentar como prueba de su conducta unitaria dentro de la UNO. La verdad de a puño hoy es que de las tres agrupaciones de envergadura nacional que le dieron sustento e impulso a la UNO, dos de éstas, el MOIR y el MAC, se han desentendido de ella, porque, como bien lo dicen, ninguna pretende “emular en la rebatiña de un nombre que perdió su contenido político unitario y solamente puede aportar, en el mejor de los casos, una temporal confusión en las masas de la izquierda revolucionaria”. El Partido Comunista terminó aliado con Manuel Bayona Carrascal, o, lo que es igual, aliado consigo mismo. No nos referimos, desde luego, a determinados grupos de provincia con los cuales sabemos que la dirección de ese partido ha llegado a acuerdos para ir a las elecciones, como también lo venimos haciendo, y con mejor éxito, el MOIR y el MAC.

De este complejo proceso queda una enorme experiencia para la revolución colombiana. No son unitarios, no pueden serlo, quienes pretendan imponerles la férula a los demás, pisoteen los acuerdos, actúen sectariamente y pongan los intereses particulares e individuales por encima de los intereses de la revolución y del pueblo, la línea unitaria revolucionaria sólo puede ser aquella que, partiendo del cumplimiento de los compromisos contraídos, proclame y aplique consecuentemente un programa nacional y democrático, establezca una claras normas democráticas de funcionamiento y de mutuo respeto entre las fuerzas aliadas y destaque la necesidad de combatir toda vacilación y sectarismo. A pesar de lo sinuoso del camino la unidad de las clases y fuerzas revolucionarias se va abriendo paso.