Conflicto laboral en Ecopetrol
Roberto Schmalbach
Ha sido tan apátrida la posición de Uribe que, desde el mismo inicio, el conflicto laboral en Ecopetrol se convirtió para la USO en una verdadera batalla política por la defensa de la soberanía y el interés de la nación.
Transcurridos ya más de nueve meses desde cuando se presentara el pliego petitorio, no ha sido posible firmar un solo punto. Por el contrario, los ocho mil trabajadores de la hasta ahora estatal petrolera enfrentan la amenaza de un regresivo contrapliego que, de imponerse, arrasará con la mitad de la actual convención colectiva de trabajo.
Yanovich, el presidente de Ecopetrol, adobó el contrapliego con el despido de once trabajadores de la refinería de Mamonal, en Cartagena, siete de ellos dirigentes sindicales, lo que dejó desmantelada la subdirectiva. Ante las multitudinarias protestas en Cartagena, Barranca y otros centros de producción, Yanovich prohibió el ingreso a las instalaciones, restricción que mantuvo hasta el 20 de diciembre, cuando la USO, en la primera reunión con el presidente Uribe, consiguió levantar el veto y establecer las condiciones para instalar la negociación. La USO dejó en claro que no aceptaba el contrapliego y que se proponía defender el carácter estatal de Ecopetrol, como también la convención y los derechos sindicales.
Acatando la directriz lanzada por la USO, miles y miles de afiliados adelantaron el 19 de febrero una jornada nacional de baja de producción. Yanovich reviró el 21 volviendo a prohibir a dirigentes y activistas el ingreso a las refinerías. Los operarios de Barrancabermeja, el mismo día, hicieron una marcha pacífica por las instalaciones, que la tropa disolvió a gas y perdigones, en una zona industrial donde hay emisiones de gases inflamables y tóxicos que reaccionan con otros elementos y altas temperaturas. La agresión fue respondida de inmediato por los trabajadores, que apagaron las plantas, ante lo cual, Yanovich amenazó con despedir a 48 activistas de Barrancabermeja y Orito. Cesó el enfrentamiento cuando el gobierno suspendió los descargos y ordenó levantar el veto. Fue despedido el mecánico Ricardo Roa, en quien el presidente de la empresa quiso aplicar, para escarmiento, su torcido principio de autoridad.
El conflicto se fue agravando. Visto que Uribe y Yanovich mantenían su empecinada negativa a propiciar acercamientos, el sindicato emprendió una amplia campaña de divulgación promoviendo encuentros, conferencias y foros por todo el país. En ellos, diecisiete en total, se constituyó el Frente Patriótico por la Defensa de Ecopetrol. Tanto en el Congreso de la República, como en las asambleas y concejos se organizaron sendos debates en los cuales la USO denunció la entrega del petróleo y el gas a las trasnacionales y el tratamiento de guerra que se le viene dando al conflicto. Esta activa labor le ha permitido al sindicato contar con diversas manifestaciones de respaldo y contrarrestar la intensa campaña que en su contra ha desatado el régimen.
La declaración suscrita por un grupo de senadores y representantes, en que rechazan las pretensiones privatizadoras y ofrecen su presencia en las movilizaciones en Barrancabermeja da una muestra de la simpatía que la USO se ha granjeado. Jorge Enrique Robledo, Piedad Córdoba, Carlos Gaviria, Bernardo Hoyos, Hugo Serrano, Jesús Bernal, Luis Carlos Avellaneda, Wilson Borja y Alexander López, entre otros, manifestaron que están dispuestos a acompañar a los trabajadores en las movilizaciones y foros.
Cuando el régimen convocó el tribunal de arbitramento el 26 de marzo, la USO declaró en forma categórica que ni acudiría a él ni aceptaría el contrapliego. Planteó además que cualquier solución deberá ser producto de la negociación directa.
Severo golpe contra Ecopetrol y el interés nacional
Tras seis meses de infructuosos intentos por abrirle el camino a un arreglo justo, la USO comenzó a prepararse para la huelga, que veía inminente ante las pretensiones oficiales de golpear la estructura estatal de Ecopetrol, información que se filtró por algún medio. Fue así como el Sindicato conoció de antemano los decretos que convertían a Ecopetrol en una empresa de composición accionaria y que liquidaban los contratos de trabajo y eliminaban de un plumazo la convención. Previamente, de manera harto sospechosa, la administración lanzó otro veto el 6 de junio, con el pretexto de poner en entredicho a los trabajadores y activistas acusándolos de presuntos sabotajes que ni ella misma tenía claros, pues las inspecciones realizadas pudieron establecer que las parálisis obedecieron a la falta de mantenimiento de equipos y de plantas, tal como lo denunciaron los senadores Jorge Enrique Robledo y Hugo Serrano Gómez.
El 20 de junio, cuando se supo que el gobierno se disponía a promulgar los decretos de reestructuración del Estado, entre ellos uno que escindía a Ecopetrol y transformaba su naturaleza, la USO alertó a la opinión pública y a la comunidad del puerto petrolero para que repudiaran la medida. Apelando a la represión como único recurso, el gobierno duplicó el pie de fuerza en la refinería de Barrancabermeja y prohibió de nuevo el ingreso de los trabajadores, veto que extendió a Cartagena, a varias estaciones del oleoducto y a algunos campos de producción como Orito, Apiay, Cantagallo y Provincia. El 26 de junio, con los fusiles como escudo, Uribe se apresuró a expedir el decreto 1760, que le quita a Ecopetrol el manejo de los hidrocarburos, la convierte en una sociedad anónima y crea una promotora de energía, dejando a la otrora empresa estatal en un estado de debilidad tal que su futuro ha quedado sumido en la incertidumbre. Sin embargo, como producto de la presión que adelantaron los trabajadores, el decreto 1760 no solo no liquidó a Ecopetrol, sino que dio continuidad a los contratos de trabajo y a la convención colectiva.
Ante tan agresiva arremetida, la USO respondió declarándose en Asamblea Nacional Permanente, alzando frente a la Refinería la Carpa de la Resistencia Patriótica y llevando a cabo las más grandes y combativas marchas que se hayan registrado en Barrancabermeja en los últimos tiempos.
La USO ha librado en el último mes una dura batalla contra la desinformación con que los grandes medios saturan cada día al país, como también contra las amenazas de despido y el descarado esquirolaje que ha venido impulsando Yanovich. El sindicato ratificó además que rechaza el tribunal de arbitramento y anunció que si queda instalado en firme, declarará la huelga en todo el país.
La USO rehusó negociar mientras se mantuviera el veto para ingresar a las instalaciones. Una vez que el gobierno levantó la prohibición, el 9 de julio, el sindicato se sentó a discutir el pliego, así como el futuro de la empresa y la estabilidad del sindicato.
Iglesia, mujeres y juventud se solidarizan
El 24 de julio, en Barrancabermeja, la resuelta participación de la Iglesia, las mujeres y la juventud en la Jornada Cívica de Protesta, por la defensa de Ecopetrol y el patrimonio público colmó de entusiasmo a los trabajadores, quienes sintieron que no se hallaban solos en la lucha por la defensa de los más caros intereses de la nación. A la multitudinariay exitosa jornada promovida por la USO se sumaron el Foro Social del Magdalena Medio, Mujeres por la Defensa de Ecopetrol (Mudec) y Juventud por la Defensa de Ecopetrol (Judec), organizaciones que le imprimen nuevos bríos a la batalla por la soberanía y los derechos democráticos.
La Iglesia, con monseñor Jaime Prieto Amaya a la cabeza, quien ha puesto su convicción y su influencia al servicio de la causa del pueblo, fue decisiva para el buen éxito de la movilización. La patriótica jornada del 24 de julio constituye un ejemplo para todo el país.