ALCA ARRASA CON LA SOBERANIA

Jorge Enrique Robledo, senador

El ALCA es la misma política de apertura que iniciaron Barco y Gaviria, que continuaron sus sucesores y que tiene al país como lo tiene, pero llevada a la enésima potencia.

Es importante que conozcamos lo de México, porque es una prueba a la mano de cuál es la auténtica realidad de la política que nos están imponiendo. En la lógica neoliberal, el país tercermundista mejor localizado en el mundo para salir bien librado con el ALCA sería México, que tiene al lado, en la frontera, al país con el mayor mercado del mundo. Resulta fácil entender que si a México le ha ido tan mal con el proceso neoliberal de veinte años, como se ha señalado aquí, siempre tendrá que irles peor a otros países que estamos bastante más lejos de ese mercado y que vamos a tropezar con mayores dificultades para acceder a él, repito, en la lógica falsa de la gran felicidad que nos ofrece el neoliberalismo.

Mi ponencia versa sobre el ALCA y la soberanía, pero voy a hacer algunas reflexiones que me ayuden a enmarcar el tema. ¿Qué pasó en Colombia? Ya se ha dicho: se dispararon las importaciones. Lo de las importaciones agropecuarias es suficientemente conocido, pero aquí voy a destacar un hecho que se conoce menos: está demostrado estadísticamente que peor que al agro le ha ido a la industria.

Las cifras entre el 93 y el 99, los años claves del hundimiento de la economía como producto directo del neoliberalismo, nos revelan que en esos años el agro creció un poco más de 7%, o sea, un crecimiento del 1% anual, pésimo. Bueno, en esos mismos años la industria decreció casi 6%, es decir –0,84% anual. La diferencia entre el crecimiento del agro y el de la industria en ese periodo (que, repito, son los años claves) es de 13%.

A la industria le fue bastante peor que al agro. Si se conoce poco no es porque no sea una cruda y ostensible realidad, sino porque mientras en el sector agropecuario ha habido quienes con alguna fuerza hemos podido denunciar el desastre y oponer resistencia, la verdad es que en la industria quienes eran los principales llamados a denunciar la gravedad de la situación lo han ocultado cuidadosamente, por cualquier razón que sea.

El ALCA, en síntesis, va a profundizar la apertura que se iniciara en 1990. La mejor definición que he escuchado del ALCA se la oí a un campesino de la zona cafetera. Decía que ALCA significa: ALCA…ído, caerle. Nos desbarataron la economía en esta década y ya ahora, que nos ven en el piso, nos van a levantar a las patadas.¿Qué pasará en lo político? No puede haber un proceso de concentración de la riqueza, de antidemocracia económica, que no conduzca a un proceso de antidemocracia política. Lo que está pasando en Colombia no es casual. No es casual que haya un Poder Legislativo absolutamente avasallado por el Ejecutivo. No es casual que el gobierno pisotee la Rama Judicial y viole uno de los principios cardinales de la democracia burguesa, cual es el de la separación de los poderes. No es casual el autoritarismo. Cuanto más antidemocracia económica, más antidemocracia política.

No estamos entonces ante un proceso de integración, sino ante un proceso de anexión. Lo que estamos presenciando es un proceso de recolonización. Lo anticipó Francisco Mosquera por allá en 1992.

En estas pujas antagónicas que son las relaciones económicas internacionales, el peor presidente de la República ¿cuál es? No el más bobo, ni el más corrupto, ni el más ignorante, ni el más vago. El peor presidente de la República es el que ha sido contratado bajo mano para trabajar día y noche y sin descanso al servicio de la nación con la cual se está compitiendo. El peor presidente de la República es el que juega en el bando enemigo, asesorado por un grupo de expertos que también juegan en el bando enemigo. Un presidente que es un traidor a la patria y que en últimas tiene como negocio principal vender a su país a los intereses extranjeros.

No creo que el ALCA tenga arreglo, de la misma manera que no creo que los neoliberales tengan arreglo. A los hommes y a los junguitos no hay que convencerlos, hay que derrotarlos.

A los más pesimistas, a quienes crean que no podemos derrotar al imperio, les dejo esta reflexión: el deber de los patriotas, el deber de los seres humanos en nuestro paso por esta Tierra es hacer un esfuerzo por dejarles un mundo mejor a nuestros hijos. En esa lucha por dejarles un mundo mejor a nuestros hijos no estamos obligados a ganar, pero sí a librar la batalla.

(De la ponencia: El ALCA arrasa con la soberanía de Colombia).