CAMPO DE BATALLA ENTRE LO VIEJO Y LO NUEVO

Del 3 al 12 de agosto se realizó en Manizales el V Festival Latinoamericano y la Primera Muestra Internacional de Teatro.

El gobierno antinacional de Misael Pastrana Borrero y la oligarquía caldense al apoyar económicamente el certamen, pretendían convertirlo en un circo de distracciones para tratar de ocultar la gravísima situación de dependencia, opresión y miseria a que tienen sometido al país el imperialismo norteamericano y sus cómplices criollos, y, asimismo, presentarse ante la opinión pública internacional como propulsores de la cultura y de la libertad de expresión.

Por ello, la participación de los grupos teatrales colombianos auténticamente revolucionarios, por dentro y por fuera del Festival, era no solo justa sino necesaria, para denunciar ante el pueblo y la opinión pública internacional cuál es el “fomento a la cultura y a la libertad de expresión” que cacarean los tiranuelos proimperialistas del Frente Nacional: fomento y libertad para la penetración cultural yanqui y represión violenta contra la cultura, los artistas e intelectuales patrióticos.

Convertir el Festival en una tribuna para denunciar la venta del país y los crímenes contra el pueblo de la casta gobernante y desarrollar la lucha de clases en el terreno del arte, con obras de calidad artística que exalten los combates de nuestro pueblo por su liberación nacional: he ahí la consigna y el cometido de los grupos revolucionarios de teatro en el evento. Es un hecho que este cometido se logró en lo fundamental. En las presentaciones, foros, conferencias, debates y demás actos, los aguerridos destacamentos de los Trabajadores del Arte Revolucionario convirtieron el Festival oficial en un campo de batalla entre lo viejo y lo nuevo: entre la podrida cultura de las clases explotadoras y la pujante y vigorosa cultura revolucionaria que se desarrolla al fragor de la lucha de las masas.

Doce grupos teatrales colombianos protagonizaron la Primera Muestra de Teatro Popular paralela al evento oficial, mostrando obras en general de buena calidad que recibieron en sindicatos, barrios, colegios y universidades amplia acogida por parte del pueblo manizalita. Con especial entusiasmo fueron aplaudidas “La Verdadera Historia de Milciades García”, del Teatro Independiente Popular dirigido por Ricardo Camacho; “Un pobre gallo de pelea”, del Teatro Libre de Bogotá que dirige Felipe Escobar y “Los Comuneros”, del Teatro Inem de Cali dirigido por Alvaro Arcos, consideradas por las gentes sencillas y sectores populares, al igual que intelectuales, críticos y artistas nacionales y extranjeros como representativas de un teatro popular y revolucionario en Colombia.

También se destacó la Primera Muestra Nacional de Pintura, en la que más de quince pintores nacionales exhibieron sus cuadros de combate, recibiendo elogiosos comentarios y valiosas observaciones por parte de los visitantes.

Al mismo tiempo se estrecharon los lazos fraternales con los grupos y personas democráticas y progresistas de los diferentes países, conformándose el Frente Latinoamericano de Trabajadores de la cultura, que emitió una importante declaración, llamando a los artistas del continente a desarrollar un arte que les sirva a los pueblos oprimidos en su causa común antiimperialista.

A esta exitosa batalla se sumarán muchas más, que orientadas por los destacamentos avanzados del proletariado colombiano, crearán un gigantesco ejército cultural revolucionario, indispensable para coronar la tarea liberadora de nuestro pueblo.