RESPETEMOS LOS COMPROMISOS Y LA DEMOCRACIA INTERNA

¿A qué distancia se encuentra la Unión Nacional de Oposición del frente único antiimperialista? Marchando a paso firme y sostenido nos hallamos aún a miles de jornadas de la meta suprema de aglutinar y organizar bajo un centro a más del 90 por ciento de la población colombiana. ¿Cuáles son sus fuerzas? Hasta hoy la UNO ha estado integrada por el MOIR, el Partido Comunista, el Movimiento Amplio Colombiano y algunas organizaciones de provincia. Aunque tales agrupaciones lograron mediante la política unitaria revolucionaria extender su influencia y consolidar sus efectivos, es evidente que ninguna por separado, o en conjunto, moviliza a las más amplias masas populares, ni siquiera a los sectores más importantes de las clases revolucionarias. Existen regiones enteras en Colombia donde nuestro poder organizativo apenas se insinúa y otras donde éste es nulo por completo. Son defectos de crecimiento que se subsanarán sólo en la medida en que la clase obrera y el resto de clases revolucionarias vayan progresando en la lucha y en su conciencia política. Entonces, ¿en qué sentido podemos referirnos a la UNO como “semilla del Frente Patriótico de Liberación Nacional”? La Unión Nacional de Oposición posee dos pilares sólidos que en esencia son puntales de la unificación del pueblo colombiano: su programa nacional y democrático, como ya lo dijimos, y su estatuto organizativo que, de acatarse rigurosamente, garantiza la dirección compartida sobre la base de la participación democrática de todas sus fuerzas. Estos representan dos aportes considerables, dos experiencias positivas, dos grandes conclusiones que las fuerzas revolucionarias colombianas pueden y deben tener en cuenta en su lucha por la unidad y la liberación. En ese sentido, desde el punto de vista de su programa nacional de unificación popular y de sus principios de funcionamiento democrático, la UNO es un germen de frente único. Sin embargo, ésta ha adolecido de una falla, también estudiada atrás, consistente en que no efectúa a cabalidad una labor de orientación y coordinación de las luchas populares. El renunciar a la tarea concreta de dirigir y por ende a la de facilitar la cohesión y cooperación de los partidos comprometidos entre sí, riñe con su espíritu de frente único. Se comprende que esta deficiencia le merma importancia a la Unión Nacional de Oposición y la retrasa en su desarrollo.

¿Qué corresponde hacer si queremos sinceramente desatascar a la UNO e impulsarla hacia nuevas conquistas? Lo que la lógica del pueblo aconseja: apoyarnos en el lado bueno y curar el lado malo. O sea, primero, defender su programa nacional y democrático y aplicarlo creadora y consecuentemente a las circunstancias que vive el país; segundo, observar al pie de la letra su estatuto organizativo y llevar a la práctica los métodos democráticos de funcionamiento, creando un ambiente de franco intercambio de opiniones y de críticas y, tercero, corregir su estrechez directiva abarcando paulatinamente más y más asuntos de interés general y conveniencia recíproca, en tal forma que los organismos de dirección de la UNO puedan examinar, discutir y resolver democráticamente aquellos problemas revolucionarios en los cuales debe haber una política compartida, si de veras estamos resueltos a mantener la cooperación entre los diversos partidos coligados. Cumpliendo con estas tres normas iremos transformando los factores adversos en favorables. De insistir en esta línea es seguro que con el tiempo se adherirán a la Unión Nacional de Oposición nuevos contingentes de combate que alinearemos con los nuestros frente a las legiones del régimen bipartidista tradicional. Y viceversa, si descuidamos alguno de estos tres requisitos lo más probable es que a la UNO no se le sumarán fuerzas de consideración, y si lo hacen, será entrada por salida, debido, ya a las vacilaciones en la lucha contra los enemigos principales y comunes, ya a la falta de democracia interna o por pérdida de coordinación y cooperación en las políticas de mutua incumbencia. Estas tres reglas básicas, producto de la experiencia de la lucha revolucionaria colombiana, seguirán siendo válidas durante todo el curso de la etapa de construcción del frente único antiimperialista en nuestra patria. El proletariado como principal núcleo dirigente de la revolución las utilizará como las mejores herramientas para aglutinar en torno suyo al resto de clases y organizaciones revolucionarias. Quien persevere en ellas obtendrá triunfos y quien las menosprecie terminará aislado irremisiblemente. Esto es fácil de comprender. El programa común, la democracia interna y la dirección compartida son los requisitos fundamentales del frente único y éste es la principal estrategia revolucionaria para Colombia en la hora presente.

El Partido Comunista le ha endilgado al MOIR la culpabilidad de la parálisis de la Unión Nacional de Oposición en el periodo post-electoral. La queja se monta sobre el supuesto de que nuestro partido formula exigencias extremas de imposible cumplimiento. Ustedes, por ejemplo, nos reprochan.

“En relación con la unidad popular y concretamente con la UNO, el MOIR viene solicitando su ´radicalización´. ¿Qué entiende el MOIR por ‘radicalizar a la UNO’? Entiende que ésta se convierta en un ‘bastión inexpugnable’ al cual sólo tengan acceso ‘los verdaderos revolucionarios’”.[43]

Por supuesto que nosotros no hemos solicitado que la UNO se convierta en un “bastión inexpugnable” al que sólo tengan acceso “los verdaderos revolucionarios”. Al rompe se deduce que tan curiosa reclamación carece de sentido por abstracta, por absurda, por irracional. Son las libertades imaginativas que se toma con frecuencia el Partido Comunista para quitarse de encima a sus contradictores. Pero que sirva una sola consideración. Si el MOIR hubiese demandado las exigencias traídas de los cabellos y entre comillas por ustedes, o algo parecido, no habría podido avanzar un solo milímetro con este proceso unitario de tres años. En el sinuoso desarrollo de la revolución tendremos muchos compañeros de viaje.

Esta tal vez fue una de las primeras lecciones asimiladas por todos los militantes del MOIR. Sabemos que el proletariado colombiano necesita de la cooperación de otras clases y fuerzas amigas para procurarse las mejores condiciones hacia el socialismo, como son la liberación nacional y la democracia. Sin embargo, la clase obrera no arrastra tras de sí al grueso de la población colombiana en esta etapa exigiéndole que asuma una posición comunista, sino una posición patriótica y democrática en defensa de los intereses nacionales comunes y de aquellas reivindicaciones fundamentales de las distintas clases revolucionarias que las unen contra el enemigo principal: el imperialismo norteamericano y sus sirvientes lacayunos. Por eso la vanguardia proletaria defiende en la actualidad un programa que no es su programa socialista, sino el programa del frente único.

El MOIR no se ha hecho la ilusión de que sus aliados cambian de naturaleza porque se alíen a él. Ni jamás ha formulado en abstracto ninguna demanda. Fueron muy concretas las condiciones que planteamos para contribuir a crear la Unión Nacional de Oposición. Entre ellas propusimos que se aprobara un programa nacional y democrático. Y hoy, después de la rica experiencia vivida, seguimos considerando que quien ingrese a la UNO, sea revolucionario de “tiempo completo” o de “medio tiempo”, debe comprometerse a defender y aplicar consecuentemente sus nueve puntos programáticos. Y quien viole los compromisos contraídos merece ser severamente criticado. Éstas no son formalidades engorrosas o perturbadoras de las cuales podamos desembarazarnos para incrementar el montón. Son imperativos de principio, claros, concretos, necesarios y de fácil comprensión. Nadie conseguirá desvirtuarlos o refundirlos con litigios acerca de la cuantificación porcentual del grado de revolucionarismo de los aliados, o con alegatos sobre la necesidad de las alianzas tácticas, fugaces y cotidianas de las acciones unitarias que el proletariado realiza en beneficio de determinados puntos reivindicativos, para capear dificultades transitorias o aprovechar contradicciones de sus enemigos declarados. Se trata de las normas perentorias que regulan la alianza estratégica, permanente y a largo plazo que la clase obrera y su partido mantienen con otras clases y fuerzas dentro del “embrión” de frente único, como se ha insistido en apodar a la Unión Nacional de Oposición. ¿Podría ingresar a la UNO, preguntamos, una corriente política análoga al trotskismo tropical que rasga sus vestiduras delante del programa nacional de unificación popular e invita al proletariado de un país neocolonial y semifeudal a enclaustrarse y a rumiar un socialismo incontaminado de las impurezas y vanidades de este mundo? Indudablemente que no podría. Pero esto ya ha sido exhaustivamente explicado.

La cooperación entre los partidos de la UNO se encuentra prácticamente rota, a consecuencia de la “política suelta”. No ha habido ni puede haber solidaridad política en decisiones y luchas que no se examinan, discuten ni resuelven conjunta y democráticamente. Hagamos un replanteamiento general y audaz de este método disgregacionista y optemos porque poco a poco los organismos de dirección de la Unión Nacional de Oposición vayan resolviendo aquellos asuntos de importancia general para la lucha del pueblo colombiano y de recíproca incumbencia, con la participación democrática de todas sus fuerzas, aprovechando la experiencia de la campaña electoral unificada. Apoyémonos en el programa de nueve puntos y en las decisiones de la última convención, respetemos la democracia interna, discutamos las contradicciones y resolvámoslas sin pérdida de tiempo. Esta es nuestra propuesta. Al anunciarla no estamos creyendo con sobredosis de optimismo que la ruta esté expedita. Al revés, sabemos que se interponen enormes obstáculos, que prevalecen diferencias considerables, que la polémica pública ha sido inevitable y podría seguir siéndolo en el futuro. Sin embargo, al hacer nuestra propuesta, recurrimos para ello a las reiteradas oportunidades en que ustedes han manifestado estar dispuestos a consolidar y fortalecer la Unión Nacional de Oposición y a las justificadas esperanzas que ésta despertó en no despreciables sectores de la opinión popular.