ROBLEDO, «LA VOZ EN DEFENSA DEL INTERÉS DE LA NACIÓN», DE NUEVO AL SENADO

Mientras que el uribismo de todas las vertientes mantuvo a duras penas la fuerza en el Congreso, y los conservadores vieron la suya bastante decaída, Jorge Enrique Robledo fue de los pocos senadores que incrementaron en forma significativa la cauda electoral, por el orden de 75 por ciento, al subir de 45 000 votos hace cuatro años a casi 77 000 el pasado 12 de marzo.

A diferencia de lo hecho por los partidos uribistas, que cifraron su suerte en el uso y abuso del poder del Estado, la actividad proselitista de Robledo descansó en el esfuerzo denodado y el espíritu de sacrificio de los miles de militantes y colaboradores anónimos. No fueron menos decisivas las alianzas regionales con destacados dirigentes de los sectores populares, entre las cuales cabe destacar la efectuada en la capital con el representante a la Cámara por el PDA, Venus Albeiro Silva, quien repite igualmente en el Congreso para un nuevo período.

En lo tocante al Polo Democrático Alternativo, PDA, la nueva y pujante colectividad que agrupa a una nítida coalición de movimientos, personalidades y partidos –el MOIR, entre ellos–, la situación es también muy alentadora. Sus listas únicas fueron apoyadas por cerca de un millón de colombianos, la mayor votación alcanzada por la izquierda en toda la historia del país, lo que indica que amplios segmentos de la población piden para Colombia un nuevo rumbo. El PDA salió completamente unificado de la difícil prueba y se dispone a dar la gran sorpresa, el próximo 28 de mayo, con la candidatura del doctor Carlos Gaviria Díaz a la Presidencia de la República.

Reconocimiento a una gran labor

El auspicioso resultado significa muy a las claras que el país reconoce la labor tesonera y consecuente adelantada por Jorge Enrique Robledo en el Senado desde el año 2002. No hubo tema importante de actualidad que no abordara el congresista con carácter y lucidez, tanto en las Plenarias de la cámara alta como en su Comisión Quinta.

Robledo ha estado liderando desde hace más de veinte meses la batalla contra el TLC, al que denuncia como una entrega abyecta de la soberanía nacional. Acompañó en el año 2005 las consultas populares emprendidas por los indígenas, los productores de clima frío y los arroceros del Tolima y el Meta, que rechazaron el Tratado por mayoría abrumadora. La pelea contra el TLC fue el eje cardinal de la reciente campaña de Robledo por llegar otra vez al Senado de la República.

Resonantes han sido sus debates contra la antipatriótica política del presidente Uribe en el campo de los hidrocarburos y contra la privatización de Coltel (antigua Telecom), las fumigaciones con glifosato y la lesiva importación de millones de toneladas de alimentos. Robledo ha combatido la Ley 100 de 1993, la reforma pensional uribista, las sucesivas reformas tributarias, la política de vivienda, los recortes laborales y la ofensiva contra la educación pública y, junto con un nutrido grupo de senadores y de representantes, se ha opuesto en forma erguida al modelo económico neoliberal, puesto en marcha por el gobierno al servicio exclusivo del interés foráneo y del gran capital.

Robledo con Carlos Gaviria

En la contienda actual por la Presidencia, el senador Robledo acompaña al candidato del Polo Democrático Alternativo, Carlos Gaviria Díaz, secundándolo en el proyecto de unidad nacional que este último ha venido impulsando en torno a la defensa de la soberanía, los derechos de los trabajadores, la producción agropecuaria e industrial y la auténtica democracia.

Coincidiendo con lo propuesto por el candidato del Polo, Jorge Enrique Robledo afirma que la soberanía nacional es la más poderosa palanca del desarrollo económico y social. Una primera piedra para echar los cimientos de las transformaciones profundas que requiere Colombia –dice también Robledo– radica en conquistar la plena independencia de la nación colombiana y en poner en la dirección del Estado a quienes tengan el propósito de superar el desastre actual derrotando a la rosca de logreros que medran en un mar de corrupción.

Sostiene que Colombia debe tener relaciones económicas y diplomáticas con todos los países de la Tierra, incluso con Estados Unidos, pero en pie de igualdad y beneficio recíproco.

Agrega que de elevar el nivel de vida de los trabajadores, incrementando los salarios y prestaciones, volviendo a concederles lo perdido por ellos en la reforma laboral uribista y garantizándoles la salud, el empleo y la educación, depende el fortalecimiento del mercado interno, base democrática para el salto adelante de la industria y el agro, cuya producción ha de protegerse sin vacilaciones. Debe entonces rechazarse de plano la práctica de empobrecer, empobrecer y empobrecer a los asalariados persiguiéndoles hasta el último centavo de sus ingresos.

Añade que el auténtico progreso de Colombia exige asimismo convertir la industrialización en objetivo fundamental. Repudia por lo mismo la propuesta de especializar al país en maquilas de baja tecnología y en la exportación de materias primas. Y concluye llamando a defender la democracia, pero la auténtica, y no esta farsa que se practica en Colombia.

A despecho de los encuestadores, que, como todo el país sabe, pelaron el cobre en las pasadas elecciones, Robledo opina que el candidato presidencial del Polo Democrático Alternativo va en camino de convertirse en un fenómeno político.