Elías Fonseca
Los estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad Nacional adelantan una resuelta resistencia a la implantación de la reforma que aprobó Marco Palacio y que pretende aplicar Ramón Fayad, actual rector encargado. Los estudiantes adelantaron la toma pacífica del campus de la sede Bogotá, y se declararon en asamblea permanente multiestamentaria a partir del 9 de noviembre, en la cual aprobaron el pliego general de exigencias. Entre ellas destacamos:
Autonomía y democracia
Conquistar la autonomía y la democracia en la Universidad, perdidas totalmente con el asalto que Uribe Vélez cometió en 2003 al imponer a Marco Palacio como rector, contra la voluntad mayoritaria de estudiantes y profesores. Palacio impuso su escudero para reformar la Universidad Nacional en el camino de adecuarla a las necesidades del TLC con Estados Unidos.
Es crucial la reconquista de escenarios para definir, con la participación de estudiantes y profesores, los asuntos medulares de la vida universitaria tales como el contenido de las reformas académicas y administrativas y las políticas de bienestar estudiantil, entre otros.
Reforma académica
Derogar los actos administrativos expedidos por el binomio Palacio-Fayad, en especial los referidos a:
1. El recorte en la duración de las carreras, que significa la imposición del limite de 160 créditos a todos los programas curriculares, los cuales quedarían inamovibles, imposibilitando cambios sustanciales a los mismos por parte de la comunidad educativa, y estropeando la calidad de la educación impartida. La formación profesional se orienta hacia el «desarrollo de destrezas esenciales generales», que le permitan desempeñarse en cualquier ocupación –»saber leer, analizar, sintetizar, argumentar, por un lado, y, por otro, la capacidad de escuchar y trabajar en equipo»–. Los contenidos se reducen al mínimo y son generalistas.
2. La supresión de las líneas de profundización de las carreras, lo cual traería un profesional no apto para el ejercicio. La reforma suprime un conjunto de asignaturas que le dan un énfasis específico al estudiante, en alguno de los campos de aplicación de la profesión.
3. Disminución del tiempo de permanencia de los estudiantes en la universidad, rebaja de la intensidad horaria en las materias y fijación de estándares mínimos de conocimiento que apuntan a la promoción automática en la educación superior, ya desastrosa en la básica y media.
4. La fijación del sistema de créditos académicos y de acreditación de las carreras inciden en el deterioro de la calidad y rebajan la rigurosidad académica, al recortar contenido de las asignaturas para ajustarlas a los tiempos implícitos en el concepto del crédito, al igual que se disminuye el número de materias para que no superen el total fijado.
5. La fusión de carreras y facultades, desvertebrando unidades académicas que en la historia de la nacional han hecho valiosos aportes a la investigación, la ciencia y el conocimiento.
6. La supresión de espacios de discusión de los asuntos académicos, extendiendo al campus universitario el estilo autoritario del presidente Uribe, todo con el fin de imponer sin discusión alguna con los estamentos básicos de la universidad la política que les dictan a nuestros gobernantes los agentes imperiales.
Profesores de planta y pensionados
Mantener al profesorado de planta como la principal forma de vinculación y disminuir a lo estrictamente necesario la contratación de profesores por horas cátedra, condición para que cualquier universidad pueda garantizar el desarrollo profesional de la docencia. Es práctica de las mejores universidades del mundo retener al profesorado que ha acumulado experiencia en la obtención y enseñanza del conocimiento; en tanto la actual reforma pretende prescindir de los docentes que han reunido los requisitos de pensión, con el mero afán de bajar los costos laborales con profesores catedráticos, desechando el valor que los pensionados representan y contribuyendo de manera deliberada al deterioro de la calidad de la educación.
Pasivo pensional
Exigir al gobierno que cubra el pasivo pensional. En carta enviada por el ministro de Hacienda al rector de la Nacional el 21 de septiembre, Uribe Vélez muestra su intención clara y rampante de liquidarla por esta vía, al señalar que el Estado no es responsable financiera y presupuestalmente de las pensiones reconocidas por la Caja de Previsión Social de la Universidad Nacional, y que por tanto las debe asumir esa institución. El pasivo pensional asciende a 3.5 billones de pesos.
Bienestar estudiantil
Establecer un verdadero bienestar universitario que brinde acceso real y gratuito a planes de salud, servicios de cafetería, residencias estudiantiles, trabajos de campo y otros beneficios.
Plan de regulación y manejo
Un plan de regulación y manejo que permita destinar el presupuesto y el patrimonio de la universidad a las necesidades académicas de la comunidad estudiantil tales como bibliotecas, salas de informática, cursos de extensión e investigación y, en especial, defender la permanencia del hato y los invernaderos en los predios de la universidad, ya que facilitan que estudiantes y profesores realicen prácticas, investigaciones y proyectos en las áreas de ciencias naturales. La administración pretende cederlas para obras de remodelación como alamedas, calles internas y áreas decorativas; millonarias inversiones (60 mil millones de pesos) que saldrían del rubro de matrículas destinado a respaldar el préstamo ante el Banco Mundial.
En suma, lo que pretenden los reformadores es conducir a la Universidad Nacional al descalabro total, sumirla, como lo han hecho con otras, en la mediocridad y la incapaciad, negando su papel de aportar lo mejor de la ciencia y el conocimiento para la construcción de un país próspero y soberano. Acertadamente el senador Jorge Robledo señala en su documento contra la reforma Palacio: «Los graduados en las carreras más cortas de la Nacional comprobarán que las famosas competencias en las que los adiestraron, y con las que les sustituyeron una formación con mayores fundamentos, no les permitirán competir con otros profesionales que serán tan diestros como ellos en algunas prácticas, pero que además tendrán una mayor formación en los conocimientos básicos de las carreras. Y es obvio que al final, en los promedios que resultarán, habrá caído el aporte de la Universidad Nacional a la sociedad colombiana».
Represión y autoritarismo
La respuesta del gobierno de Uribe a las peticiones de los universitarios ha sido el cierre de la universidad y el desalojo de los estudiantes, profesores y trabajadores por la fuerza pública, con el pretexto de preservar la integridad de personas e instalaciones en contra del «vandalismo rampante de los participantes en la asamblea permanente». Tan temeraria acusación ha sido desmentida por la contundencia de las multitudinarias movilizaciones, que de manera pacifica y civilizada, han hecho los universitarios, y que han suscitado la simpatía y el apoyo de la población.
Ante la actitud del gobierno, los estamentos universitarios han reafirmado su decisión de asamblea permanente hasta tanto se establezcan por parte del gobierno y las directivas mecanismos para la discusión del pliego general de exigencias y la satisfacción de las justas demandas de estudiantes, profesores, trabajadores y pensionados.
La Coordinadora Nacional de Estudiantes Universitarios, CNEU, aprobó el 26 de noviembre el apoyo incondicional a esta lucha, lo mismo que la difusión por todos los rincones del país de la problemática educativa de la Universidad Nacional, la misma que atraviesa toda la educación pública universitaria. Se orientó para comenzar el próximo año con la preparación de jornadas que emulen la actitud asumida por estudiantes, profesores y trabajadores de la Nacional, para confluir en un gran levantamiento en todo el país contra la política uribista en la educación superior.
Jorge Enrique Robledo, senador del MOIR y el Polo Democrático Alternativo, reiteró su respaldo a la lucha estudiantil: «Lo que se pone al orden del día, entonces, es la oposición, civilizada y democrática por supuesto, a los aspectos nodulares de la reforma, lucha que debe darse mediante la unidad y la movilización de estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad, en el marco de la defensa de toda la educación pública y en comunidad con ella y procurando el respaldo del conjunto de la sociedad colombiana».