La industria del tabaco, tan estrechamente unida a nuestra historia, con las gestas de los Comuneros, y que durante el siglo pasado se constituyera en la actividad económica predominante y en el primer renglón de exportación, languidece hoy golpeada por la apertura gavirista. Las importaciones sin control, el contrabando y el «dumping» son los causantes de que el 50% del mercado interno haya caído en manos de los cigarrillos extranjeros.
La Compañía Colombiana de Tabaco viene denunciando al Instituto Colombiano de Comercio Exterior, Incomex, por propiciar prácticas desleales al certificar, con fines arancelarios, precios muy por debajo de los reales de comercialización de los cigarrillos importados. Asimismo, el presidente de Coltabaco afirma que durante 1992 las ventas se redujeron en una cuarta parte.
Numerosos campesinos de Bolívar, Sucre y los Santanderes han sido lanzados a la ruina. Según estadísticas de Finagro, mientras en el primer semestre de 1991 se financiaron 2.184 hectáreas de tabaco negro, en igual período de 1992 solamente recibieron crédito 492. Con respecto al tabaco rubio, las cifras son también dicientes. Durante los mismos períodos analizados el hectareaje se redujo de 2.715 a 1.876.
Los 200 mil trabajadores dedicados al cultivo, cosecha, manufactura y comercio del tabaco se ven abocados al cese de labores.