Paro agropecuario del Huila: EJEMPLAR COMBATE DE MASAS

Por Carlos Tovar

En la noche del 23 de abril. Adán Cárdenas, viejo y curtido luchador agrario de Gigante, se aprestó a participar en el paro convocado por la Asociación Agropecuaria del Huila. También decenas de compañeros de la vereda La Peñalosa, inspección de Vueltas Arriba, emprendieron el camine en el frío de invierno hacia el casco urbano de este municipio cafetero. Al igual que ellos, centenares de familias campesinas se movilizaron desde las distintas veredas hacia la carretera nacional que atraviesa de sur a norte el departamento. Allí, a la medianoche, en los distintos puntos de concentración, se dio comienzo a una de las grandes movilizaciones campesinas que recuerda el sur de Colombia.

A esa hora, en varias decenas de lugares se vivía la misma escena. A lado y lado del río Bache, sobre la vía que de Neiva conduce a Bogotá, se congregaron los campesinos de Iquira, Teruel, Santa María, Villavieja y Aipe. En la salida norte de Neiva, el bloqueo fue por los productores llegados de Tello, Baraya y Colombia. Al oriente de la capital lo hicieron los campesinos de las inspecciones de San Antonio, Vegalarga y el medio Pato, y al occidente, los de Palermo. y de las inspecciones de San Luis Órganos, La Julia, Chapinero y Aipecito. En La Cabañita se concentraron agricultores de Campoalegre. Rivera. Algeciras y El Hobo. En Gigante y Garzón se dieron importantes movilizaciones. En el puente del río Suaza, estuvieron campesinos de Acevedo, Altamira, Tarqui y Suaza. Hubo manifestaciones en La Plata y en el puente sobre el río Paez, se hicieron presentes los de Paicol y Tesalia. De las concentraciones de sur del Huila necesario destacar las once que hubo en los alrededores de Pitalito. En el cruce de San Agustín y San José de Isnos, protestaron más de 2.500 personas. En Palestina, La Mesa de Elías y Timaná tampoco se quedaron atrás. Se puede decir que más de 40 mil huilenses recorrieron valles y montañas para hacer sentir sus reclamos y exigirle soluciones al gobierno.

No era la primera protesta que realizaban por sobrevivir como productores del campo. Ya en 1991 y 1992 se habían presentado levantamientos espontáneos en Pitalito, Altamira y La Plata. Fue la respuesta al dramático proceso de pauperización, agravado por las políticas de apertura económica puestas en marcha por el régimen gavirista, las cuales, además, de suprimir de un tajo los créditos de fomento, le dieron al sector un rudo golpe. Como resultado de aquellas luchas, se suscribió en La Plata un acuerdo para refinanciar las deudas de los campesinos con la Caja Agraria y el Banco Cafetero, el más urgente problema en ese momento.

En Gigante, municipio con tradición de lucha, comoquiera que allí se inició la seccional de la Unidad Cafetera Nacional, bajo cuya dirección se participó en múltiples movilizaciones hasta culminar en el Paro Nacional Cafetero de 1995, se sembraron las semillas organizativas del campesinado huilense: la Comuna Agropecuaria de Gigante. Ésta, fundada el 27 de julio de 1992, dio origen, como resultado de un paro en noviembre de 1994. a la Asociación Agropecuaria del Huila.

En esa ocasión se firmaron con el gobierno de Samper una serie de compromisos que éste, mediante subterfugios y aplazamientos, terminó por desconocer.

Al finalizar 1995 la situación agraria se tornó aún más crítica, al ahondarse la baja rentabilidad del sector y agotarse los plazos de refinanciación. Más de 30 mil familias habían caído en la trampa del endeudamiento con intereses usurarios. Obligaciones bancarias de 500 mil y un millón de pesos fueron incrementándose hasta el punto que ni el valor de las propiedades alcanzaba para cubrirlas.

La perspectiva para millares de personas no fue otra que la confiscación de sus predios. Quienes durante generaciones estuvieron sometidos al ciclo de endeudarse para producir y producir para pagar, se encontraron a la vuelta de pocos años sin cómo producir ni con qué pagar.

«El paro, única salida»
A la Asociación no le quedó otra alternativa que programar una nueva protesta, la cual fue concertada para el 24 de abril. Una asamblea multitudinaria, en la que estuvieron representados 37 municipios, formuló cuatro objetivos básicos:

• Exigir el aval del gobierno para la creación del Fondo de Solidaridad Agropecuaria, con el compromiso de asignarle 150 mil millones de pesos del presupuesto nacional.
• Suspender los procesos judiciales por las deudas vencidas hasta 30 millones de pesos.
• Reabrir los créditos de la Caja Agraria y que los viejos deudores sean sujetos de nuevos créditos.
• Suprimir el cobro de valorización en la vía Río Loro-Pitalito, impuesto que afecta a los propietarios rurales del sur del Huila.
Luego de sortear múltiples maniobras oficiales encaminadas a desmontar el paro, entre ellas amenazas militares contra los dirigentes de la Asociación, se dio comienzo el 24 de abril a una formidable movilización del agro huilense que contó con la solidaridad de sectores gremiales, sindicatos, dirigentes políticos, jerarcas de la Iglesia y gente del común.
Los millares de campesinos, confiados en su fuerza, en lo justo de sus reclamos y en la firmeza de su dirigencia, encabezada por Orlando Fernández, Antonio Vargas, Ernesto Macías, Luis Edgar Gutiérrez, Teódulo Guzmán, Jaime Hernández, Yeny Laguna y decenas de hombres y mujeres de la Asociación, enfrentaron al gobierno samperista. Tras cinco días de bloqueo, que paralizó todas las actividades económicas del Huila y de los vecinos departamentos del Caquetá y Putumayo, los ministros del régimen hubieron de firmar un acuerdo sobre la base de las cuatro exigencias planteadas.

En las siguientes semanas, bajo la vigilancia de la Asociación se llevó al Congreso y fue aprobada la ley que creó el Fondo de Solidaridad Agropecuaria, cuyos términos estipulan que: 1) El Fondo contará con al menos 150 mil millones de pesos. 2) El Fondo comprará totalmente las deudas – capital e intereses- hasta cinco millones de pesos de pagaré inicial, y 25% del capital y la totalidad de los intereses de las deudas entre cinco y diez millones de pesos de pagaré inicial. 3) Comprará tierras para readjudicarlas a los campesinos que las hayan perdido en procesos judiciales.

El mayor logro ha sido sin duda el fortalecimiento de la organización gremial para futuros combates.