En fresno, Tolima:»SI SE ACABA EL CAFÉ ESTAMOS MUERTOS. HAY QUE SEGUIR LA LUCHA»

Cientos de curtidos caficultores fresnenses desfilaron por un objetivo común: hacer valer los cuatro puntos enarbolados por la dirigencia cafetera y denunciar la intromisión norteamericana en nuestro país.

Junto al parque principal destacaba la solidaridad del cabildo: «El Concejo del Fresno, ¡Presente!» Fueron decenas las veredas que, madrugándole al terrorismo del gobierno, cumplieron con el deber cívico y patriótico de acompañar a la Unidad Cafetera en sus justísimas demandas: Alegrías, Cerro Azul, La Floresta, la Cordura, Cascabel, El Tablazo, Padua, la Estrella, Peñalisa, San Bernardo, Paramillo…

«Ojalá nos organicemos mucho más»
En la tarima, levantada a la salida hacia Manizales en el sitio conocido como la Ye, se escucharon a lo largo del día las voces de las gentes sencillas del pueblo: jornaleros agrícolas, pequeños y medianos cultivadores del grano, concejales y personalidades del pueblo.

«Lo que uno trabaja no alcanza por el problema de la broca», sentencia gravemente un viejo campesino de la zona, y otro cultivador complementa: «Nadie puede comer, entonces, al acabarse el café que es la única industria que hay, entonces estamos muertos. No hay que dejarlo acabar y por eso estamos en la lucha». Y otro remata: «Sigamos luchando y ojalá que nos organicemos mucho más».

Nuestra patria es café…
Coreando repetidamente «fuera gringos de nuestra patria», los cosecheros se apostaron en la Ye y el trancón demoró hasta bien caída la tarde. La fuerza pública hubo de recular varias veces ante la indignada protesta campesina. El párroco del lugar expresó su mensaje de apoyo, al igual que diputados de la zona, en tanto que artistas y copleros animaron el acto y las tonadas que hizo llegar el cura de Aguadas «Estados Unidos invade a Colombia y el gobierno se hace el de la vista gorda…» aumentaron el entusiasmo de los asistentes.

El dirigente cafetero local y concejal de Fresno, Alonso Osorio, cerró el histórico día con un encendido discurso en el que denunció al gobierno samperista: «Somos campesinos que conocemos el café desde que se siembra y enchapola hasta que se produce y se vende… El gobierno de Samper defiende el bolsillo explotador de las multinacionales y condena a muerte a la producción, respondiendo a la orden del Banco Mundial de que hay que acabar con el café… El sudor de todas las generaciones cafeteras no va a pasar inadvertido, y no van a llegar unos señoritos, manejados por el Banco Mundial, a decir que aquí tenemos que resignarnos a la ruina, a decir que los cafeteros ya no estamos de moda, a decir que somos ineficientes y desechables»

En directa referencia a la abusiva inspección de la zona cafetera que realizó días antes Myles Frechette, embajador del imperio, dijo: «La policía gringa y la DEA se van a meter a controlar los mítines pacíficos y justos de los hombres de la patria colombiana. Tenemos que salir a defender hasta con la última gota de sangre la soberanía nacional, la producción nacional, las fincas y parcelas de Colombia».

Los marchistas del Fresno, fundado en 1854 por avezados colonos antioqueños, jamás olvidarán la democrática jornada que puso en movimiento una formidable cosecha de rebeldía y de unidad entre los explotados de nuestra nación.