Así fue el paro estatal: UNA LUCHA VICTORIOSA Y UNA DIRECCIÓN DE FECODE DIVISIONISTA

El paro del magisterio en febrero no fue un paro cualquiera. Por primera vez en mucho tiempo Fecode se vincula a una lucha nacional dirigida por las tres centrales obreras. Los comandos a nivel nacional y regional fueron integrados por trabajadores, obreros, empleados y maestros en una sola fuerza.

Toda la prensa sin excepción, la opinión pública mayoritaria y los trabajadores recibieron el acuerdo firmado por el Comando Nacional de Paro como un triunfo del movimiento sindical estatal. Se rompió la política salarial del gobierno, se definieron parámetros de negociación colectiva para los servidores del Estado, se resolvieron algunos de los problemas más sentidos de los trabajadores en las entidades participantes y, como un hecho trascendental contra la política del imperialismo, se desenmascaró el intento de privatización de Ecopetrol y Telecom. Pero, además, se obtuvo que ningún tipo de sanción se les aplicará a los trabajadores que participaron en la protesta. Fue un movimiento de resistencia efectiva contra la política neoliberal que impulsa Estados Unidos en suplan de recolonización del país y que el gobierno de Samper aplica cada día con mayor celo y sumisión.

¿Por qué, entonces, Fecode negoció y firmó por fuera del Comando Nacional? Desde el primer momento de la aprobación del cese de actividades en la junta nacional de la Federación, la mayoría de su dirección se propuso socavar el paro estatal, entregarle la negociación al senador Dussán, quitarles piso a las centrales y desbaratar el movimiento. Estuvieron a punto de conseguirlo, cuando en la noche del lunes, por su cuenta y riesgo firmaron en el Palacio de Nariño el acuerdo para el magisterio, apartándose del Comando Nacional. A esa hora no había arreglo con el gobierno, que aprovechó la coyuntura para tratar de salirse con la suya en contra de los trabajadores. Fue un clásico esquirolaje de la camarilla que dirige a Fecode. Su desmesurado gobiernismo y su afán de salvar al senador Dussán pudieron más que los intereses de los trabajadores estatales en su conjunto.

No pueden fundamentar su sabotaje al paro estatal en que otros sectores también negociaron por fuera del Comando Nacional, porque a ellos los mantuvieron allí hasta el final.
pese a todas sus maniobras por escabullirse: tampoco justifican su retirada por un supuesto maltrato en el Comando Nacional, pues ya habían comenzado por aparte la negociación desde antes del 28 de enero, según consta en la misiva del ministro de Educación a Boris Montes de Oca; mucho menos podrán argüir que el Comando dejaría a Fecode por fuera del acuerdo, porque el mismo ministro fue obligado por Samper a integrarse a la mesa de negociación; y el colmo sería que siguieran defendiendo contra toda evidencia que la única organización que iba a salir al paro era Fecode.

La prima salarial obtenida por Fecode es favorable para el magisterio, pero el levantamiento del paro correspondía al Comando Nacional. Una prima salarial equivalente a4% de aumento para 1997 y de carácter permanente para el magisterio, con lo cual se completaría un aumento real de 25.5 %, es el fruto de la lucha mancomunada de todo el sector estatal, no del protagonismo de dirigentes con pretensiones de reencauche.

Los demás puntos del acuerdo de Fecode, o son pura demagogia para la utilización clientelista de los delegados en el Fondo de Prestaciones, o claramente violentan la Ley General de Educación, devolviéndole el control de los contenidos de capacitación al Ministerio de Educación y dejándoles a los maestros el costo de los créditos para ascenso. Fue muy grave que no se incluyera una sola palabra sobre la política neoliberal de alcaldes y gobernadores en su intento de privatizar la educación pública, como Uribe Vélez en Antioquia o Antanas Mockus en Bogotá, con quienes estos dirigentes mantienen una colaboración directa en las Secretarías de Educación respectivas. Y mientras el Comando de Paro obtuvo en la mesa de negociación que a ningún trabajador se le descontara su salario, el acuerdo de Fecode obliga a los maestros a reponer el tiempo perdido en el cese de actividades.