En su batallar en medio de un Congreso abrumadoramente oficialista, Jorge Santos ha tenido que enfrentarse muchas veces al régimen como único contendor. En todo momento ha respaldado las luchas populares y difundido los planteamientos democráticos y patrióticos del MOIR.
Se une a las protestas populares
El expresidente de la USO ha continuado en permanente contacto con el pueblo. Participó en las dos manifestaciones en la Plaza de Bolívar de Bogotá contra el autoavalúo. Visitó a los huelguistas de Paz del Río, en Sogamoso, y del astillero Conastil, en Cartagena. Respaldó el paro de los pilotos y el de los profesores universitarios, y se reunió con los trabajadores de Avianca, en pliego. Estuvo en los mítines convocados por el comité prodefensa del SENA, en las movilizaciones efectuadas por Sindess en el sector de la salud, por los empleados bancarios y por los vendedores ambulantes, y apoyó a Asonal Judicial y a los trabajadores de las contralorías y personerías.
Asistió al Encuentro de Organizaciones Sindicales, a la asamblea de Sittelecom y al Foro de las Telecomunicaciones, al Congreso Pedagógico de Fecode -cuyos ceses en pro del salario profesional acompañó- y a los foros de la USO, donde exigió el fortalecimiento de Ecopetrol, adhirió a la ley de petróleos propugnada por esta organización y exigió la reversión de los concesiones de Hocol-Shell en Neiva y de Río Zulia. Ha secundado la exigencia de las asociaciones de pensionados de Ecopetrol por la mesada adicional de junio.
Se reunió con los directivos de la CGTD, y en Barranquilla con la Utral. Tomó parte en las asambleas de los trabajadores del metro de Medellín, de Sintraquímicos y de Sintraempaques. Compartió experiencias con los obreros de la caña en La Paila, con los operarios de Filtros Parma y Bienestar Familiar en Bucaramanga, y en Buenaventura con los portuarios y con los industriales de la pesca golpeados por el incremento en los combustibles. Acompañó a la Unidad Cafetera en la histórica marcha de Pereira, encabezó en San Gil la nutrida protesta de los tabacaleros y se reunió con los agricultores damnificados del Ariari.
Ha apoyado a los estamentos de la Universidad del Atlántico por presupuesto adecuado. En la de Risaralda dictó una conferencia sobre política petrolera y se hizo presente en el Encuentro Nacional Estudiantil.
En Barrancabermeja, su actividad ha cubierto distintas áreas, desde marchas al lado de los vendedores ambulantes y los trabajadores del municipio, hasta asambleas de la USO. Demandó ante el ministro de Salud solución para los problemas del Hospital San Rafael y denunció ante el ministro de Hacienda que a Barranca se la ha sacado del presupuesto nacional. En diciembre encabezó una protesta que bloqueó el primer intento de la alcaldía para aprobar la sobretasa a la gasolina.
Santos, que en las pasadas campañas alcanzó a recorrer 20 departamentos, inició en febrero una gira en que visitó a Cúcuta y Arauca, donde presidió nutridos actos.
Ha precisado el senador moirista: «Mi actividad en el Congreso es sólo un punto de apoyo para fortalecer las movilizaciones del pueblo, que crecerán hasta lograr las transformaciones que requiere Colombia».
Apartes de constancias y declaraciones
Sobre el gobierno de Samper: «Hoy la cuestión de fondo reside en que el nuevo mandatario ha anunciado la continuación de la apertura económica. Es una pésima noticia. Ello no puede favorecer sino a las grandes multinacionales y a los pulpos financieros criollos. (…) El continuismo del gobierno de Samper provocará sin duda grandes movilizaciones y protestas de todos los sectores populares. Nosotros respaldaremos estas luchas y nos pondremos a la cabeza de ellas» (17 de agosto de 1994).
No al pacto de hambre de Samper: «En el mundo entero los ‘pactos sociales’ forman parte de la arremetida universal contra los trabajadores, tanto de los países industrializados como de los atrasados. El que se pretenda aplicar en Colombia, lejos de constituir original innovación de Samper, se inspira en la creencia neoliberal, en boga a nivel mundial, que cifra ilusoriamente las posibilidades de progreso de las naciones atrasadas en su capacidad de atraer las inversiones de las multinacionales mediante la apertura comercial, la libertad financiera, la desregulación estatal y los salarios de hambre. Tales pactos buscan no sólo garantizar la aplicación de la política de abaratar al máximo la mano de obra, con el consentimiento de los propios trabajadores, sino que principalmente persigue de éstos, en aras de una imposible conciliación de clases, el compromiso de renunciar a la lucha económica y política para resistir las medidas de apertura económica o aquellas con las que los gobiernos buscan mitigar la recesión o la crisis» (6 de diciembre de 1994)
Voto negativo al presupuesto nacional: «el proyecto para 1995, modificado por el gobierno de Samper, presenta una acusada característica regresiva respecto del origen de los ingresos. (…) Los impuestos indirectos, entre los cuales figura el detestado IVA, ocupan un aplastante 57.3% de los ingresos tributarios.
«La adición del gobierno al proyecto de presupuesto para 1995 elaborado por la administración Gaviria se origina en un financiamiento altamente oneroso y regresivo para la nación y los colombianos rasos. En un significativo 45%, casi la mitad, los ingresos adicionales provendrán de un aumento en el endeudamiento externo y de las rentas parafiscales, que se traducirán en mayores gravámenes para la mayoría del pueblo.
«La naturaleza neoliberal del concepto de ‘equilibrio fiscal’, impuesto por el FMI y el Banco Mundial, continúa como principal criterio orientador. La médula de tal concepción estriba en la drástica reducción de los incrementos del gasto productivo y de bienestar social al tiempo que se garantiza el flujo cumplido de pagos del país a sus acreedores extranjeros.
«El plan de inversión social, no contiene más que demagogia, si nos atenemos a las cifras. Entre lo destinado al gasto social en el proyecto de presupuesto para 1995, elaborado por el gobierno de Gaviria y el del gobierno de Samper, media una insignificante diferencia del 5.1%. El gran salto social se redujo a un brinquito» (18 de octubre de 1994).
No más endeudamiento externo: «Año tras año, la deuda externa ha constituido un enorme desangre de riqueza nacional hacia las arcas de la banca extranjera y el principal lazo económico por medio del cual los países industrializados, y en especial los Estados Unidos, condicionan y subordinan a sus intereses la política económica del conjunto del país.
«Resulta inaudito el proyecto de continuar endeudando al país precisamente cuando se inicia la obtención de recursos extraordinarios para la nación procedentes de la explotación de los yacimientos petrolíferos de Cusiana y Cupiagua que, según todos los cálculos, ascenderán a muchos miles de millones de dólares. En vez de invertir dichos recursos en la creación de nuevas industrias y estímulos a la producción agropecuaria, como indica el más elemental sentido común, para generar la riqueza nacional y el empleo que tanto necesitan los colombianos, el gobierno actual prefiere congelar los mencionados fondos en el extranjero y condenar a Colombia a seguir desembolsando los onerosos tributos anuales que ahora pagará aumentados a los grandes magnates de la banca mundial.» (Constancia presentada por los senadores Gabriel Muyuy, Hernán Motta y Jorge Santos, 14 de diciembre de 1994).»
En defensa de la soberanía nacional: «La invasión de Haití se constituye en una nueva y cercana amenaza contra la soberanía y la integridad territorial de Colombia y de todos los pueblos de América Latina. Los patriotas de toda la nación debemos unirnos, levantarnos y luchar contra la amenaza gringa y el avasallamiento de la nación hermana» («Fuera gringos de Haití», Constancia de los senadores Jorge Santos, Jaime Dussán y Lorenzo Muelas, 11 de octubre de 1994).
«Grave es la situación, ya vieja de años, ante la cual el nuevo gobierno no ha dicho esta boca es mía, consistente en la inaudita presencia militar norteamericana en diversos puntos de la geografía colombiana y la actuación de las agencias policiales estadinenses, caso de la DEA, como Pedro por su casa. La necesaria represión al delito y la normal cooperación internacional para ello no puede convertirse, como lo hace la Casa Blanca y lo acepta el gobierno de Colombia, en injerencia descarada en los asuntos internos del país y en instrumento para afianzar su dominio económico sobre la nación» (16 de diciembre de 1994).
«Como senador del BDR-MOIR y como simple patriota exijo del gobierno que actúe de inmediato y ordene retirar de Colombia la ilegal presencia de tropas y agencias regresivas norteamericanas. (…) Llamo a la unidad de todos los partidos y fuerzas sociales en defensa de la independencia y la soberanía de la nación» (20 de julio de 1994).
Defensa de la producción nacional: «La actual crisis de la producción textilera es resultado de la apertura. Las cifras indican que la caída se produjo entre 1991 y 1994, precisamente los años de mayor aplicación de la apertura en el gobierno de Gaviria. (3 de noviembre de 1994).
«Acabar con la producción tabacalera, tal como lo plantea el minagricultura, es ni más ni menos la esencia de la política aperturista: arruinar a los productores nacionales, porque en otros países existen subsidios en el mismo sector y el gobierno colombiano no aplica la necesaria defensa de la producción nacional» (7 de septiembre de 1994).
«El plan de desarrollo carece de una genuina estrategia de industrialización. No será con comités y programas sobre el papel como habrá de desarrollarse la industria colombiana; ni cruzándose de brazos a esperar la inversión de las multinacionales foráneas en nuestra desvencijada infraestructura. Se requerirá sin falta defender la producción y el mercado nacional, protección frente a la competencia extranjera, inversiones públicas en industrias estratégicas y adquisición y desarrollo, con fuerte apoyo estatal, de alta tecnología.
«Es indispensable desmontar la apertura, suspender las importaciones de alimentos subsidiados, establecer aranceles adecuados, crédito abundante y barato, estímulo a las exportaciones, apoyo tecnológico y asistencia técnica, fortalecer la Caja Agraria inyectándole los recursos necesarios y restituyendo los verdaderos créditos de fomento.
“Deben condonarse las deudas a los cafeteros, fortalecer las instituciones del sector, dar una decidida lucha oficial contra la roya y aumentar el precio interno del café a un nivel realmente representativo para las cultivadores” (Debate al ministro de Agricultura, 31 de agosto de 1994)