Libres los dirigentes perseguidos
El primero de noviembre, como fruto de la protesta nacional e internacional, fueron liberados los técnicos e ingenieros de Telecom detenidos desde febrero y levantadas las órdenes de captura a los dirigentes de Sittelecom, que se encontraban en la clandestinidad.
El gobierno, que persiguió con saña a quienes realizaron el paro de abril de 1992 buscando la derogatoria del proyecto que feriaba la empresa a las multinacionales, sufría así una importante derrota.
Trazando un norte de lucha contra la privatización de las telecomunicaciones terminó en Bogotá con pleno éxito, el 2 de octubre, la XXXVII asamblea nacional del sindicato.
La reunión eligió nueva junta directiva, aprobó presentar pliego de peticiones y, en reconocimiento al respaldo recibido durante su heroica resistencia, los delegados decidieron la afiliación a la Unión de Trabajadores del Estado, Utradec, de Colombia, y a la Central Latinoamericana de los Trabajadores de las Telecomunicaciones, CLTC, perteneciente a la CLAT.
La asamblea fue otro triunfo de los compañeros de Telecom, quienes han impedido los intentos de las fuerzas retardatarias por acabar con su contingente sindical.
En consecuencia, el gobierno cada vez encuentra más obstáculos en el propósito de enajenar las telecomunicaciones colombianas, lo cual está expresamente prohibido en el acuerdo firmado, el 29 de abril de 1992, entre los funcionarios oficiales y los trabajadores de la entidad. Convenio que el Estado insiste en desconocer.
La persecución a Sittelecom ha sido intensa: una demanda laboral, tras la finalidad de suspender su personería jurídica, que a la postre resultó fallida; dieciséis órdenes de captura contra operarios de la empresa; investigaciones de la Fiscalía a otros 40, bajo la inculpación de obstruir el ejercicio del trabajo, y más de 300 procesos disciplinarios internos por participar en las jornadas de protesta.
La sindicación de terroristas a los dirigentes de las movilizaciones de abril es una de las más aberrantes actuaciones de la oligarquía colombiana contra el sindicalismo.
En la asamblea se denunció el caso de Buenaventura, donde Telecom tenía lista una planta para desarrollar la red telefónica local, y, en vez de instalarla, terminó entregando los beneficios de la ampliación de la red a un monopolio imperialista, que tomará el 80% de las entradas.
La asamblea concluyó unitariamente, rechazando la transformación de Telecom en empresa industrial y comercial del Estado, cambio que lleva inherente la pérdida de significativas conquistas y el establecimiento de inferiores condiciones para los nuevos empleados.
Por encima de las vicisitudes, el evento culminó en un ambiente entusiasta, reafirmando su tradición de varias décadas de combate en beneficio del progreso, del país y de las masas laboriosas.
Seguirá su contienda contra los decretos leyes 2122, que abrió las telecomunicaciones a los monopolios internacionales, y 2123, que modificó la naturaleza de la empresa.
A la junta directiva fueron elegidos los dirigentes del MOIR Eberto López, Carlos Julio Campos, Elíseo Arango, Alfonso Medina y Manuel Cortés. Y Eberto López fue reelegido a la presidencia del sindicato.