Al final del año 1994 y en lo que va corrido del actual, se han venido realizando una serie de reuniones entre distintas fuerzas políticas diferentes a los partidos tradicionales, con el objetivo de coordinar esfuerzos y buscar puntos coincidentes para una mejor defensa de los intereses populares y nacionales.
Con el Partido Comunista, la Corriente de Renovación Socialista, el Partido Socialista de los Trabajadores, la Acción Social Indígena, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, y, a título personal, algunos dirigentes de la AD-M19, ha tenido el MOIR ocasión de intercambiar ideas y fijar criterios sobre la situación nacional.
Se ha ratificado persistentemente la decisión de superar obstáculos y realizar toda clase de conversaciones y eventos que conduzcan a que las fuerzas populares adelanten en forma unitaria y eficaz la lucha contra los programas oficiales, que siguen imponiendo la política de apertura imperialista que tantos males le ha traído a Colombia y que tiene a México en la postración total.
Nuestra posición la hemos resumido en que hoy la nación y el pueblo necesitan más que nunca la unidad de todos los partidos, organizaciones y personas que se expresen políticamente:
1. Por la defensa de la producción y la soberanía nacional y contra la ofensiva que Estados Unidos despliega para lograr la plena colonización económica de América Latina y extender sus garras de pulpo explotador en todos los rincones del mundo, amenazando ahora a Colombia con utilizar sus fuerzas militares de intervención.
2. Contra el gobierno de Samper y sus programas de continuación y profundización de la apertura aplicada por Gaviria, los programas antiobreros del “pacto social” y su demagógico «salto social».
3. Por la defensa de los más caros intereses de la clase obrera y el pueblos, el respeto a sus organizaciones políticas y sindicales y el mejoramiento en sus condiciones de vida y de trabajo.
El MOIR ha señalado también que debe lograrse la salida negociada al conflicto armado que enfrenta al Estado con las fuerzas guerrilleras, ya que el país requiere la civilización de la contienda política.
En cuanto a las negociaciones entre el gobierno y las agrupaciones alzadas en armas, el MOIR ha reiterado que no le compete intervenir, entre otras cosas, porque no ha declarado la guerra.
En palabras de su fallecido dirigente, Francisco Mosquera, se señala que de ese proceso de negociaciones «simplemente esperamos, primero, que a la postre salgan favorecidos unos métodos y una táctica revolucionarios y correctos, y, segundo, que en ningún momento dicha gestión sirva para ocultar aún más la índole antinacional y antipopular de los nuevos administradores de la vetusta república».