Con la división del trabajo, que lleva implícitas todas estas contradicciones y que descansa, a su vez, sobre la división natural del trabajo en el seno de la familia y en la división de la sociedad en diversas familias contrapuestas, se da, el mismo tiempo, la distribución y, concretamente la distribución desigual, tanto cuantitativa como cualitativamente, del trabajo y de sus productos; es decir la propiedad, cuyo primer germen, cuya forma inicial se contiene ya en la familia, donde la mujer y los hijos son los esclavos del marido. La esclavitud, todavía muy rudimentaria, ciertamente latente en la familia, es la primera forma de propiedad, que, por lo demás, ya aquí corresponde perfectamente a la definición de los modernos economistas, según la cual es el derecho a disponer de la fuerza de trabajo de otros. Por lo demás la división del trabajo y la propiedad derivada son términos idénticos; uno de ellos dice, referido a la esclavitud, lo mismo que al otro, referido al producto de ésta”.
(C. Marx y F. Engels. La ideología alemana)
“LA familia moderna contiene un germen, no sólo la esclavitud (servitus), sino también la servidumbre, y desde el comienzo mismo guarda relación con las cargas en la agricultura. Encierra, la miniature, todos los antagonismos que se desarrollan más adelante en la sociedad y en su Estado”.
(C. Marx citado por F. Engels. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, 1891)
“Así, pues las riquezas, a medida que iban en aumento, daban, por una parte, al hombre una posición más importante que a la mujer en la familia, y por otra parte hacían que naciera en él la idea de valerse de esta ventaja para modificar en provecho de sus hijos el orden de herencia establecido. Pero esto no podía hacerse mientras permaneciera la fijación según el derecho materno. Este tenía que ser abolido, y lo fue”
“El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuño también las riendas en la casa, la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción. Esta baja condición de la mujer, que se manifiesta sobre todo en los griegos de los tiempos heroicos, y más aún en los tiempos clásicos, ha sido gradualmente retocada, disimulada y, en ciertos sitios, hasta revestida de formas mas suaves, pero no, ni mucho menos, abolida”
“Famulus, quiere decir esclavo domestico, y familia es el conjunto de los esclavos pertenecientes a un mismo hombre”.
“El hombre es en la familia el burgués; la mujer representa en ella al proletariado”.
“En cuanto los medios de producción pasen a ser propiedad común, la familia individual dejara de ser la unidad económica de la sociedad. La economía domestica se convertirá en un asunto social; el cuidado y la educación de los hijos, también. La sociedad cuidará con el mismo esmero de todos los hijos, sean legítimos o naturales. Así desaparecerá el temor a las “consecuencias”, que es hoy el más importante motivo social-tanto desde el punto de vista moral como desde el punto de vista económico, que impide a una joven soltera entregarse libremente al hombre a quien ama.
¡No bastara eso para que se desarrollen progresivamente unas relaciones sexuales más libres y también para hacer a la opinión pública menos rigorista acerca de la honra de las vírgenes y la deshonra de las mujeres! Y, por último, ¡No hemos visto que en el mundo moderno la prostitución y la monogamia, aunque antagónicas son inseparables, como polos de un mismo orden social!
¿Puede desaparecer la prostitución sin arrastrar consigo al abismo a la monogamia?
“Por eso, cuando lleguen a desaparecer las consideraciones económicas en virtud de las cuales las mujeres han tenido que aceptar esta infidelidad habitual de los hombres, la preocupación por su propia existencia y aun más por el porvenir de los hijos, la igualdad alcanzada por la mujer, a juzgar por toda nuestra experiencia anterior, influirá mucho más en el sentido de hacer monógamos a los hombres que en de hacer poliandras a las mujeres”.
(F. Engels. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, 1891)
El derecho al trabajo
“Si la mujer cumple con sus deberes en el servicio privado de la familia, queda excluida del trabajo social y no puede ganar nada; y sí quiere tomar parte en la industria social y ganar por su cuenta, le es imposible cumplir con sus deberes de familia. Lo mismo que en la fábrica, le acontece a la mujer en todas las ramas del trabajo, incluidas la medicina y la abogacía”.
(F. Engels, op, cot, 1891)
“Por último, en las haciendas capitalistas, el trabajo del hombre predomina sobre el de la mujer. ¿Qué significa esto? Esto significa que en la agricultura la obrera, la proletaria y la campesina, debe esforzarse mucho más, derrengarse, deslomarse en el trabajo en perjuicio de su salud y de la de sus hijos, para equipararse en lo posible a los hombres, que trabajan en la gran producción capitalista. Esto significa que la pequeña producción sólo se mantiene bajo el capitalismo a base de exprimir al obrero más cantidad de trabajo que la que saca de él la gran producción”.
(V. I. Lenin. La pequeña producción en la agricultura, 1913)
El divorcio
“En la mayoría de los casos, el derecho al divorcio es irrealizable bajo el capitalismo, ya que el sexo oprimido está agobiado económicamente, y la mujer, cualquiera que sea la democracia, siegue siendo bajo el capitalismo la “esclava del hogar”, recluida en la alcoba, en el cuarto de los niños, en la cocina”.
“Bajo el capitalismo, el derecho al divorcio, lo mismo que todos los derechos democráticos sin excepción, es de difícil realización, es algo condicional, limitado, restringido en virtud de las formalidades a que está sujeto”.
“Cuanto más plena sea la libertad de divorcio, más claro serpa para la mujer que el origen de su ‘escalvitud domestica’ residen en el capitalismo, y no en la falta de derechos”.
(V. Lenin. Sobre la caricatura del marxismo y el “economismo imperialista”, 1924)
“Si el matrimonio fundado en el amor es el único moral, sólo puede ser moral el matrimonio donde el amor persiste. Pero la duración del acceso del amor sexual es muy variable según los individuos, particularmente entre los hombres en virtud de ello, cuando el afecto desaparezca o sea reemplazado por un nuevo amor apasionado, el divorcio será un beneficio lo mismo para ambas partes que para la sociedad. Sólo que deberá ahorrarse a la gente el tener que pasar por el barrizal inútil de un pleito de divorcio”.
(F. Engels, op cit, 1891)
La llamada
“reivindicación” del amor libre
“De momento debo expresar mi opinión sobre lo siguiente; le aconsejo que suprima en absoluto la reivindicación (femenina) del amor libre. Prácticamente, es una reivindicación burguesa, y no proletaria. En realidad ¿Qué en tiende usted por esta reivindicación? ¿Qué se puede entender por una tal reivindicación?
1) ¿Que la mujer se vea libre de todo cálculo material (financiero) en cuestiones de amor? 2) ¿Qué sea vea también libre de toda preocupación material? 3) ¿De los prejuicios religiosos? 4) ¿De las prohibiciones de la cabeza de familia, etc.? 5) ¿De los prejuiciosos de la sociedad? 6) ¿De la mezquina atmósfera (campesina, o pequeño burguesa, o intelectual-burguesa) del medio ambiente? 7) ¿De las trabas de la ley, de los tribunales y de la policía? 8) ¿De la seriedad en el amor? 9) ¿De la procreación? 10) ¿De la libertad de adulterio? etc.
He enumerado muchos matices (no todos, naturalmente). Usted, naturalmente, no comprende por esta reivindicaron los No. 8-10, sino los No. 1-7, para los No. 1-7 es preciso elegir otra denominación, pues el amor libre no expresa con exactitud esta idea”.
“Precisamente porque en la sociedad moderna las clases más locuaces, alborotadas y mejor situadas comprenden por ‘amor libre’ los No. 8-10, precisamente por eso dicha reivindicación no es una reivindicación proletaria, sino burguesa”.