Comunicado del MOIR: CON MOTIVO DE LA PRESENCIA DE UN HUÉSPED NO INVITADO

Nunca fueron gratas para los pueblos latinoamericanos las visitas que de cuando en cuando les han hecho los presidentes de los estados Unidos. Ocasionan siempre sacudimientos de protesta que exteriorizan el enfado reprimido tras decenios de arbitrarias relaciones, a través de las cuales el imperio del Norte apuntala sus chocantes protestas mientras los países ubicados al sur del Río Grande, se consumen en la indigencia y la impotencia. La que el próximo 3 de diciembre realizará, el señor Ronald Reagan a Bogotá no tendrá por qué llevarse a efecto en un ambiente distinto, aunque las condiciones presentes sean muy particulares y las finalidades del viaje muy concretas. Entre los muchos problemas del Continente que acucian al Jefe de Estado norteamericano, el que lo trae tan súbita y fugazmente a estas tierras es sin duda la atmósfera explosiva de Centroamérica y el Caribe, área con la que se halla entrelazada Colombia. Viene, para decirlo en lenguaje diplomático, a ponerse de acuerdo con el gobierno colombiano en torno a los planes esbozados por la Casa Blanca la pacificación de la región.

El acontecimiento despierta sus expectativas puesto que el señor Belisario Betancur, dentro de los muchos aspavientos encaminados a vender su imagen de redentor social, a veces a costa de quienes lo sustentan en el mando, se le ocurrió proponer la afiliación oficial al Movimiento de los países No Alineados y condenar verbalmente la subordinación de Colombia a los Estados Unidos. El encuentro acabara por poner al descubierto las histriónicas contradicciones del régimen belisarista, cuyos capoteos lo han llevado a votar en la ONU por Nicaragua para el Consejo de Seguridad y a adherir en Costa Riza a La Iniciativa para la cuenca del Caribe que Reagan promoverá durante su gira relámpago. Será una importante lección de cómo se ha utilizado y se seguirá utilizando el nacionalismo por parte de la coalición gobernante, a favor de su propio prestigio y de la política entreguista de las clases oligárquicas.

Nosotros somos desde luego fervorosos partidarios de la independencia de la Nación. Incluso una de las demandas que hemos formulado para la conformación de un frente patriótico de liberación en Colombia ha sido la del no alineamiento internacional, requisito sistemáticamente infringido y desfigurado por el Partido Comunista y sus socios en los empeños de división del campo revolucionario. En la época contemporánea ya no son Inglaterra, ni Francia, ni Alemania, ni siquiera Estados Unidos, que emergió hegemónico de la Segunda Guerra Mundial, las metrópolis boyantes y todo poderosas de otros años. Haciendo traición a los principios de su fundador, este lugar lo ha ido ocupando la Unión soviética, convertida hoy en el imperialismo más agresivo, más expansionista y más belicoso de la Tierra. En Angola mantienen veinte mil soldados cubanos de ocupación que, junto con varios destacamentos y asesores militares diseminados por Etiopía, Libia, Mozambique, Yemen del Sur, Siria, le sirven de ariete en el asalto de África y al Medio Oriente. En Indochina, echando mano del ejército vietnamita, pisotea y desvalija el suelo de Kampuchea y Lao. En Afganistán con sus propias tropas invasoras, sojuzga, al estilo hitleriano, a las gentes de aquel martirizado país. Y así, prevalido de la superioridad de sus armas convencionales y nucleares, los soviéticos se han apoderado paulatinamente de territorios y aguas ajenos, lesionando los intereses de las repúblicas capitalistas desarrolladas, extorsionando los pueblos que caen bajo su yugo y constituyéndose en la primera amenaza de la paz mundial. Los violentos conflictos de la zona centroamericana y caribeña también tienen que ver inevitablemente con la escalada del socialimperialismo por la supremacía universal. Aun, cuando allí, de viejísima data, subsisten hondas desigualdades, injusticias aberrantes y no pocas deformidades económicas, debidas principalmente a la expoliación estadinense la ingerencia creciente de los gobiernos de Cuba y Nicaragua que actúan sin embozo como intermediarios del Kremlin, tiende a suplantar las luchas de las masas oprimidas en procura de la libertad por la misma rebatiña que en otras latitudes se lleva a cabo entre las superpotencia. Por eso votar hoy a favor de los Estados Unidos y mañana a favor de los espoliques soviéticos, prenderle una vela a Dios y otra al diablo para ganar adeptos, lejos de representar una ingeniosas táctica de neutralidad, tipifica la más antigua y común de las conductas oportunistas.

Colombia debe apoyar los esfuerzos de los Estados por su independencia y de los pueblos por su emancipación, más cuidándose de no colaborar ingenuamente con la negra bandera de la expansión soviética. Un dirigente político, un partido, un gobierno que en la actualidad se conmueva por la tragedia de los salvadoreños y permanezca impávido o aplauda los suplicios de afganos, polacos e indochinos, no sólo despertará sospechas acerca de sus verdaderas intenciones, sino que terminará ganándose la repulsa de las masas trabajadoras del orbe.

Continuemos pugnando por la independencia real, completa e incondicional de Colombia y de Latinoamérica de la dominación norteamericana. Estados Unidos y el resto de potencias occidentales traspasan los umbrales de la crisis económica y política más profunda de su historia. Velemos por que tan propicia circunstancia no se malogre con un cambio de amo y ayudemos a construir un mundo en que no haya naciones oprimidas ni opresoras.

¡Plena autodeterminación para todos los pueblos y contención al expansionismo soviético! ¡He ahí nuestra consigna!

MOVIMIENTO OBRERO INDEPENDIENTE Y REVOLUCIONARIO (MOIR)

Comité Ejecutivo Central
FRANCISCO MOSQUERA
Secretario General
Bogotá, noviembre 29 de 1982