El pasado 22 de julio, convocados por la Confederación General del Trabajo, millares de obreros argentinos, a los que se sumaron empresarios del cordón urbano de Buenos Aires, llevaron a cabo un paro nacional de 24 horas en protesta por los bajos salarios y la quiebra generalizada de empresas que se viene registrando en ese país.
No obstante la aguda represión que han impuesto los militares argentinos sobre el pueblo, los proletarios salieron al combate y lograron paralizar incluso el puerto de Buenos Aires y un ramal entero de los ferrocarriles.
Como en toda América Latina y en los países que padecen condiciones de sojuzgación neocolonial, sectores de la burguesía nacional se han visto forzados a engrosar las justas manifestaciones de protesta de las clases populares. En Argentina han sido cerradas en los últimos meses 120 empresas, que daban empleo a más de 19.000 obreros.
La inflación, los elevados costos del crédito y la competencia de los productos imperialistas están arrastrando la economía argentina hacia la ruina. La batalla recién librada por el proletariado y empresarios argentinos resulta, entonces, aleccionadora. Indica que la burguesía parasitaria del Continente no tiene ya soluciones para la crisis generalizada, que los pueblos latinoamericanos no quieres aguantar más la coyunda del imperialismo norteamericano, y que en la lucha no pueden detenerlos ni los regímenes más sanguinarios.