Por motivo alguno, y mucho menos por nuestro silencio, deseamos que alguien sospeche siquiera que el MOIR se complace a escondidas con la última locura de la extrema izquierda: el secuestro de Jaime Betancur Cuartas.
No por tratarse ahora del propio hermano del presidente de la república, a quién hemos impugnado sin tregua ni cuartel como ningún otro partido lo ha hecho en Colombia, dejaremos de creer que esos episodios, entre especuladores y arbitrarios, a semejanza del asesinato de Rafael Pardo Buelvas, o del enjuiciamiento secreto y posterior eliminación de José Raquel Mercado, lesionan seriamente a la revolución en cuyo nombre se ejecutan.
La exigencia de canjear la integridad física de una figura sentida del régimen por un decálogo de reivindicaciones, unas inalcanzables sin la movilización multitudinaria del pueblo, otras de imposible cumplimiento bajo el orden económico prevaleciente, delata el desespero de agrupaciones que se siguen negando a emprender la paciente labor entre las masas y buscan cosechar los laureles de dos o tres décadas de lucha en un día de suerte. Si las repercusiones se quedaran en el ámbito del autoanalizas no resultarían tan perjudiciales.
La gravedad del asunto radica en que con tales despropósitos se desacredita la causa de los desposeídos, se entraba la acción y la organización de los trabajadores de la ciudad y el campo y se provoca a los aparatos represivos para que procedan contra las fuerzas revolucionarias. ¡Y todo en un momento clave!, cuando la buena estrella de la demagogia oficial comienza a nublarse con los datos incontrovertibles del fracaso económico, los reclamos insatisfechos de los gremios de la producción, las contradicciones intestinas de la coalición gobernante y los brotes crecientes del descontento popular. Es decir, en una coyuntura en la cual a los abanderados de la revolución les sobran argumentos e incentivos para poner en pie de combate a las mayorías engañadas.
Llevamos alrededor de veinticinco años contemplando las inútiles y costosas hazañas de un extremoizquierdismo dado en nuestro medio casi silvestremente- ¡Ya está bueno!
Para no completar medio siglo de frustraciones, los sectores avanzados del pueblo habrán de librar la batalla ideológica y política en pro de la táctica que impida la suplantación de la masa por el héroe solitario y le diga ¡basta! al terrorismo.
MOVIMIENTO OBRERO INDEPENDIENTE Y REVOLUCIONARIO (MOIR)