El alevoso asesinato perpetrado en la persona del presidente del Concejo de Cimitarra y militante del Partido Comunista, compañero Josué Cavanzo, es un hecho execrable que promueve la repulsa encendida de las organizaciones y partidos democráticos y revolucionarios contra la reacción oficializada que se halla dispuesta a imponerle al país una solución de fuerza.
De meses atrás y de público conocimiento ha sido la abierta represión desatada por el régimen lopista en la población de Cimitarra, buscando acallar a viejos luchadores populares que han mantenido viva la resistencia a las medidas antinacionales y despóticas de los gobiernos liberal-conservadores, intimidaciones, encarcelamientos masivos, consejos de guerra y atentados, constituyen los métodos favoritos de los amos del poder para tratar a los martirizados pobladores de la ladera del Magdalena y del resto del territorio patrio. La muerte del compañero Cavanzo se convierte así en un eslabón de la larga cadena de crímenes de la minoría oligárquica contra el pueblo colombiano. Y es una demostración más de que los actuales mandatarios, a pesar de que hablan de democracia, de prosperidad y de paz social, están dispuestos a sacar de en medio y violentamente a sus contradictores o a quienes simplemente expresan la inconformidad por el hambre, el abandono de las poblaciones apartadas, la corrupción del aparato estatal y el porvenir incierto de la juventud. Colombia está montada en una inmensa farsa y marcha a pasos acelerados hacia un gran conflicto. La voracidad de los monopolios imperialistas y de sus testaferros criollos ha precipitado la nación al peor caos de su historia, y fríamente calculan la manera de prolongar su reinado a como dé lugar. Las fuerzas revolucionarias a su turno deben analizar con suma responsabilidad la situación y ponerle toda la atención a las luchas de las masas populares que cada día toman mayor envergadura y consistencia. Y la mejor preparación para los conflictos sociales y políticos que se vislumbran en el horizonte del país, será permitir y facilitar la unidad de todas las clases y destacamentos democráticos de los enemigos del pueblo colombiano. El MOIR llama a honrar la memoria de los mártires de la causa popular promoviendo la unión de los oprimidos contra los opresores.