Jornada Nacional de Protesta del 16 de marzo: «RESISTIR LA FEROZ ARREMETIDA GRINGA Y SALVAR LA PATRIA»

Comunicado del MOIR

Héctor Valencia, Secretario general; Bogotá, marzo 15 de 2000

Colombia vive hoy el mayor grado de dominación imperialista en toda su historia. Llegando a extremos intolerables de vasallaje, el gobierno de Pastrana calca al pie de la letra los programas y recetas que Estados Unidos y sus organismos de colonización disponen a su arbitrio para consolidar su hegemonía en todo el mundo. Los demócratas y patriotas demandan al unísono del Comando Nacional Unitario una convocatoria amplia y combativa a fin de resistir la feroz arremetida y salvar la patria.

El acuerdo reciente con el Fondo Monetario Internacional, cuyos aspectos principales han quedado incluidos en el Plan Colombia, socava aún más nuestra soberanía económica y nos coloca totalmente bajo la férula del Banco Mundial, el FMI, el Departamento de Estado y otras agencias del intervencionismo norteamericano.

Tales dictados imperiales obligan al gobierno a tramitar en el Congreso varios proyectos de ley: la reforma de la seguridad social, la reforma tributaria y el reordenamiento territorial, la reforma a la justicia y la penalización de menores, entre otros, conducentes a cercenar aún más la función social del Estado, amortiguar el déficit fiscal y satisfacer las obligaciones con la banca extranjera. Estas reformas y el proyecto sobre el Código Sustantivo del Trabajo nos volverán a los albores del siglo XX en materia de legislación laboral y seguridad social, pues buscan arrancarle a la clase obrera, de un solo tajo, lo conquistado en cerca de cien años de luchas valerosas.

Paralelamente, el gobierno de Pastrana adelanta un agresivo proceso de reestructuración en los sectores de la salud y la educación, como también en las entidades estatales de orden territorial, lo cual dejará en la calle a más de cien mil trabajadores y privará a los colombianos de sus derechos más elementales. Cientos de municipios, incluidas importantes ciudades, han caído en la bancarrota por causa de las políticas oficiales, situación cuyas nefastas consecuencias recaen sobre los trabajadores y la población más pobre. En los últimos tres años las entidades territoriales han despedido a más de 60 mil asalariados. Ante la inminencia del cierre se encuentran más de 40 hospitales públicos y clínicas del Seguro Social, lo que hará aún más grave el ya deprimente cuadro de abandono y pauperización, con pacientes falleciendo a diario en las aceras de los centros asistenciales. Toda esta calamitosa e intolerable situación ha llenado de coraje a decenas de millares de colombianos, que reclaman a gritos que el movimiento sindical y los sectores populares acometan acciones firmes y perseverantes en defensa de sus más elementales y sentidos derechos.

En varias regiones la población ya está librando ejemplares batallas. El azote al menguado presupuesto del pueblo, fruto de la extorsión y el robo a que lo someten las multinacionales que se apropiaron de las empresas de servicios públicos, ha provocado fuertes estallidos en Cartagena, Codazzi, Tulúa y en la zona de Ciudad Bolívar en Bogotá, entre otros muchos sitios, en protesta contra Codensa, Aguas de Barcelona y los demás consorcios foráneos. El desmonte de los subsidios y la privatización de las empresas han encarecido escandalosamente las tarifas de los servicios que pagan las gentes y, además, han mermado la cobertura y congelado los proyectos de expansión.

Los trabajadores del sector financiero también son blanco de la embestida pastranista. Buscando aniquilar la banca pública, el gobierno ya liquidó la Caja Agraria y el BCH y se apresta a feriar el Bancafe. Al mismo tiempo, los banqueros han desatado una ofensiva que, con la expresa intención de bajar los costos laborales, recarga las funciones de los empleados y elimina puestos de trabajo. Más de diez mil trabajadores han sido despedidos en esas entidades, y miles más están amenazados en los bancos de la República, Bogotá y Cafetero, así como en las corporaciones y la banca cooperativa. La hora demanda con urgencia la unidad de todos los sindicatos del sector en procura de poner freno a los atropellos del capital financiero nacional e internacional.

Los efectos de la crisis agraria, que cada día se agrava más, hacen sentir sus drásticas secuelas. La producción nacional se halla en la ruina. Estamos importando 50% de la alimentación del país, a tal punto que se están aprobando importaciones de nuestro producto insignia, el café.

El gobierno les ha facilitado a las trasnacionales el acentuamiento de la explotación de recursos tan estratégicos como el carbón, el gas, el níquel y el petróleo, entre otros, así como el asalto a las empresas generadoras de energía y la monopolización de las telecomunicaciones.

En síntesis, el imperialismo continúa afianzando a pasos agigantados la toma económica, política y militar de Colombia. El acuerdo con el FMI, el Plan Colombia y las demás disposiciones del gobierno sirven sin excepción a tan torvo propósito. El futuro de la nación está comprometido, mientras nos sumimos aceleradamente en el atraso material y social.

La hora demanda una postura de resistencia patriótica. Con las centrales obreras a la cabeza, los diversos sectores sociales y de la producción deben aunar sus esfuerzos y disponerse a detener, sin temores ni vacilaciones, tan destructivo ataque contra la nación. El Paro Cívico Nacional debe comenzar a prepararse ya mismo de manera amplia y vigorosa con miras a su realización pronta y eficaz. Las peleas sectoriales deben contar con la solidaridad y el acompañamiento del Comando Nacional Unitario, pues todo pleito de las masas contra la dominación imperialista debe ser estimulado. El momento exige de nosotros la mayor consecuencia si no queremos ver que la política del imperialismo norteamericano, como la contenida en el Plan Colombia, siga hundiendo a la nación en la subyugación política , el estancamiento económico y el retraso cultural propios de las colonias.

El MOIR persiste en este llamamiento a la unidad contra la dominación imperialista y, junto a todos los patriotas y demócratas, dedicará sus mayores y más tenaces esfuerzos a la tarea de concretarla.

Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario, MOIR.

Comité Ejecutivo Central.