La Asociación Nacional por la Salvación Agropecuaria, seccional Córdoba, con la firma de su presidente, Diego Vellojín, su coordinador, Rafael Barrera, y sus directivos Janeth Espitia y Darìo Riasco, denunciaron que con el nuevo acuerdo de la cadena agroindustrial, los cultivadores pierden 75 mil pesos por tonelada con respecto al acuerdo del año pasado.
A raíz del acuerdo de la cadena agroindustrial del maíz amarillo, sorgo, yuca, alimentos balanceados, avicultura y porcicultura, se hizo mucha propaganda para la siembra y en Córdoba se alcanzó la cifra de 25 mil hectáreas. Se propaló que sembráramos amarillo que éste no tendría problemas en el mercadeo, que habría crédito (Banco Agrario) barato y oportuno, que la semilla y los insumos iban a estar menos caros.
Incluso hubo la visita del presidente Pastrana a Cereté, el pasado 3 de mayo, para firmar el acuerdo de la cadena productiva entre Fenalce, que representó aparentemente a los agricultores, y la Industria de Alimentos Concentrados de la Andi.
El convenio que se tenía anteriormente fijaba en 218 dólares la tonelada de maíz grado 2, calidad 15:3, y con tasa de cambio promedio del mes anterior a la negociación respectiva. En el nuevo convenio, el maíz quedó a 195 dólares con tasa promedio de diciembre a mayo. El maíz amarillo, con estos parámetros y con un descuento diferencial por transporte de 9 mil pesos por tonelada queda a $373.200. Con el convenio anterior hubiera quedado alrededor de $ 448.800 la tonelada. En cuentas resumidas y claras, hay una diferencia mínima de $ 75.000 menos para los agricultores con respecto al precio concertado el año anterior. Además, todas las promesas que se hicieron para que sembráramos resultaron falsas pues no hubo crédito y la semilla y los insumos subieron hasta en 56%.
Entendemos que la avicultura está pasando también por la crisis provocada por la apertura económica, pero el Estado es el llamado a prestar auxilio a la industria nacional y no los productores agropecuarios con la disminución de los precios de sus productos y de sus ingresos y con la pérdida del empleo o de sus parcelas y empresas.
Al desventajoso precio debemos sumarle las consecuencias de “la sobreoferta” norteamericana de maíz, soya, trigo y algodón en este año, según informa el periódico The Wall Street Journal Americas en artículo reproducido por El Tiempo el 14 de junio de este año. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos informó el mes pasado que “los agricultores estadounidenses plantaron 31.8 millones de hectáreas de maíz, un aumento del 2,8%, ó 840.000 hectáreas respecto del año anterior. Este incremento impulsó a algunos analistas a predecir que la cosecha del cultivo número uno de la nación alcanzará dimensiones récord este año”.
“Piedra pa’ mi jonda” dirán los agentes de las políticas neoliberales de importar y no producir en Colombia los alimentos y materias primas que consumimos en el país. Políticas que están rematando la agricultura y la industria nacional.
Rechazamos la política del gobierno de Pastrana de aceptar sumisamente los acuerdos internacionales que nos imponen importaciones indiscriminadas y los convenios que se firmen en detrimento del productor primario, o sea el agricultor, como en este caso que estamos viviendo.
La Asociación por la Salvación Agropecuaria continúa exigiendo al gobierno que defienda la seguridad alimentaria de la nación protegiendo a sus productores, como lo hacen los países desarrollados, donde al decir de la anterior noticia “los subsidios del gobierno animan a los agricultores a incrementar la producción a pesar de los bajos precios…”, lo cual “podría elevar este año los costos del Tío Sam (Estados Unidos) en subsidios a los agricultores a mil millones de dólares”. O como lo practica el gobierno colombiano con el sector financiero subsidiado en los dos últimos años con varios billones de pesos.
El Comité Departamental de Salvación Agropecuaria llama a los productores agrícolas y agroindustriales de Córdoba a unir fuerzas con todos los agricultores de Colombia y el resto de la población en las acciones civilizadas y pacíficas que buscan que el gobierno de Pastrana cambie las políticas que continúan destruyendo la producción nacional y aumentando la miseria de los colombianos, como las importaciones indiscriminadas de productos agropecuarios, los aumentos de los impuestos y las tarifas de los servicios públicos, los negociados con el patrimonio nacional y los recortes a la democracia.