El concejal del MOIR Carlos Bula Camacho, ha venido sosteniendo una tenaz oposición al denominado proyecto de la Avenida de los Cerros. En esta lucha el compañero Bula cuenta en especial con el apoyo entusiasta y beligerante de las gentes pobres de los barrios de Bogotá, quienes ven el plan del gobierno una amenaza directa para sus intereses. Bula Camacho ha sido respaldado y alentado permanentemente por las masas populares en sus debates adelantados en el Concejo de Bogotá contra la Avenida de los Cerros. Mientras el partido liberal y conservador, por una parte, y la ANAPO, con algunas “salvedades”, por la otra, le dan el visto bueno al mencionado proyecto, el MOIR ha anunciado combatirlo implacablemente. Este plan hipoteca el país aún más al imperialismo yanqui. El concejal Bula dejó la siguiente constancia en la sesión del Consejo de Bogotá del día 17 de agosto:
Hoy, frente al nuevo giro que la administración distrital ha dado al tratamiento del Plan General de Desarrollo de la Zona Oriental de Bogotá, a la modificación de las especificaciones y trazados de la denominada Avenida de los Cerros, a la aparente disminución de la inversión en la construcción de esta vía y a la presentación de un proyecto de acuerdo que vincule al Concejo a esta política de desarrollo urbano, MANIFESTAMOS:
PRIMERO: El alcalde de Bogotá, haciendo uso arbitrario del inciso del Artículo noveno de la Ley 30 de 1969 impidió que en su debida oportunidad, el Concejo debatiera el proyecto de Acuerdo número 32 de 1971, que contemplaba el Plan General de Desarrollo de la Zona Oriental de Bogotá. En un acto claramente dictatorial y antidemocrático expidió el Decreto 1410 de 30 de diciembre de 1971 por medio del cual el Ejecutivo Distrital, prescindiendo de otros organismos distritales impuso el mencionado plan.
SEGUNDO: El Concejo de Bogotá en la sesión pública del 16 de noviembre de 1971 expresó en proposición aprobada por mayoría que “esta Corporación no considera prudente ni aconsejable que en las actuales circunstancias se comprometa al Distrito en un empréstito en moneda extranjera pues con la creciente devaluación resultaría imposible su cancelación con recursos ordinarios y haría imperioso un incremento de los impuestos distritales, por lo cual se sometería al pueblo bogotano a sufrir una más difícil situación económica”.
TERCERO: El Ejecutivo Distrital amparado, protegido y autorizado por el gobierno nacional, se lanzó a partir de 1971 a la contratación de empréstitos con organismos financieros controlados por el imperialismo norteamericano, sin que esta política que hipoteca al Distrito y a sus empresas descentralizadas fuera tampoco consultada con esta Corporación.
CUARTO: El señor Personero de Bogotá ha manifestado públicamente su desacuerdo con esta actitud del ejecutivo distrital por considerar que estos temas deben ser públicamente debatidos en el Concejo de Bogotá.
QUINTO: Hemos considerado desde un principio que la Avenida de los Cerros es la aplicación en la ciudad de Bogotá del Plan Nacional de Desarrollo, conocido con el nombre de “Las Cuatro Estrategias”, cuyo primer planteamiento busca el incremento de negocios especulativos alrededor de la construcción y el desalojo de los sectores populares de los grandes centros urbanos. Esta política se concreta en la zona oriental de Bogotá con la construcción de la Avenida de los Cerros, que producirá de manera directa, a través de la demolición física, o indirectamente, a través del gravamen de valorización, del alto costo de las tarifas de los servicios públicos, del alto impuesto predial y de las especificaciones requeridas para la construcción de vivienda en el sector de influencia de la avenida, la expulsión del pueblo de la Zona y la especulación con la propiedad raíz en provecho de los grandes monopolios urbanizadores.
SEXTO: Para hacer “presentable” la construcción de una obra, que como solución al problema del transporte en Bogotá ya nadie la defiende, el gobierno distrital la incluyó mañosamente como un subprograma de un supuesto plan integrado de desarrollo en la perspectiva de facilitar obras de infraestructura para los monopolios de la construcción que se apoderarán de la zona. No será el pueblo pues, quien se beneficie de los otros subprogramas, ya que los planes anunciados son los de la expulsión de los actuales habitantes del oriente bogotano.
SÉPTIMO: En razón de lo anterior, hemos combatido no solo la construcción de la Avenida de los Cerros, sino el “Plan General de la Zona Oriental”, primero por que dicho plan no se entiende, ni el gobierno lo haría sino estuviera de por medio y garantizada la construcción de la Avenida, y en segundo lugar, porque se alimenta de una política de empréstitos lesiva a los intereses del país y que impide el desarrollo de una economía nacional independiente. En efecto, el imperialismo norteamericano y sus agentes criollos que detentan el poder, cuyos intereses económicos están últimamente conectados con los grandes monopolios financieros yanquis, están empeñados a toda costa en perpetuar la estructura dependiente de nuestra economía imponiendo que la capacidad de inversión del país, tanto la que resulta del ahorro nacional como la proveniente de los onerosos empréstitos foráneos, se gaste en obras que no constituyan empresas productivas que liberen definitivamente nuestra economía, como sería poner las bases fundamentales de la industria de producción de bienes de capital en el campo de la industria pesada. La inversión nacional está actualmente orientada hacia las industrias que no compitan con las extranjeras, pretendiendo aliviar falsamente el desempleo generado y las tensiones sociales que están agitando a nuestro pueblo y que anuncian, en un futuro ya no muy lejano, el triunfo de la revolución antiimperialista y democrática.
OCTAVO: La presentación del nuevo proyecto de acuerdo intenta inútilmente engañar a la opinión pública, “conciliando” las críticas provenientes de algunos sectores y personalidades que tienen ante el problema una posición de regateo buscando un mayor usufructo del programa. O las de quienes tienen un temor lógico, como es el caso del señor Alberto Lleras, frente a las consecuencias negativas que para la próxima campaña electoral de los partidos tradicionales traiga la construcción de una obra de tan evidente carácter antipopular.
NOVENO: Ni el MOIR, y pensamos que ni la oposición en general pueden sentirse satisfechos porque se presente un proyecto de acuerdo, para que esta Corporación determine el número de carriles y calzadas que debe tener la vía, mientras no exista la posibilidad concreta de un pronunciamiento claro sobre políticas de desarrollo urbano y sobre los empréstitos internacionales, que han sido ya contratados por los gobiernos nacional y distrital en suma superior a los 70 millones de dólares.
DÉCIMO: Se busca ahora legalizar, a través de la aprobación de esta Corporación del proyecto de acuerdo que establece el trazado de la vía a sus nuevas especificaciones, el acto dictatorial del ejecutivo distrital que se comprometió con el Banco Interamericano de Desarrollo a que fuera el BID quien en últimas diera su aprobación a la más insignificante modificación de cualesquiera de los subprogramas. Igualmente se prospecta un nuevo engaño al anunciar la disminución en la inversión de la construcción de la Avenida de los Cerros y dar la falsa impresión de que estos recursos se dedicarán a nuevas obras de beneficio social como ya se ha demostrado que no será el pueblo quien se beneficie porque ya no estará en la zona.
UNDÉCIMO: En consecuencia, declaramos que nuestra posición ha sido, es y será, la consignada en la presente constancia; que no estamos interesados en la discusión del número de calzadas y carriles de la avenida y de los demás pormenores adjetivos del plan, y como no podemos asumir la posición cómplice de darle legitimidad jurídica a un tan claro atropello contra el pueblo y la nación colombiana, VOTAREMOS NEGATIVAMENTE LA PROPOSICIÓN con que seguramente terminará el informe del ponente que pedirá que se le de primer debate a este proyecto para convertirlo en acuerdo del Concejo.
Anunciamos además solemnemente que la avenida y el Plan mencionados los combatiremos por todos los medios, al lado del pueblo, el cual está pendiente de la forma como los distintos sectores políticos de esta corporación se manifiesten en torno al proyecto de acuerdo presentado por el gobierno. Asimismo, NOTIFICAMOS AL IMPERIALISMO YANQUI Y A SUS CIPAYOS QUE CUANDO LLEGUE LA HORA DE QUE EL PUEBLO TOME EN SUS MANOS LOS DESTINOS DE LA NACIÓN ESTAREMOS JUNTO A EL EN LOS JUICIOS Y ACCIONES REVOLUCIONARIOS QUE SANCIONEN EJEMPLARMENTE A QUIENES TANTAS VECES LO HAN VENDIDO Y ATROPELLADO.
Bogotá, agosto 17 de 1973.
(Fdo) CARLOS BULA CAMACHO, CONCEJAL POR EL MOVIMIENTO OBRERO INDEPENDIENTE Y REVOLUCIONARIO (MOIR).