Cuenta el naturalista alemán Víctor W. Hagen que Alexander von Humboldt fue recibido en Santa Fé «como en una marcha triunfal». Entrando el año 1801, Humboldt pasó una temporada en la aún aldeana capital, cuya población no superaba las viente mil almas, e hizo una ronda de entrevistas con José Celestino Mutis y una veintena de sus discípulos. El prestigioso visitante quedó asombrado de «su espíritu crítico y audacia filosófica». También en Popayán «halló una efervescencia intelectual que no era conocida en 1760». Lo curioso es que Humboldt estaba haciendo referencia a un sector de la sociedad que medio siglo antes «no sabía más que hacer árboles genealógicos y recitar oraciones religiosas».
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