Acusados con cargos falsos, miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores Agrícolas, y varios militantes del MOIR permanecieron arbitrariamente arrestados durante cuatro meses y medio en las cárceles de Manizales.
Sólo hasta el 21 de febrero fueron puestos en libertad los compañeros Angela Escobar de Gutiérrez, Pedro Zapata Orozco, Pedro Luis Peña y Argemiro Sánchez, mientras Oscar Eduardo Gutiérrez Reyes continúa sufriendo los rigores de la represión oficial. Todos ellos, junto con otros ocho cosecheros, a quienes posteriormente soltaron, habían sido detenidos en los primeros días de octubre del año pasado. Su delito, repartir algunas hojas volantes en Chinchiná, Caldas, solicitando para los recolectores un aumento de 2.80 a 5 pesos por kilo de café cogido.
Exprimidos por la voracidad patronal, y acosados por la miseria y las necesidades, los jornaleros sufren indescriptibles vejaciones en las fincas de los grandes amos. Para descontarles unos cuantos pesos de sus magros salarios, a los recolectores les adulteran las pesas y les liquidan sus jornales ante la mirada acechadora de los agentes del DAS y de la policía. No obstante, no caen en el derrotismo ni se dejan amedrentar por sus verdugos. Poco a poco toman conciencia de su situación y de su fuerza y venciendo la dispersión, los trabajadores agrícolas han comenzado a organizarse y sueñan con romper algún día las cadenas que los agobian.
Sindicatos caldenses y decenas de miles de andariegos, se solidarizaron con los compañeros presos, respaldaron e hicieron suyas las proclamas lanzadas por el Sindicato Nacional de Trabajadores Agrícolas. Por otra parte, innumerables organizaciones obreras de todo el país y el MOIR, además de exigir la inmediata e incondicional libertad del compañero Oscar Gutiérrez, denuncian que el inicuo atropello configura una prueba fehaciente de que el Estatuto de Seguridad, antes de combatir la delincuencia común, está dirigido a perseguir a las gentes laboriosas, a los partidos revolucionarios y a los luchadores populares.