CONSIDERACIONES PRELIMINARES

Compañeros del Comité Ejecutivo Central del Partido Comunista de Colombia:

En la última reunión bilateral del MOIR y el Partido Comunista se pusieron sobre la mesa de trabajo dos problemas inquietantes: el porvenir de la Unión Nacional de Oposición y el porvenir de la unidad del movimiento sindical independiente. Ustedes indagaron nuestro concepto acerca de estos dos asuntos. Nosotros expresamos en dicha reunión la decisión de agotar los medios al alcance con el propósito de superar los escollos y salvar un proceso unitario que lleva ya tres años y que irrumpió en la escena política del país anunciándose con los mejores augurios para las luchas revolucionarias del pueblo colombiano. No obstante, solicitamos entonces de ustedes un tiempo prudencial para dar una respuesta que englobara la situación en su conjunto y al mismo tiempo comprendiera aquellos puntos que merecen examinarse y discutirse, teniendo en cuenta las contradicciones que a cada momento brotan entre el MOIR y el Partido Comunista, ahondando los antagonismos y debilitando la alianza.

Hemos pensado que debido a la complejidad de las cuestiones a tratar y a la importancia que indudablemente tienen para la revolución colombiana, bien valía la pena consignar por escrito nuestras opiniones. Como la dirección del Partido Comunista, a través de sus órganos de expresión, ha publicado sistemáticamente sus particulares criterios alrededor de antiguas y recientes discrepancias con el MOIR y ha dado a conocer su propia versión de los acontecimientos, no nos queda más remedio que refrescar la memoria con un poco de historia, tocar viejos y nuevos temas, y hacerlo también públicamente. En tal forma, con la presente carta abierta pretendemos cumplir ese cometido.

En artículos de prensa y en documentos oficiales del Partido Comunista se ataca permanentemente al MOIR con acusaciones y comentarios de esta naturaleza “…en 1973 el MOIR ingresa a la UNO después de haberle dado muchas vueltas”[1] “Condenan todo contacto con la ANAPO por considerarla ‘el peor obstáculo contrarrevolucionario’. Pero al mismo tiempo, tienden puentes hacia ese partido”[2]. “La Tercera Convención de la UNO, replicando a quienes consideraban esta alianza como un mero acuerdo electoral, declaró que ‘ha surgido un frente de fuerzas revolucionarias y populares, con un programa de nueve puntos, cuyo objetivo final es abrirle el camino a Colombia hacia el socialismo’ ”[3]. “…en relación con la unidad popular y concretamente con la UNO, el MOIR viene solicitando su ‘radicalización’. ¿Qué entiende el MOIR por ‘radicalizar a la UNO’? Entiende que ésta se convierta en un ‘bastión inexpugnable’ al cual sólo tengan acceso ‘los verdaderos revolucionarios’ ” [4].

De las citas extractadas, escogidas casi al azar de la copiosa literatura destinada por ustedes con más apremio que juicio a convencer a sus seguidores de que no es el MOIR sino el Partido Comunista quien posee la verdad verdadera en materia de uniones y desuniones, se desprende que lo que realmente está en controversia es la comprensión de todo el proceso unitario, desde cuando vio su luz primera hasta hoy, así como la concepción misma del frente de liberación nacional. Como se ve, la polémica se extiende al nacimiento de la UNO y a sus tropiezos iniciales, pasa por la función que representó la ANAPO durante este periodo, o mejor, por la función que no desempeñó, se detiene en las disquisiciones para definir a qué tipo de alianza corresponden los compromisos adquiridos y concluye en el tema de mayor actualidad: el rumbo y la dinámica que deben imprimírsele a la Unión Nacional de Oposición. Emprenderemos, por consiguiente, un recorrido por los más destacados episodios del proceso unitario, ciñéndonos al máximo a su sucesión cronológica y documento en mano.

Creemos que contribuir a esclarecer asuntos tan estrechamente vinculados a la lucha revolucionaria colombiana de los últimos años, podrá contribuir a la vez a despejar los oscuros nubarrones que amenazan la Unión Nacional de Oposición, o al menos ayudará a que el debate ideológico y político se limite fundamentalmente al análisis de la práctica vivida y de los planteamientos esgrimidos por cada dirección en cada ocasión para justificar su conducta, y queden sin validez los intentos de empantanarlo todo en una reyerta de invenciones, intrigas y consejas. El peor servicio prestado a la unidad del pueblo es pretender ocultar los problemas o velar las diferencias cundo unas y otras se nos presentan como enormes y tentadores desafíos. El primer paso para vencer las dificultades es empezar reconociéndolas. Y “al toro hay que cogerlo por los cachos”.

Dividiremos la jornada en dos grandes etapas: antes y después de las elecciones del 21 de abril de 1974, en viejas y nuevas contradicciones. En las primeras, veremos lo referente al origen de la UNO, la explicación del fenómeno anapista, el carácter de la alianza y, para rematar, las condiciones y principios del frente único revolucionario en Colombia. En las segundas, trataremos sobre las discrepancias motivadas a raíz del surgimiento de la tendencia conciliacionista promovida por Hernando Echeverri y sobre las encontradas interpretaciones acerca del gobierno de Alfonso López Michelsen. En temas aparte nos remitiremos a la cuestión de la unidad del sindicalismo independiente y a la cuestión de las divergencias en torno del movimiento comunista internacional. En una palabra, compendiaremos en la forma más completa posible nuestro pensamiento, en relación con aquellos puntos en los cuales ha habido discrepancias de enfoque y de principio entre el MOIR y el Partido Comunista y que han influido notoriamente en el resquebrajamiento del proceso unitario.