Juan Pablo Arango, Gerente de Deslinde, Tribuna Roja Nº 105, Bogotá, octubre 8 de 2007
El contexto político en América Latina es cada vez más adverso al papel que el imperio estadounidense le asigna a lo que geopolíticamente se ha tenido como su “patio trasero”. Al igual que acontece en todo el ámbito mundial –incluso en su propio territorio, donde los estadounidenses rechazan mayoritariamente la agresión del gobierno de Bush contra Irak, así como sus políticas y escándalos internos, lo que condujo a la derrota de las huestes republicanas en las elecciones de noviembre pasado, insuceso que de seguro se repetirá en las presidenciales del próximo año–, los ánimos continentales expresan una decisión cada vez más evidente de desprenderse del Norte. Es así como desde el último decenio del siglo XX un número siempre creciente de gobiernos latinoamericanos, entre los que desentona el de Uribe Vélez por su irrestricta sumisión a las órdenes de la Oficina Oval, se han atrevido a desafiar los ucases de Washington, al paso que es manifiesto el resurgir de una conciencia nacionalista en nuestros pueblos por hacer respetar su soberanía, así como su oposición al legado histórico que los ha mantenido en la pobreza, la antidemocracia y el atraso.
La Alianza Social Continental (ASC) constituye un ejemplo de este ímpetu democrático que recorre a América. La ASC reúne a un amplio espectro de organizaciones y movimientos sociales de todo el continente, que comparten una misma convicción: cualquier forma de integración económica entre naciones debe servir primero, y sobre todo, para promover el desarrollo equitativo y sustentable de nuestros pueblos, razón por la cual la Alianza ha trabajado desde su creación en contra de las políticas neoliberales y de los acuerdos moldeados por Washington. En consecuencia, la ASC se conformó como una organización para intercambiar información, definir estrategias y promover acciones conjuntas encaminadas a buscar un modelo de desarrollo alternativo y democrático, fortalecer la sociedad civil, trabajar por el bienestar de la población y el conjunto de derechos reconocidos en los diversos instrumentos internacionales vigentes, todo con miras a promover la justicia social y transformar las políticas de integración en el hemisferio.
Dentro de este contexto, la Alianza Social Continental ha elaborado diferentes documentos, entre los que se destacan La inversión, las finanzas y la deuda en las Américas; La exclusión social, el empleo y la pobreza en las Américas, y Alternativas para las Américas. Cual ejemplo de la envergadura y seriedad de tales estudios, cabe mencionar que el último (suscrito en octubre de 2005) “propone reglas radicalmente distintas para regular la dinámica económica mundial con el objetivo de garantizar la plena vigencia de todos los derechos”. Es un documento con 19 capítulos, que incluyen: papel del Estado, trabajo, educación, comunicaciones, inversión, finanzas, propiedad intelectual, agricultura, acceso a mercados, servicios, cumplimiento y resolución de disputas, sustentabilidad, derechos humanos, inmigración, género, medio ambiente y recursos naturales.
La iniciativa para crear la Alianza Social Continental surgió del Foro de la Sociedad Civil, realizado en mayo de 1997, en Belo Horizonte, Brasil, paralelamente a una reunión de ministros de comercio del hemisferio, efectuada a su vez en el marco de las negociaciones del ALCA. La propuesta de impulsar la construcción de la ASC fue aprobada por los participantes en la Cumbre de los Pueblos de las Américas, efectuada en Santiago de Chile, en abril de 1998, y se constituyó formalmente en abril de 1999 en San José de Costa Rica, en un evento donde se definieron su misión, objetivos y estructura. Desde entonces la ASC ha sido el núcleo promotor de las tres Cumbres de los Pueblos que se han reunido hasta la fecha: la de Santiago de Chile, en 1998; la de Quebec, Canadá, en abril de 2001, y la de Mar del Plata, Argentina, en noviembre de 2005. Posteriormente, de consuno con el Movimiento Boliviano por la Soberanía y la Integración Solidaria de los Pueblos, la Alianza Social Continental organizó la I Cumbre Social por la Integración de los Pueblos, en Cochabamba, Bolivia, del 6 al 9 de diciembre de 2006.
Actualmente la Alianza está conformada por más de cincuenta organizaciones de Estados Unidos, Canadá, Centroamérica, México, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Venezuela y Colombia, que cuentan con redes locales en todo el continente.
A partir de octubre del presente año, Colombia será la sede de la dirección de la Alianza Social Continental, en cabeza de la Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA, Recalca, que agrupa varias decenas de organizaciones nacionales y entre cuyos voceros se cuentan Enrique Daza, Héctor Moncayo y Angélica Chaparro. Antes de Colombia, dicha sede la tuvieron Ciudad de México y Sao Paulo.
Para nuestro país y para Recalca constituye una importante distinción haber recibido este encargo. Ello comporta un reconocimiento a la labor nacional e internacional que, desde su constitución en agosto de 2003, Recalca ha venido desempeñando en la coordinación de las múltiples organizaciones y personalidades que en nuestro país se oponen al Tratado de Libre Comercio, TLC, entre Colombia y Estados Unidos, y en el análisis y denuncia de los estragos que ocasionarían, de ser aprobados, los esquemas de “libre comercio” que Washington pretende imponer en todo el continente americano, con la anuencia de los gobiernos plegados a los mandatos estadounidenses.
La Alianza Social Continental continuará desarrollando, ahora desde su sede en Colombia, su trascendental rol de impulsar las luchas antiglobalización desde Alaska hasta la Patagonia. En este contexto, serán numerosos los eventos, foros, encuentros, cumbres y movilizaciones que se organizarán desde nuestro país contra los TLC y demás atropellos de Estados Unidos contra los derechos y la soberanía de los pueblos americanos, y contra las imposiciones de los organismos multilaterales de crédito y comercio (FMI, Banco Mundial, OMC), las multinacionales y los gobiernos locales sometidos a los designios de la Potencia del Norte. Los retos en los cuales perseverará la Alianza Social Continental son enfrentar la ofensiva mundial y continental de Estados Unidos, estudiar las alternativas de integración planteadas
por diferentes gobiernos que se distancian de Washington, debatir los TLC con EU y Europa, avanzar en la coordinación de los movimientos sociales americanos –en particular los indígenas, campesinos y asalariados– y promover que nuevas fuerzas se integren al proceso.