Entrevista con el presidente del Polo Democrático Alternativo, doctor Carlos Gaviria Díaz, Tribuna Roja Nº 104, noviembre 20 de 2006
Tribuna Roja. ¿En qué estado se encuentra el proceso de consolidación del PDA luego del importante resultado electoral del 28 de mayo?
Carlos Gaviria. A mi juicio, lo que se percibe es que vamos hacia una gran consolidación de la unidad. Sin embargo, el Congreso tiene la última palabra. Abrigo mucha esperanza de que el Congreso será un acontecimiento de extraordinaria importancia para el país, en el que vamos a fortalecer nuestra organización en torno al Ideario de Unidad y el Programa de gobierno, las bases programáticas acordadas. Las discusiones que se han adelantado en la Mesa Nacional de Unidad y en las Mesas Departamentales dan cuenta de un propósito unitario muy firme que se va a evidenciar en el Congreso. De manera que hay que ser optimistas.
TR. ¿Ve señales de que se pueda interrumpir el proceso de unidad que se gestó en torno a su nombre en la campaña a la Presidencia?
Carlos Gaviria. No, no lo creo. Desde luego, en una organización pluralista como la nuestra hay sectores que hacen más énfasis que otros en la unidad. Pero opino que el resultado electoral alcanzado el 28 de mayo ha servido como una especie de catalizador positivo.
TR. Entre los nubarrones que, para algunos analistas, amenazan al PDA están las distintas posiciones ideológicas que expresan la existencia de tendencias. ¿Qué nos dice al respecto?
Carlos Gaviria. El propósito común que aglutina a los distintos sectores del Polo Democrático Alternativo es el de cambiar el rumbo que lleva el país. Todos estamos de acuerdo en que la propuesta política que le ha planteado al país el presidente Uribe Vélez lo arrastra por el camino equivocado y nuestra responsabilidad estriba en oponernos a que siga avanzando, porque desandar los pasos va a ser cada vez más difícil.
TR. Pasados más de tres meses del segundo gobierno de Álvaro Uribe, ¿encuentra usted alguna variación con respecto al periodo anterior?
Carlos Gaviria. Lo único nuevo eran los cambios que Uribe estaba considerando en la política de Seguridad Democrática. Pero Uribe Vélez muy rápidamente se arrepientió de sus buenos propósitos y retomó el hilo conductor de su gobierno en el pasado cuatrienio: una Seguridad Democrática degradante de los derechos humanos, y la exigencia de unos resultados positivos demasiado restringidos. Opino entonces que el segundo cuatrienio se ha iniciado con idénticos signos y, por tanto, no puede esperarse nada distinto a lo que sufrió el pueblo en el primero.
TR. ¿Es posible, como reclaman algunas personas, que el PDA colabore con el gobierno de Uribe Vélez en campos como el de la lucha contra la pobreza, la seguridad ciudadana, la regionalización o el intercambio humanitario?
Carlos Gaviria. Nuestras propuestas en todos esos temas son completamente distintas e incluso contrarias a las del gobierno de Álvaro Uribe Vélez. No creo entonces que dos marchantes que llevan distinto rumbo puedan juntarse para hacer una misma caminata.
TR. Dentro de las más controvertidas iniciativas del gobierno están las de justicia y paz. ¿Qué evaluación hace usted de esa política pública en la cual se ha centrado la reinserción de algunos grupos armados?
Carlos Gaviria. Desde que se formuló la Ley de Justicia y Paz se expresaron críticas pertinentes en la medida en que no apuntaba a satisfacer las condiciones de verdad, justicia y reparación ni a extinguir el fenómeno paramilitar en Colombia, sino más bien a encubrirlo. Las deficiencias de la Ley se han replicado al llevarla a la práctica. Cabría incluso afirmar que la aplicación ha mostrado más fallas de las que se habían advertido en la Ley cuando se hallaba en discusión. A mi juicio, el llamado proceso de desmovilización y reinserción de los paramilitares ha sido un fracaso.
TR. La visita hace pocos días de altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos dejó como mensaje principal que tanto Bush como Uribe Vélez están comprometidos con el TLC y con una segunda fase del Plan Colombia. ¿Qué piensa usted al respecto y qué consecuencias traerá para los colombianos?
Carlos Gaviria. No era necesaria la visita para saber lo que ya sabíamos: que iban a ser ratificadas las directrices acordadas por ambos presidentes. El TLC va a afectar significativamente la economía, y la nueva etapa del Plan Colombia intensificará la guerra en una dirección completamente indeseable.
TR. El gobierno ha decidido implantar reformas más profundas en el marco del Consenso de Washington, como la nueva reducción de las transferencias a las regiones, una reforma tributaria regresiva y la privatización de lo que queda del patrimonio público, como Ecopetrol y Bancafé. Además de la recia oposición de la bancada del PDA en el Congreso, ¿cuáles otras acciones impulsará el Polo para impedir tan graves proyectos?
Carlos Gaviria. Es necesario, como lo hemos dicho muchas veces, acompañar la tarea que vienen cumpliendo los congresistas del PDA, que es admirable, eficaz y muy brillante, con la movilización ciudadana. Así como afirmamos que si ganábamos el gobierno, poco habíamos ganado si no contábamos con el apoyo activo de la ciudadanía, desde la oposición cabe decir otro tanto. La oposición no solo hay que hacerla desde la tribuna parlamentaria, sino también en la calle, con las movilizaciones y protestas, pacíficamente, desde luego, para no dar ocasión a que se criminalice la expresión social.
TR. ¿Qué consecuencias, en términos del desarrollo social y económico, le traerá al país el paquete de medidas antes anotadas? ¿Resistirá la nación colombiana ese cúmulo de disposiciones contra las mayorías? ¿Será suficiente lo que se ha bautizado como «acción social» del gobierno contra la pobreza para mitigar sus secuelas?
Carlos Gaviria. En muchas regiones el desempleo en los últimos cuatro años ha estado por encima de 15%, parece que se configura como una desocupación estructural que avergonzaría a cualquier nación. Lo mismo pasa con las escalas de pobreza, que son altísimas, cualquiera que sea la metodología utilizada para medirlas; y con los inicuos niveles de desigualdad, como los que se dan en la concentración de la propiedad rural. Las medidas asistenciales que el gobierno difunde con «bombos y platillos» para acometer los curativos, sucedáneos de auténticas políticas correctivas contra estos males, a lo sumo producirán resultados focales y transitorios. Precisamente, el régimen se juega esa carta con miras a que de ese modo el pueblo vaya aguantando y acostumbrándose a tanta medida atentatoria contra sus posibilidades de bienestar y progreso.
TR. La militancia del PDA sabe de los debates de su bancada en el Congreso. No obstante, los grandes medios de comunicación no solo no los difunden, sino que se los atribuyen al Partido Liberal. ¿Es una estratagema para frenar al PDA? ¿Qué estrategias usar para vencerla?
Carlos Gaviria. Una vieja estrategia del Establecimiento es elegir a quien ha de gobernar, y también a quién ha de hacer la oposición. Es lo que se llama La oposición de su Majestad. En nuestro caso, cuando los medios ignoran las intervenciones de nuestros congresistas y acallan las acciones del Polo en el plano social, están confesando que para ellos la verdadera oposición es el Polo Democrático Alternativo. Y como no ven en la oposición liberal un peligro real para sus intereses, han decidido que el Partido Liberal sea oficialmente la oposición. Nosotros tenemos que reivindicar el lugar que nos corresponde, disponiendo de medios propios para comunicarnos con la ciudadanía y para no tener que depender de la «benevolencia» de los medios oficiales, controlados por los poderes económicos.
TR. El gobierno propaga que el crecimiento económico permitirá solventar lo necesario para disminuir las desigualdades y la iniquidad entre los colombianos. ¿Comparte usted esta opinión?
Carlos Gaviria. La realidad colombiana está demostrando lo que muchos pensadores económicos ya han advertido: que el crecimiento económico es una condición necesaria pero no suficiente para que las diferencias sociales se disminuyan por encanto. Las ganancias de los grandes consorcios financieros son inmensas y, no obstante, hace poco se conocía que más de diez millones de colombianos solamente comen al día panela, arroz y papa. El crecimiento no es de por sí distributivo y se requiere la orientación del Estado para que lo sea, no se le puede dejar a la «mano invisible».
TR. Algunos economistas clásicos, en nombre de la lucha contra el desempleo, vienen ambientando, y más todavía con miras al Tratado de Libre Comercio, la eliminación del salario mínimo o el alza muy reducida del mismo. ¿Cree usted que así se garantizaría más empleo para los colombianos?
Carlos Gaviria. Es una extensión al planteamiento anterior, por el cual se supone que, si se envilecen los salarios, vendrán más inversiones y con ello, en forma automática, más prosperidad social. El PDA parte de un hecho simple: no puede lograrse un efecto económico positivo reduciendo la capacidad de consumo de los trabajadores; por el contrario, está demostrado que si se quiere fortalecer el mercado interno se debe incrementar el ingreso de los asalariados y también de los productores, esto crea un círculo virtuoso para la economía, tanto para la oferta de bienes como para su demanda efectiva.
TR. Complementarios al TLC, el gobierno impulsa el Estatuto Rural y el proyecto «Agro, Ingreso Seguro», que han concitado el rechazo de empresarios, campesinos, indígenas y comunidades afrocolombianas. ¿Coincide usted con estas críticas?
Carlos Gaviria. El PDA ha expuesto, mediante su bancada, críticas reiteradas a estos proyectos que pueden sintetizarse así: el Estatuto Rural es un «manual de trampas» que va a concentrar más la propiedad rural, recurriendo incluso a algunos medios criticados por el mimo procurador general, y a especializar el agro colombiano en productos tropicales; y «Agro, Ingreso Seguro» es un reconocimiento, mediante la figura de apoyos internos a todas luces insuficientes, de la grave situación en la cual se pondrá a millones de productores que deberán soportar con el TLC las importaciones subsidiadas de productos agropecuarios de Estados Unidos. Lo peor es que en estos planes está inmerso el despropósito oficial de abandonar la producción de alimentos como el deber ser del agro colombiano.
TR. ¿Qué resultados espera del próximo Congreso del PDA? ¿Cuál es su mensaje a la sociedad colombiana?
Carlos Gaviria. La consolidación de la unidad, porque el Polo es la única alternativa viable para corregir el rumbo que lleva el país, y mi llamado a la sociedad es, por tanto, que venga a reforzar nuestra propuesta de izquierda democrática y nuestro proyecto de gobierno, consistente en esencia en imprimirle a Colombia un rumbo totalmente distinto al que lleva con Uribe.
TR. ¿Qué tareas le propondrá usted al PDA después de tan crucial evento y, especialmente, con miras a las elecciones regionales del año 2007?
Carlos Gaviria. Que se dedique con mayor intensidad a la acción unitaria y a la construcción del Polo en todo el país. Los debates internos son importantes, pero no pueden anteponerse al propósito fundamental, que es el de consolidar la unidad. He sido demasiado reiterativo en este punto, porque a mi juicio es una condición vital para lograr los cometidos posteriores. El primero de todos, que en el año 2010, Bicentenario del Grito de Independencia, el PDA llegue al gobierno.