La venta de combustibles es una transacción muy segura y rentable. No se requieren altas inversiones ni tecnología. Para llevar a cabo la actividad basta disponer de tanques de almacenamiento y carrotanques. Y Ecopetrol facilita créditos hasta por 50 días.
Repartir el combustible desde las centrales de abastecimiento hasta las estaciones de servicio deja un margen a favor, fijado por el Ministerio de Minas y Energía, de $ 12.81 por galón. Entre la empresa nacional Terpel y las multinacionales Esso, Mobil y Texaco -estas últimas controlan el 84% de la operación- expenden 5.622.528 galones por día, lo que les deja al mes 2.160 millones de pesos de ganancias, solo por gasolina, sin calcular las que arrojan los demás combustibles y lubricantes.
Cómo será el negocio de jugoso que, aun cuando sólo comercializan el 16% de la gasolina, los Terpeles ocupan hoy puestos destacados entre las cien empresas más grandes de Colombia, clasificadas por la revista Semana: Terpel-Bucaramanga, de 37; Terpel-Manizales, 49; Terpel-Antioquia, 62; Terpel-del Norte, 96. En 1992 sus utilidades netas, incluidos todos los renglones, ascendieron a 6.122 millones de pesos. Lo cual hace suponer que las tres multinacionales mencionadas no debieron bajar de 38.000 millones de pesos.
Los Terpeles nacieron en la década del setenta como una entidad encargada de abastecer los territorios nacionales y las regiones menos desarrolladas, pues Esso, Mobil y Texaco usufructuaban el mercado en las grandes capitales. El primero en aparecer fue Teruel Bucaramanga, que incursionó además en la fabricación de lubricantes y grasas. Poco a poco fueron robusteciéndose, ganando terreno y haciendo presencia en los centros urbanos. Se han convertido por eso mismo en víctimas de la guadaña privatizadora.
Hoy estas sociedades, en las que Ecopetrol tiene el 49% y el resto los municipios y departamentos, han sido puestas en pública subasta. El gobierno ofrece de nuevo a los monopolios foráneos la posibilidad de quedarse con el ciento por ciento del mercado nacional.