EL PARO DEL MAGISTERIO, UNA VICTORIA PATRIÓTICA

José Fernando Ocampo, Vicepresidente de Fecode.
No había realizado Fecode en sus treinta años de historia una movilización victoriosa de tanta envergadura y significación patriótica como el paro indefinido de este año. Cien mil personas, entre maestros, padres de familia y estudiantes, con el entusiasta respaldo de todo el pueblo, colmaron el 26 de mayo la Plaza de Bolívar para defender la educación pública y oponerse a la política neoliberal de Gaviria.

Por primera vez Fecode había elaborado una propuesta revolucionaria de reforma educativa y tras negociarla con el gobierno, había logrado su aprobación en la Cámara de Representantes. Pero la ministra de Educación, Maruja Pachón, en acatamiento a las órdenes del Banco Mundial consignadas en una carta del 9 de abril del presente año, desconoció los acuerdos del gobierno con el magisterio.

La táctica oficial, entonces, consistió en hundir el proyecto de ley «general de educación» convenido con el Ejecutivo y hacer aprobar otro proyecto, el de «distribución de recursos y competencias», elaborado por Planeación y Hacienda, que instauraba toda la política neoliberal de la «apertura educativa», impulsada por el imperialismo.

Desde el principio del proceso, hace dos años, se había conformado una santa alianza entre el ministro de Hacienda, el director de Planeación y los representantes de la educación privada, para derrotar esta propuesta de reforma. Y dentro de la misma Fecode, algunos sectores le hicieron el juego a Gaviria, con su oposición al proyecto de ley general y a la táctica aprobada por la Federación.
El paro lo clarificó todo. En primer lugar, el contenido de la ley. El secreto de la política neoliberal del gobierno residía en municipalizar y privatizar la educación publica y en arrebatarles a los educadores las conquistas logradas en ardua lucha. Como resultado de la batalla Fecode logró desmontar la autonomía de los municipios e incorporar a todos los docentes bajo un solo régimen especial de vinculación, de salarios, cesantías y pensiones dejando incólume el Estatuto Docente y el Fondo de Prestaciones; asegurar el giro del situado fiscal a los FER y no a las tesorerías municipales y suprimir la facultad de departamentos y municipios para contratar la educación pública con «empresas» privadas. En esta forma se obtenía una centralización financiera y una descentralización administrativa sin municipalización, y se detenía la privatización.

Además el movimiento confirmó que la táctica había sido correcta: l,) al elaborar y negociar el proyecto de ley de educación que fue la base para el acuerdo del paro; y 2) al lanzar la pelea en el momento preciso, para defender el proyecto de ley de educación y derrotar el otro, el de “distribución de recursos y competencias”, en lugar de embarcarse en escaramuzas que lo habrían dejado sin arrestos a la hora de la verdad.

La respuesta masiva del magisterio, su conciencia sobre la política neoliberal, el apoyo del pueblo a esta lucha patriótica, las propuestas acertadas de solución a la crisis educativa, fueron los elementos que condujeron al triunfo.

El proyecto de ley de «distribución de recursos y competencias» fue aprobado ya en el Congreso con la incorporación de todos los logros del paro. Resta ahora el segundo debate en el Senado sobre el otro proyecto de ley, el de educación. Fecode tiene que seguir alerta en este debate para defender una enseñanza del más alto nivel científico y técnico, que le sirva al desarrollo del país.