Por Gustavo Triana
Empeñado en privatizar a Ecopetrol, Samper ha propuesto reestructurarla en cuatro negocios diferentes, cada uno con plena autonomía financiera y administrativa. Ya en 1994 lo había intentado, pero se lo impidió la disposición de los trabajadores de salir a la huelga en defensa del patrimonio público de la nación.
Esta segunda arremetida pretende acabar con la integridad de la empresa, poniendo a cada división a competir con las demás, lo que permitirá al capital privado apropiarse de las actividades que hoy adelanta en forma unificada la petrolera estatal. El gobierno, al mismo tiempo, ha modificado los plazos existentes en los contratos de asociación, extendiendo su vigencia hasta el agotamiento de los pozos. Se comprometió además a pagar el 50% de los gastos en perforación y estudios de superficie cuando los nuevos yacimientos resulten secos. Liberó la importación de combustibles. Mientras que permitió la inversión privada en los campos reservados a Ecopetrol, a ésta le limitó sus inversiones y la obligó a vender sus activos en Terpel, Monómeros, Promigás, Colgás, Gas Natural y otras. El objetivo no es otro que dejar por completo en manos de las voraces multinacionales el estratégico renglón de los hidrocarburos.
Para enfrentar la arremetida privatizadora, la USO realizó en diciembre un paro nacional de la producción, tarea que no se adelantaba desde 1977. El cese fue exitoso y contó incluso con la aceptación de la mayor parte de la administración.
En la actualidad, el sindicato viene efectuando negociaciones con la empresa y el Ministerio de Minas. La USO continúa empeñada en defender que Ecopetrol se mantenga como una entidad de carácter comercial e industrial del Estado. Exige además que se preserve su unidad y que sean destinados recursos suficientes al urgente objetivo de fortalecerla, condición clave para poder lograr nuestra soberanía económica.
Al cierre de esta edición, en la Refinería de Barrancabermeja se llevaba a cabo un paro de 1.700 trabajadores temporales y de contratistas contra las violaciones a la convención colectiva y en defensa de la empresa.
Hoy como ayer, la USO está al frente de los más preciados intereses de la nación.