(Mensaje dirigido al Comando Nacional de Paro el 17 de febrero)
Por su claridad en los objetivos, por el especial momento que atraviesa el país, por la amplitud de los sectores incorporados, por la iniciativa desplegada y la fuerza de las impresionantes movilizaciones realizadas, como por lo prolongado de la batalla, sin duda que el actual paro nacional de los trabajadores estatales constituye la demostración de mayor envergadura erguida en el panorama de las luchas obreras de los últimos tiempos.
Constituida en un hito en el proceso de resistencia obrera y popular contra la liberalización de nuestra economía impuesta por Estados Unidos, no dudo en expresar que en ella se cifra el presente y el porvenir inmediato de nuestra clase y del país entero.
El informe del FMI sobre nuestra economía, de agosto del año pasado, ordenó al gobierno de Samper congelar o reducir los salarios de los trabajadores, acelerar las privatizaciones, mantener la apertura comercial y varias otras modalidades del esquema neoliberal. El paro nacional en curso es el más formidable desafío al dictado de la imperial agencia
financiera. La enérgica exigencia de detener las privatizaciones es la reivindicación de la nación entera ante el despojo infame que las multinacionales adelantan sobre el patrimonio público nuestro con la diligente colaboración del actual gobierno.
La derrota de la ley que adultera el derecho a la negociación colectiva y la respuesta ante la ola de represión contra las organizaciones sindicales y populares y sus líderes, representa otros tantos pasos claves en la imprescindible reconquista de un terreno democrático y la acumulación de fuerzas que conlleva para elevar la lucha a un plano más alto. El paro nacional mantiene en vilo a toda la nación. Desde mi modesto lugar en la lucha, saludo regocijado los admirables esfuerzos que vienen haciendo al frente del paro en pos de la victoria.
Sancionada ley de fuero para los empleados públicos
El mismo día en que se firmó el acuerdo de los estatales, el gobierno se vio obligado a sancionar la Ley 362, en que se reconoce el fuero sindical para los dirigentes de los empleados públicos.
El senador del MOIR, Jorge Santos Núñez, había presentado el proyecto desde finales de 1995, señalando que si bien a los empleados públicos se les reconocía el derecho a formar asociaciones, a sus dirigentes se les negaba el fuero especial consagrado en la Constitución.
La nueva ley modifica el artículo 2o. del Código Procesal del Trabajo. El fuero queda contemplado en el parágrafo 2o.
Esta conquista democrática se suma a la de negociación colectiva, conseguida por el paro estatal.