La Juventud Patriótica, JUPA, del Valle y Risaralda aprovechó la oportunidad de convertir una fiesta popular, el 31 de diciembre, año viejo, para demostrar el inconformismo de una gran nación ante la arremetida colonial del imperialismo yanqui en el campo económico, político y cultural.
El 31 de diciembre, el pueblo ha instituido la costumbre de elaborar muñecos llenos de pólvora, que arden a la medianoche, como símbolo de lo viejo y lo malo.
En la quema del pasado año viejo, los bugueños hicieron uno del embajador Myles Frechette, que aparece en la foto, personificación de los males que aquejan al país.
El matachín fue paseado por las poblaciones del norte del Valle y finalmente quemado entre consignas: ¡Resistencia contra el intervencionismo gringo!
Se revivió la consigna de los años setenta: ¡Por una nueva cultura de masas, viva el arte nacional!
También se gritaron los lemas centrales en la actual situación: ¡Abajo el imperialismo en el campo de la educación! ¡Fuera gringos de Colombia!