«Lo que hace cuatro años, en el 6o. Congreso, era apenas un sueño, es hoy una realidad incuestionable», dijo Mario de J. Valderrama, reelegido por unanimidad presidente de la CGTD, al intervenir ante los casi dos mil delegados que colmaban el auditorio de la Biblioteca Luis Ángel Arango, en Bogotá, el 27 de abril, durante el acto multitudinario que dio inicio al 7° Congreso Nacional de la confederación democrática. «En estos cuatro años -agregó Valderrama-, sobre Colombia se ha cernido la más sombría amenaza, la de la intervención norteamericana, frente a la cual la CGTD ha llamado a la clase obrera a dar la lucha unificada. Tengo la plena convicción de que es éste el mejor momento para que los trabajadores tomen las riendas del país».
En el evento, presidido por el compañero Jorge Espinosa, del comité ejecutivo, se hallaban representadas diez federaciones regionales, seis federaciones sectoriales, 21 comités seccionales. 21 sindicatos nacionales de industria y más de 600 organizaciones.
Ocuparon la mesa directiva los compañeros Carlos Cúster, presidente de la Confederación Mundial del Trabajo, CMT; Emilio Máspero, presidente de la Confederación Latinoamericana de Trabajadores, CLAT; Mario de J. Valderrama, presidente de la CGTD; Julio Roberto Gómez, secretario general; Jorge Espinosa, presidente del 7o. Congreso; Jesús Bernal y Bertina Calderón, del comité ejecutivo de la CUT; Gustavo Serpa, del comité ejecutivo de la CTC: el senador del MOIR, Jorge Santos Núñez, y Jorge Palacio, asesor de la CGTD.
Al grito resonante de «¡Fuera yanquis de Haití!», los dos mil dirigentes rindieron fraternal homenaje al compañero Kesner Chadid, quien traía el mensaje solidario de los trabajadores haitianos, en primera línea de resistencia contra la criminal invasión de los marines. De la delegación internacional hacían parte asimismo dirigentes venidos de Argentina, Nicaragua, Cuba, Panamá Bélgica, Perú, Brasil, Uruguay, República Dominicana, España, Costa Rica, Puerto Rico, Guatemala, Venezuela y Paraguay.
La víspera, en el Capitolio, se había realizado la Conferencia Internacional de Solidaridad con los Trabajadores y el Pueblo Colombianos, en la que intervinieron Carlos Cúster, Emilio Máspero y el secretario del Ministerio de Trabajo de Colombia, como también voceros del movimiento sindical mundial y de los organismos de derechos humanos.
Congreso de unidad
En una nueva muestra de unidad, el Congreso ratificó en sus cargos a Mario de J. Valderrama, Julio Roberto Gómez, Yezid García y demás integrantes de la mesa ejecutiva, condenó el intervencionismo gringo, rechazó la apertura, fustigó los dos Pactos Sociales samperistas y dio pleno respaldo al Sindicato de Telecom, listo a lanzarse a un combate nacional contra la privatización.
El 7° Congreso definió la apertura como «una estrategia de carácter global para los países pobres del mundo, incluida toda América Latina, que abarca la economía, la política, lo social, lo cultural y lo ideológico. Estrategia impuesta a través de los organismos internacionales de crédito como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo; contraria a los intereses de las naciones, los pueblos y los trabajadores de los países a los cuales se aplica y, en el caso de Colombia y América Latina, para beneficio de los intereses estratégicos de Estados Unidos». Los asistentes examinaron en detalle cada uno de los aspectos de este siniestro plan aplicado por Barco, Gaviria y Samper, y repudiaron la «creciente intervención extranjera en todos los asuntos internos del país, que presiona más y mayores concesiones en lo económico, lo político y lo social».
Defender empresas del Estado y producción
Tomando como ejemplo la industria textil, la CGTD exigió poner en práctica una política de protección al capital nacional, profundamente golpeado por la apertura, y rechazó el G-3, que «lleva solamente a beneficiar a la potencia del Norte», con «las graves repercusiones que viene ocasionando por las recientes crisis en México y Venezuela». Añade: «El panorama es desolador y hoy se encuentran cuatro empresas del sector textil en concordato, dos en proceso de liquidación y los trabajadores de la fibra del fique al borde del despido, porque ésta ha sido sustituida por fibra sintética que llega al país a precios insostenibles para la producción nacional». Y denuncia: «Los trabajadores textileros nos hemos pronunciado de mil maneras por la defensa de nuestro sector y hemos llamado a los empresarios a conformar el gran frente de defensa que propone la CGTD, pero su respuesta ha sido en extremo vacilante y nos deja entrever que aun a pesar de estar tan golpeados siguen soñando con las prebendas otorgadas por el gobierno, tales como la Ley 50 de 1990».
Sobre salud .y seguridad social, el Congreso destacó: «La Ley 100 de 1993 es la aplicación en nuestro país por los diferentes gobiernos, desde Belisario Betancur hasta Samper, de la política neoliberal de apertura trazada por Estados Unidos». Dicha norma constituye «un atentado contra la población, implica la privatización de la salud, desmejora sustancialmente el aspecto pensional de los trabajadores, aumentándoles cotizaciones, semanas cotizadas y edad para adquirir la pensión, y recortándoles los beneficios. Y por lo tanto, la lucha por su derogación no puede ser obra exclusiva del sector salud, sino que debe ser de todo el pueblo colombiano, encabezada por la CGTD».
Sobre las privatizaciones, se hizo hincapié en que «los gobiernos de turno, en actitud servil y antinacional, han dado paso a los procesos de enajenación y venta de .las entidades del Estado a los monopolios nacionales y extranjeros, a la privatización del patrimonio estatal representado en empresas como Ecopetrol, Cerromatoso, las telecomunicaciones, el sector agrario y financiero, los servicios públicos domiciliarios de energía, acueducto, alcantarillado y aseo, educación, vivienda y salud, los ferrocarriles, los puentes, la red vial y las zonas portuarias». La CGTD llamó a dar «una efectiva respuesta de masas y de lucha que frene la andanada privatizadora y confronte a fondo el modelo de apertura económica».
El Congreso puso atención muy especial a los proyectos que el gobierno de Samper ha puesto en marcha contra Telecom, sometiéndose a las imposiciones del imperialismo: «En el transcurso de los últimos veinte años se han posesionado de las comunicaciones y de la más alta tecnología en ese campo cinco consorcios mundiales: la Nipon, Alcatel, MCY, Nortel y AT&T. No en vano la ley 142 y las resoluciones 025, 026, 028, 033 y 034 apuntan principalmente a la entrega de estos servicios a las compañías trasnacionales. La política oficial no busca ya a la venta o privatización de Telecom, porque ello fue impedido por sus trabajadores en el año 1992, sino que la pretende someter a la llamada competencia, al permitir el ingreso de nuevos operadores y arruinarla con el estrangulamiento económico y jurídico. En este marco la pelea por la defensa de Telecom y demás estamentos afines se convierte definitivamente en la defensa de la soberanía nacional y de la independencia económica, cultural y política».
El 7o. Congreso Nacional de la Confederación General de Trabajadores Democráticos ratificó que seguirá la lucha contra el neoliberalismo, por los derechos de los trabajadores y por la independencia de los pueblos.