Sólo catorce millones de pesos – cinco salarios mínimos mensuales- deberá pagar Frutera Colombiana S. A., más conocida como Fruco, por la sanción que posiblemente le aplique la Regional del Trabajo al no haber llenado los requisitos para el cierre de su fábrica de salsa de tomate, mayonesa y vinagre que desde 1954 operaba en la Sultana del Valle.
Con esa irrisoria suma los empresarios responderán ante el Ministerio, pero no por las graves dificultades en que pondrán a los trescientos obreros y empleados que llevaban tres semanas custodiando los equipos para que no fueran retirados por la empresa de su planta de la calle 47 con carrera primera.
Mientras los trabajadores y la policía vigilaban la parte externa de la fábrica, las máquinas empezaron a ser trasteadas por el aire con helicópteros, desde las primeras horas de la mañana del día 2 de junio. Por la tarde, los trabajadores trataron de impedir el desmantelamiento pero la policía los atacó con gases lacrimógenos y chorros de agua y en el enfrentamiento quedaron trece personas lesionadas, entre ellas cinco agentes y dos sindicalistas.
Fruco quiere llevarse para Barranquilla la línea de salsa de tomate, para Maizena la de mayonesa y acabará con la producción de vinagre.
La empresa no ha aclarado la situación laboral, aunque públicamente sí anunció el cierre.
Es éste uno más de los centenares de cierres o de concordatos que se vienen presentando en el país como consecuencia de la apertura económica y las masivas importaciones de productos agrícolas e industriales que golpean inmisericordemente la producción nacional.