Por Francisco Valderrama Mutis
Ante la imperiosa necesidad de cubrir el déficit, Samper decidió apretar el acelerador del plan de privatizaciones. Decidió sacar a la venta la participación que por 46.58% de las acciones mantenía el gobierno en Cerro Matoso S. A. (CMSA). Mientras el gobierno suple en parte sus necesidades de recursos frescos, los monopolios se apoderan de los activos nacionales a precio de saldos.
Para su siniestro objetivo los funcionarios oficiales han adoptado el criterio de que los activos no valen lo que valen, y ni siquiera lo que dicen los avalúos contratados con la banca de inversión, sino lo que ofrezcan los consorcios internacionales. Esto sucedió en el caso de Cerro Matoso; el vicepresidente de Inversiones del IFI, Félix Moreno, se retiró de ese instituto, denunciando que la participación del país fue malvendida en 180 millones de dólares cuando había sido tasada entre 230 y 290 millones.
El presidente del IFI elude mencionar que en el presente caso se trató de una negociación con una solo oferente, que se limitó a quedarse con todo el negocio ahorrándose la tercera parte de su valor, si de tasarlo en dólares se tratara, porque la realidad es que una mina de níquel, mineral estratégico, no puede ser considerada como un activo cualquiera. Su importancia la vuelve invaluable.
Producto del esfuerzo nacional
En la construcción y puesta en funcionamiento de la empresa el país hubo de hacer un esfuerzo tremendo, que se resume en los siguientes hechos: 1) Fue con el aval de la nación como se consiguieron los créditos con el Banco Mundial y la banca privada para la construcción inicial de la empresa. Es más, cuando en 1986, por los bajos precios del níquel, CMSA acumuló pérdidas por 35 mil millones de pesos, la nación asumió el pago de esas obligaciones. 2) CMSA funciona con base en la refinación del ferroníquel y tiene como principal insumo para su operación la energía eléctrica. Hasta 1996 su consumo fue de 45 megavats de potencia. Mucho más de lo que consume todo el departamento de Córdoba. Para que la energía eléctrica no le resultara tan costosa como a las demás empresas de la Costa, Corelca estableció triangulación con las EE.PP. de Medellín y así CMSA pudo recibir energía subsidiada a precio de origen hídrico, considerablemente más barata que la térmica. 3) Se le otorgaron ventajas en la forma de liquidación de las regalías, pactadas inicialmente sobre las utilidades. Era tan aberrante el atraco a los municipios y al departamento de Córdoba, que luego fue cambiada por liquidación sobre el valor de la producción en boca de mina, que aún sigue siendo favorable a la empresa. 4) Se le eximió del pago de impuestos durante los primeros años de explotación de la mina. 5) Se le excluyó del pago del impuesto de industria y comercio a Montelíbano.
Algunas de estas ventajas son comunes a todos los proyectos industriales, pero otras, como la de la energía eléctrica, formaron parte de un claro esfuerzo nacional por sacar adelante la mina de níquel y ponerla en funcionamiento. Evidentemente la nación aportó mucho más que los socios extranjeros. Por eso, es una afrenta feriarla para atemperar las afugias de Samper.
Enormes ventajas sobre la competencia
Las ventajas de CMSA sobre las empresas niqueleras del mundo son enormes: a) Es una mina trabajada a tajo abierto, por lo tanto libre de las grandes inversiones necesarias para construir los socavones. b) El tenor de su níquel es 2.9%, cuando en las demás minas del mundo no pasa de 1.5%. c) Los bajos costos de la energía consumida: eléctrica de origen hídrico, carbón sacado de minas ubicadas a muy corta distancia y gas natural extraído de pozos en Córdoba y en Sucre. d) Excelente productividad y rentabilidad, que le permitieron cubrir las deudas en cuatro años, cuando logró buenos precios del níquel en el mercado mundial. Entre 1987 y 1991, CMSA canceló deudas por 340 millones de dólares.
Si esto hizo en cuatro años, tiene razón la Gencor, firma compradora, en estar feliz como lo reseña la prensa, pues bien puede esperar que su inversión sea recuperada en sólo dos años y de ahí en adelante dedicarse a usufructuar sus ganancias.
El tamaño del negocio lo podemos mirar teniendo en cuenta las cifras de producción de níquel en los últimos años: 40.6 millones de libras en 1990, 54 millones en 1995, y la Gencor espera llegar a producir 60 millones de libras en 1997y 100 millones en el año 2000.
Mientras esto calcula la multinacional, el gobierno samperista prefirió malbaratar por unos cuantos pesos la seguridad de unos ingresos permanentes.
Frente a este atropello, el sindicato de CMSA asumió una posición de lucha y denuncia que no fue empañada por la actitud de abierta traición de unos pocos trabajadores que aceptaron el vergonzoso papel de calanchines de la empresa extranjera y trataron de comprometer al resto en la compra miserable de un pequeño porcentaje de acciones.