Por Gustavo Triana
Tras cuatro meses de luchas, la USO acordó con Ecopetrol la convención colectiva para el período 1995-1997. Definida como una negociación contra el «pacto social», los intentos privatizadores del gobierno y por la estabilidad de la USO, los trabajadores arrancaron finalmente un aumento salarial de 22.5 %, con retroactividad al 1° de enero de 1995, rebasando la anterior vigencia, que se cumplía el 1° de marzo. Además, consiguieron significativos avances en materia de política petrolera y conquistaron nuevos logros en prestaciones.
Importantes avances en política petrolera
El punto convencional relativo a política petrolera se resume en el fortalecimiento y defensa de Ecopetrol. La USO obtuvo del gobierno una serie de compromisos concretos que frenan el proceso privatizador, y señaló su desacuerdo con el proyecto oficial que busca dividir la empresa.
Gracias a la firmeza de los trabajadores, será directamente Ecopetrol la que explore y explote el promisorio campo de Coporo, situado entre los departamentos de Meta, Casanare y Cundinamarca. Los estudios de superficie pronostican un yacimiento similar a los de Cusiana y Caño Limón, superior a los mil millones de barriles, riqueza que triplicará las reservas de la estatal petrolera. Fue una conquista de gran valor estratégico, pues ya Samper había anunciado que también este pozo se entregaría a las multinacionales.
La convención logró el compromiso de construir en Barranca una planta de refinación con capacidad de carga de 50 mil barriles diarios de crudo, que permitirá disminuir las importaciones de gasolina. La inversión ascenderá a más de 160 millones de dólares.
Se suscribió el compromiso de ampliar las plantas de polietileno y productos aromáticos de la actual refinería, y que Ecopetrol operará la Concesión Río Zulia, en Norte de Santander, antes en manos de la Chevron y del Grupo Santodomingo, que revirtió al Estado el 24 de abril, como fruto de otra importante batalla de la Unión Sindical Obrera. Cuando la ministra del Medio Ambiente, maniobrando en favor de la multinacional y el grupo financiero, alegó problemas de contaminación y ordenó cerrar los trabajos, los veinticinco obreros y técnicos que allí laboran se tomaron el campo, borraron los letreros del Grupo Santodomingo y pintaron los de Ecopetrol. Con la convención colectiva, este personal quedó integrado a la nómina de la empresa estatal.
Como una forma de frenar la reducción de la nómina se destaca que 158 trabajadores temporales serán enganchados con contrato a término indefinido.
Contra los propósitos gubernamentales de desmonte paulatino de la empresa, los trabajadores hicieron que quedara consignada la decisión de reponer los equipos necesarios para el mantenimiento de los pozos. Además, Ecopetrol operará directamente el Nuevo Oleoducto Central de los Llanos, que también se pretendía ceder a las trasnacionales.
La USO continuará exigiendo que sea Ecopetrol la que lo administre.
Reivindicaciones económicas y estabilidad sindical
En materia económica se lograron incrementos hasta de 40% en las partidas de educación y en los subsidios de transporte, alimentación y arriendo. Se aprobaron 800 préstamos para mejoramiento de vivienda y 2.580 para adquisición de computadores personales. Los aprendices del SENA se verán también beneficiados.
Con respecto a la estabilidad de la USO, ésta ha exigido una pronta solución para los dirigentes detenidos y las órdenes de captura que pesan todavía contra algunos trabajadores y dirigentes. En cuanto a las sanciones disciplinarias y levantamientos de fueros, se convino que no habrá despidos y las sanciones se reducen sustancialmente.
Es digno de resaltar que los triunfos obtenidos en esta negociación fueron posibles por la extraordinaria unidad que reinó en la Unión Sindical Obrera y entre los negociadores elegidos, así como por el apoyo de la CGTD y de las fuerzas consecuentes de la CUT, lo cual debe servir de ejemplo para futuros combates de los trabajadores colombianos.
El proletariado petrolero acaba de escribir una nueva página triunfal en su ya largo batallar. En esta ocasión, Samper y los demás subastadores de la riqueza nacional no lograron imponer el pacto social y encontraron freno a sus propósitos de engullirse la primera empresa nacional.