HISTÓRICA MARCHA CAFETERA

Por Juan Ahumada Farietta

Jamás la capital caldense había presenciado una protesta de la magnitud de la Marcha Nacional Cafetera del pasado 29 de marzo. Más de treinta mil cultivadores se concentraron en los alrededores de la Plaza de Toros, desfilaron por la carrera 23, abarrotándola, y colmaron la Plaza de Bolívar y las calles adyacentes.

La alta burocracia de la Federación desató una campaña de calumnias, sosteniendo que se trataba de un movimiento de personas ajenas a los campesinos. Afirmaciones que no engañaron a nadie pero que sí dejaron en ridículo a quienes así mentían. La movilización constituyó un reconocimiento a Fabio Trujillo, Jorge Robledo, Aurelio Suárez y demás dirigentes que durante años forjaron con acierto y paciencia la hoy poderosa organización.

Los manizaleños, entusiasmados, saludaron con pañuelos blancos, serpentinas, aplausos y voces de aliento a los agricultores. Las ruanas, sombreros, carrieles y fiambres; los rostros curtidos y las manos callosas; las pancartas en las que aparecían garrapateados los nombres de sitios olvidados de la geografía nacional, así como de otrora prósperos y pujantes municipios, testimoniaban el carácter nacional de la movilización, el desespero de los agricultores y la decisión de exigir al gobierno de Samper solución a sus atribulaciones y el cumplimiento de las promesas que en las afugias electorales hiciera el entonces candidato a la presidencia.

La Plaza de Bolívar lucía una gigantesca pancarta en la que se resumían las cuatro reivindicaciones de las 300 mil familias acosadas por la aplicación de las políticas neoliberales: primera, condonación de la impagable deuda con las entidades financieras; segunda, pago del café con un precio justo; tercera, declaración inmediata de la emergencia fitosanitaria nacional para el control de la broca y, cuarta, defensa de las instituciones cafeteras.

Al inicio del acto los concurrentes escucharon alborozados el documento con el que los obispos expresaron, una vez más, su total respaldo a los justos reclamos, en particular al perdón de las obligaciones crediticias, como única forma de evitar la pérdida de las propiedades.

Jorge Enrique Robledo Castillo, coordinador de la agremiación, señaló que «la defensa de los cafetaleros se complica porque las agencias internacionales de crédito tienen en la mira a los pequeños, a los medianos y a los grandes finqueros, a todos los cuales hay que defender del minúsculo grupo de parásitos que decidió liquidar la producción colombiana».

El secretario nacional, Aurelio Suárez Montoya, refutó la aseveración de que no se pueden condonar las deudas porque eso es violatorio de la Constitución, siendo que en Colombia ninguna norma es respetada cuando se trata de favorecer a los pulpos económicos.

El máximo dirigente de la rebeldía cafetera y presidente de la Unidad, Fabio Trujillo Agudelo, denunció: «Nos quieren enmarcar dentro del pacto social, limitándonos el aumento al 18%, y haciéndonos lo de siempre: manejándonos los ingresos de acuerdo con los asuntos monetarios y fiscales del gobierno, porque al fin y al cabo para ellos se trata del problema de un montón de débiles y pobres». Y concluyó anunciando la posibilidad de un paro nacional, si persiste la actitud oficial de no resolver los gravísimos problemas del gremio.

En medio de los gritos de paro, intervinieron los representantes de las delegaciones departamentales: Elio Martínez, Quindío; Eugenio Ramírez, Antioquia; Alberto Bustos, Cauca; Gabriel Gómez Gaviria, Cundinamarca; Jaime Hernández, Huila; Alirio Granada, Valle, y Ramón Nivia, Tolima. También hablaron el senador Mauricio Jaramillo, el presidente de la Cooperativa de Caficultores de Armenia, Ancízar López, y el presidente del Comité Intergremial del Meta, Eudoro Álvarez. Jorge Santos, senador del MOIR, dio a conocer el proyecto de ley por medio del cual se busca condonar las deudas.

Directivos nacionales de los sindicatos de Telecom, Caja Agraria y ACEB se trasladaron desde Bogotá en demostración de apoyo. Diputados, concejales y concejos en pleno del Viejo Caldas firmaron mociones de respaldo y algunos cabildos se comprometieron con las tareas que determine la Unidad Cafetera Nacional. Los medios de comunicación reconocieron los hechos y, con mayor o menor simpatía, dedicaron titulares y grandes espacios a la jornada. Al final, las delegaciones se dispusieron a regresar, decididas a sacar adelante las nuevas tareas que demanden los objetivos patrióticos y reivindicativos de los cafeteros colombianos.

Que las luchas encabezadas por la Unidad Cafetera han sido correctas y exitosas lo demuestran las medidas que en los primeros días de mayo debieron tomar el gobierno y la Federación, las que no hubieran sido aprobadas sin la enérgica posición asumida. Sin embargo, esas concesiones no son suficientes para resolver los gravísimos problemas de los productores. Y, además, de todos es sabido que en el paquete de disposiciones sólo 2.500 millones son aportados por el gobierno, mientras los otros 190 mil millones son en verdad ahorros de los mismos cafeteros. Y para entregar esos recursos quieren rematar las instituciones del sector, como ocurre con la corporación Concasa.

Los principales dirigentes de la Unidad Cafetera se reunirán en Pereira el 24 de mayo, con el objetivo de aprobar la realización del paro nacional que exija a Samper la solución cabal de los problemas que los aquejan.