El racionamiento del fluido eléctrico es en Chaparral el pan de cada día, lo cual afecta gravemente la atención hospitalaria, las actividades comerciales y las labores escolares. En enero de 1990, con presidente de la República a bordo, se inauguró el acueducto por gravedad, del que, pasados unos meses, la gente ha terminado por decir: «El acueducto, de gravedad». La obra costó 450 millones de pesos y Chaparral sigue sin agua. La lucha por la mejora del servicio y contra los cobros injustificados estuvo encabezada por nuestro camarada Harry Fúneme, asesinado el 27 de agosto, quien organizó comités de usuarios para oponerse a la estratificación y al alza de los servicios públicos. El objetivo sigue sin solución y el pueblo chaparraluno, que no será inferior a su tradición, se apresta para nuevas y arduas batallas.